Boletín UNAM-DGCS-108
Ciudad Universitaria
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EXPERIMENTA PROCESO
DE CAMBIO Y RENOVACIÓN EL TELÉGRAFO MEXICANO
A casi 155 años de que en México se realizara
la primera transmisión telegráfica, especialistas de la UNAM reconocieron que
este medio de comunicación experimenta un proceso de cambio y renovación, como
sucede en casi todas las actividades sociales, debido a los adelantos
tecnológicos.
Al respecto, Mario Alfredo Ibarra
Pereyra, académico de la Facultad de Ingeniería, comentó que este instrumento
tuvo una larga época de gloria. No hay comparación con las computadoras,
relativamente nuevas, pues tendrán 30 años, y las redes dos décadas, mientras
que este instrumento tuvo más de una centuria de vida productiva.
“Decir que vive una severa crisis es como
asegurar que un anciano, con logros importantes, está en problemas. Llega un
momento en que no se puede ir más allá, pero cada etapa de la vida es
importante”, subrayó. Lo cierto es que ha disminuido su campo de aplicación y
hoy se utiliza, sobre todo, para casos particulares, emergencias,
entretenimiento, pero en lo comercial ya no es usual.
Sin embargo, argumentó, no hay patrón
comparativo entre una emisión telegráfica y otra que utiliza megabites por
segundo, ni pensar en emplear el telégrafo al lado de Internet y el correo
electrónico, pues son completamente diferentes.
Informó que hasta hace 25 años la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes (SCT) poseía una red de empleados trabajando con
clave Morse. Pero si hoy alguien quiere enviar un telegrama utiliza la
computadora. No obstante, es un sistema robusto, al cual no le afectan
condiciones climáticas o ambientales adversas.
Por su parte, Juan Domingo González, jefe de la
oficina de Telecomunicaciones de México (Telecomm) Telégrafos en Ciudad
Universitaria, agregó que este medio vive una transformación técnica en cuanto
a sus principios. Ahora, su perspectiva debe centrarse en las transferencias de
dinero, como se ha hecho en los últimos años.
Reconoció que este servicio ha perdido
clientela, sobre todo porque hace más de una década se abrió el mercado de
envíos monetarios, y eso provocó que la gente comparará tarifas y efectividad.
Mario Alfredo Ibarra reiteró que el telégrafo
no vive una situación de riesgo, aunque así se haya pensado cuando la telefonía
alámbrica alcanzó su máximo apogeo y los sistemas de radio abarcaban todo el
mundo. Después empezaron las transmisiones de datos de alta velocidad, la
comunicación celular y comenzó a ser desplazado. Pese a ello, no hay
posibilidad de que este medio y el código Morse desaparezcan. Lo más importante
es resaltar este lenguaje.
González Gámez aseveró que en la actualidad
Telecomm trabaja en una red interna, una Intranet; es decir, todo se hace a
través de un sistema en línea. Empero, el problema es el acceso a las
comunidades más lejanas del país, que a veces se ha resuelto a través de
cableado o antenas.
Ello ha provocado diferencias en la tecnología
utilizada, porque incluso en el Distrito Federal hay oficinas en donde se
enlaza a través de un módem, como si se conectaran a Internet, expresó.
Telecomm cuenta con más de mil 500 oficinas, de
ellas 88 se localizan en la Ciudad de México. Una de sus situaciones es la
paulatina disminución de usuarios en la década reciente. Una estrategia ha sido
vincularse con la televisión por cable para efectuar cobros, pero en el rubro
de transferencia de dinero sí ha habido disminución.
Hasta el año 2000, de acuerdo con
información de Telecomm, disminuyeron los telegramas, al pasar de 7.1 a 3.65
millones, lo que representó un descenso de mensaje de 48.6 por ciento. No
obstante, los giros monetarios aumentaron en 202 por ciento, al pasar de 8.6 a
26.1 millones.
Según la SCT, hasta este año había
mil 555 administraciones telegráficas en todo el país, con 9 mil 844 personas
empleadas. Las entidades con mayor número de oficinas son la capital de la
república, con 88; Jalisco, 101; y Oaxaca, 113. Los estados con mayor personal
son Distrito Federal, 2 mil 554; Veracruz, 639; y Jalisco, 477 trabajadores.
Refirió que el futuro del telégrafo es
promisorio, siempre y cuando “entendamos que la tecnología es fundamental para
este negocio. Pero si no se invierte en ella más que en promociones y en otros
rubros, no crecerá como empresa. La competencia no es tan grave como para
anularnos del mercado: somos competitivos en precio, somos más baratos, y en
rapidez”.
Los primeros puntos y rayas
El telégrafo fue uno de los primeros inventos
en utilizar la energía eléctrica, lo cual permitió que los mensajes llegaran a
lugares remotos por medio de cables. De hecho, el vocablo proviene del griego
"tele" que significa lejos y "graphos", que quiere decir
escribir.
Tuvo diversos precursores, el principio fue una
botella que utilizó un físico inglés para transmitir una corriente eléctrica a
través de un pequeño cable. Años después fue creado el primer prototipo. Poco a
poco se perfeccionó, y mientras en el Reino Unido, Cooke y Wheatstone
trabajaban para lograrlo, en Estados Unidos, Samuel Morse hacía lo mismo, pero
con un sistema diferente y efectivo, por ello se le reconoce como el inventor
del telégrafo eléctrico en América, conformado por una batería y un magneto. El
24 de mayo de 1844 mandó el primer telegrama desde Washington hasta Baltimore.
