Boletín UNAM-DGCS-112
Ciudad Universitaria
![]() |
![]() |
Pie de fotos al
final del boletín
MITOS, RITOS Y CANTOS, ELEMENTOS ESENCIALES DE LA RELIGIÓN AZTECA: PATRICK JOHANSSON
·
Podría considerarse como un afán de saber,
de relacionarse con el exterior, señaló el investigador de la UNAM
·
El tributo, el principio de reciprocidad y
la guerra fueron algunos de los principios que determinaron a la sociedad
azteca, refirió el especialista Enrique Semo
· Participaron en el ciclo de conferencias Los aztecas en tiempos de la Conquista, efectuado en la Casa de las Humanidades de la UNAM
Mito, rito y
canto fueron elementos primordiales para la transmisión y estructuración de la
religión azteca; no obstante, los conjuros y procedimientos mágicos también
formaron parte de este sistema, afirmó Patrick Johansson, investigador del
Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM.
Al dictar la conferencia La
religión entre los aztecas, efectuada en la Casa de las Humanidades dentro del
ciclo Los aztecas en tiempos de la Conquista, añadió que para ellos esta faceta
era discursiva, es decir, relatos destilados de pueblos aún más antiguos que
constituyeron una cognición incipiente y totalizante. A su vez, las ceremonias
establecieron un lenguaje, al cual estaban aunados los cantos, precisó.
Religión, señaló, significa
religar las cosas; sin embargo, éste tópico no siempre se remite al acto de
vincular el ámbito de lo sobrenatural, de los dioses, sino también a
reconocerlo como evento de conocimiento. En ese sentido, podría considerarse
como un afán de saber, de relacionarse con el exterior; por ello, se piensa que
se comenzó a generar esta actividad a través de mitos, ritos y cantos.
Así, aseveró, la creencia no
es sólo una institución humana. Al igual que la evolución de los seres vivos,
tiene historia; sobre todo en el caso de los antiguos mexicanos, porque entre
ellos estaba profundamente arraigada en lo sensible. Vista así, como factor
cognitivo, con elementos extra corpóreos, tiene la función de ubicar al hombre
dentro de su contexto natural y divino.
En ese sentido, la irrupción
del cristianismo supuso una hipertrofia de valores celestiales como conciencia,
inteligencia y luz, en detrimento de otros, pues la concepción indígena no se
consideró sólo como dogmas y creencias. En ella, el ser humano tenía también
raíz animal y no sólo ese espíritu para trascender una situación determinada.
Al hacer referencia a su
historicismo, se revela su sincretismo con elementos toltecas y chichimecas. En
esta cultura, al igual que en muchas otras comunidades mesoamericanas, no había
una línea divisoria entre lo real y lo irreal. Para estos grupos existía una
dualidad, clave de su fe, comentó el historiador.
El movimiento, acotó, también
fue un aspecto importante, pues sin este factor no había vida. “Aquí se puede
hablar también del tiempo, el cual envejecía y moría cada 52 años, para dar
lugar al fuego nuevo”. Era un elemento sagrado que llevaba a la muerte a través
de la decrepitud. No obstante, ellos no le temían, sino al caos que podría
venir si el mundo se volvía viejo sin redención.
No era el fin, sino un vientre
como el de una mujer embarazada que reciclaba al tiempo y a los seres muertos.
Así era el Mictlán, una relación entre el deceso y el aspecto genésico. Por
ello, muchas de sus divinidades mortuorias tenían carácter femenino, indicó.
Por su parte, el especialista
Enrique Semo, al dictar la conferencia La economía de los aztecas en el momento
del encuentro, consideró que esta sociedad estaba regida por cuatro grandes
principios determinantes de la distribución de los recursos en el proceso
productivo, de la fuerza de trabajo e ingreso: el tributo, el mercado y tráfico
a larga distancia, el principio de reciprocidad y la guerra. “Para el mexicano
actual, la ley de la reciprocidad con los amigos es mucho más importante que la
del Estado”.
El más importante era el
gravamen, aseveró; no obstante, la economía del complejo militar era lo más
importante en la sociedad, por ello dedicó y obtuvo enormes recursos de esta
ocupación, la cual fue inalterable durante toda su existencia.
No había un sistema de precios
que rigiera la sociedad, ni tampoco el mercado asignaba recursos para
determinados fines, dijo. Sin embargo, es posible establecer una base en
función de las actividades realizadas. El primer elemento fue una agricultura
intensiva basada en sembradíos permanentes, el riego en diferentes tipos, el
uso abundante de fertilizantes y la modificación artificial de la superficie de
los campos. Junto a ello, una variedad de caza, pesca y recolección de insectos
comestibles alrededor del lago, abundó.
También un trabajo artesanal
altamente desarrollado, ejercido tanto en unidad familiar como por trabajadores
especializados, separados total o parcialmente del campo, mencionó. Aunque el
mayor progreso se encuentra en la construcción. El factor productivo más
importante y que permitió superar las carencias tecnológicas de este pueblo fue
el uso masivo del trabajo humano altamente organizado.
Su rama más débil fue el
transporte. En Mesoamérica no había animales que soportaran cargas pesadas y,
por lo mismo, no conocían las carretas. Además, a pesar de tener canoas,
desconocían las velas, concluyó.
-o0o-
FOTO 1.
Patrick Johansson, investigador del IIH de la UNAM, afirmó que mito,
rito y canto fueron elementos primordiales para la transmisión y estructuración
de la religión azteca.
FOTO 2
Para el especialista Enrique Semo la economía de los aztecas estaba regida por cuatro principios: el tributo, el mercado y tráfico a larga distancia, el principio de reciprocidad, y la guerra. Dictó una conferencia en la UNAM.