Además, para utilizar este aparato, inventó el
alfabeto Morse, en el que las letras se representan con una combinación de
rayas y puntos traducidas en cuanto llegan a su destino.
Ibarra Pereyra consideró a este
sistema óptimo, adelantado más de 100 años a la teoría moderna de la
información; es decir, los modelos matemáticos reconocieron su utilidad, porque
es rápido, un buen operador puede telegrafiar tan veloz como una persona habla.
No es obsoleto, recalcó, porque hasta en las
cápsulas espaciales, junto a los equipos de comunicación más sofisticados está
una llave telegráfica para enviar tres puntos, tres rayas, tres puntos, que
significa SOS, ayuda. Los astronautas lo conocen, se usa para emergencias, y
prácticamente nunca desaparecerá.
Su
historia en México empieza con el español Juan de la Granja, quien jugó un
papel protagónico a mediados del siglo XIX. Fue, según su epitafio: "El
primero que estableció en la república el telégrafo electromagnético". El
10 de mayo de 1849 obtuvo la concesión para introducir este sistema en el país.
La demostración pública se realizó el 13 de
noviembre de 1850, mediante un mensaje de Palacio Nacional al Colegio de
Minería, y la primera línea se tendió entre la capital y el pueblo de
Nopalucan, Puebla, inaugurada el 5 de noviembre de 1851 por el entonces
presidente Mariano Arista. Esto ocurrió a seis años de haberse inaugurado el
primer cable en Estados Unidos, entre Washington y Baltimore.
Por la importancia y avance de otras
innovaciones como el ferrocarril, en 1852 se abrió la primera compañía de
telégrafos en México. De inmediato hubo interesados en invertir en líneas,
aparatos y en preparar especialistas en estos equipos, porque las empresas
petroleras y mineras necesitaban ferrocarriles y comunicaciones.
Desde su nacimiento participó en innumerables
ocasiones para forjar el destino nacional, ya sea con Benito Juárez, durante la
Reforma y la Intervención Francesa, o con el movimiento armado de 1910.
En sus batallas, liberales y conservadores se
hacían acompañar de un telegrafista para mantenerse en constante comunicación
con sus tropas. Para numerosos historiadores, el papel que desempeñaron en la
Revolución fue, en algunos casos, decisivo.
Así, en 1921 se fusionaron Correos y
Telégrafos, lo que provocó que los operarios de estos últimos se sintieran
subestimados. El 14 de febrero de 1933 iniciaron un paro de labores organizado,
fecha que con el tiempo serviría para celebrar el “Día del Telegrafista”.
A partir del 20 de agosto de 1986, Telégrafos
Nacionales, dependencia de la SCT, se convirtió en un organismo público
descentralizado: Telecomm.
Juan Domingo González Gámez explicó que esta
sucursal surgió al erigirse Ciudad Universitaria y se ha mantenido el número de
clientes en los últimos cinco años. Si bien en algún momento bajó su presencia,
a últimas fechas se ha recuperado. “Está relacionado con el cambio de las
generaciones de estudiantes, a algunas les conviene más el envío del dinero de
sus padres a través del banco, y a otros por Telecomm”.
Como es de esperarse, 90 por ciento de sus
clientes son estudiantes y trabajadores de la Universidad, y el resto
habitantes de los alrededores. La UNAM requiere mandar telegramas para diversos
asuntos, y las principales facultades que lo hacen son las de Psicología,
Ingeniería, Arquitectura, Derecho, y Filosofía y Letras.
Al mes acuden a la sucursal entre 450 y 500
usuarios. Los servicios que ofrece son: transferencias de dinero, telegramas,
fax y cobro por cuenta de terceros (pago de televisión por cable y tiempo
aire).
Refirió que el número de mensajes enviados cada
mes es variable, depende de los periodos vacacionales, intersemestrales y
demás, cuando la demanda de servicios baja de forma considerable. En ocasiones
se envían 500 al mes, pero en otros sólo 10 o 15.
Hoy, subrayó Ibarra Pereyra, es difícil
cuantificar su impacto en México, porque el país ha sufrido muchos problemas
sociales. Sin embargo, en el Día del Telegrafista es bueno honrar a esta gente,
destacarle su trabajo y su aportación al progreso nacional. “A los mexicanos
nos gusta que se nos reconozca lo que hacemos. Nos sentimos bien cuando nos
dicen que hacemos una buena labor”.
Por último, para Juan Domingo González es
importante celebrar este día, siempre y cuando se genere un ambiente de equipo
e identidad para los trabajadores del ramo, concluyó.
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Noventa por
ciento de los clientes de Telecomm en Ciudad Universitaria son estudiantes y
trabajadores. Las principales facultades que mandan telegramas son las de
Psicología, Ingeniería, Arquitectura, Derecho, y Filosofía y Letras.
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Juan Domingo
González, jefe de la oficina de Telecomm en Ciudad Universitaria, afirmó que la
perspectiva del telégrafo debe centrarse en las transferencias de dinero, así
como en novedosos servicios para los usuarios.
FOTO 03
Mario Alfredo
Ibarra Pereyra, de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, reiteró que aunque el
telégrafo no vive una situación de riesgo ha disminuido su campo de aplicación
y hoy se utiliza para emergencias y entretenimiento, pero en lo comercial ya no
es usual.