06:00 hrs.  23 de Diciembre de 2005

 

 

Boletín UNAM-DGCS-1047

Ciudad Universitaria

Pie de fotos al final del boletín

 

INVESTIGAN PAPEL DE GENES Y SUSCEPTIBILIDAD A ENFERMEDADES

 

·        Patricia Ostrosky encabeza un equipo adscrito al Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM para tal fin

·        Ello explicaría por qué si dos sujetos se exponen a los mismos agentes, uno puede presentar problemas cardiacos y otro diabetes, señaló

·        Desarrollan proyectos relacionados con el gen CYP2D6 que, entre otras cosas, metaboliza las anfetaminas, dijo

 

Científicos universitarios estudian la susceptibilidad de los seres humanos para desarrollar enfermedades y su vinculación con la carga genética, lo que explica por qué si dos sujetos se exponen a los mismos agentes, uno pueda presentar problemas cardiacos y otro diabetes, señaló Patricia Ostrosky, adscrita al Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM.

 

Agregó que las cuestiones hereditarias dan cierto tipo de respuestas de acuerdo con el medio ambiente; por ello sólo entre 5 y 10 por ciento de los cánceres son transmitidos, pues entre 90 y 95 por ciento se deben a interacciones de susceptibilidad con el entorno.

 

Otro ejemplo es el alcohol. “Se sabe –comentó– que hay genes de alcoholismo, pero si la persona nace en una población donde nadie bebe licor, aunque tenga la propensión no lo va a desarrollar; mientras que si el individuo no lo porta, pero tiene muchos problemas emocionales puede convertirse en un bebedor”.

 

Estas unidades, continúo la experta, son secuencias ordenadas de nucleótidos que contienen el código específico para producir una proteína. Aunque todos los individuos tienen los mismos, entre algunos se han encontrado más de 10 millones de cambios en uno de cada tres nucleótidos, los cuales se conocen como polimorfismos, responsables de la susceptibilidad individual.

 

Ellos afectan la manera como las substancias se metabolizan y, por lo tanto, argumentó, si se activan o son rápidamente excretadas. Determinan cómo un individuo responde ante una sustancia a la que está expuesto, sea un medicamento o un tóxico en el ambiente y, por tanto, si es efectivo y de utilidad clínica o genera productos nocivos, retenidos por el organismo por largos periodos y con efectos adversos.

 

Por los avances en la ciencia y la tecnología, añadió la especialista, día con día se descubren nuevos métodos para manipular los genes para  disminuir o aumentar la respuesta  individual  a un fármaco o un tóxico según se requiera. En el futuro, se podrá detectar con facilidad qué individuos responderán a un tratamiento.

 

De este modo, expresó, la medicina actual se encuentra en una situación compleja, para la cual se necesitan establecer comités de ética que encuentren respuestas a las interrogantes sobre si se pueden manipular las estructuras fundamentales y hasta dónde es válido hacerlo, y quién determina qué se vale y qué no.

 

Consideró que apenas inicia este trabajo. “Hace menos de un lustro se declaró la secuenciación del 99 por ciento del genoma humano, y todavía no se sabe cuál es la función de muchos de ellos”. En algunos años se empezará a “conocer cómo estudiar a las personas y descubrir quienes son sensibles a ciertos tóxicos y, por ello, susceptibles a desarrollar una enfermedad”.

 

Patricia Ostrosky y su equipo llevan a cabo proyectos relacionados con la susceptibilidad. Uno de ellos tiene que ver con el gen CYP2D6 que, entre otras cosas, metaboliza las anfetaminas, sustancias utilizadas para tratar la hiperactividad en niños, o como droga; incluso, anfetaminas como “éxtasis” son proporcionadas sin conocimiento del paciente en tratamientos para reducir  de peso.

 

Analizan el efecto genotóxico en cultivos de linfocitos con anfetaminas y metanfetaminas. Han encontrado que hay individuos que presentan un alto grado de daño cromosómico y otros que no. Dado que el gen que metaboliza dichas sustancias es el CYP2D6, determinó sus polimorfismos. Los datos indican que la cantidad de afectación tiene que ver con su variante 2, es decir, las personas con este alelo son más sensibles a sufrir los efectos genotóxicos de las sustancias.

 

Otro estudio se vincula con la enzima paraoxonasa (PON). Se identificaron sujetos con tres polimorfismos que metabolizan lentamente al paraoxón, componente de uno de los pesticidas más comunes, y a otros tres que lo hacen rápidamente Se trató con paraoxón in vitro, cultivos de linfocitos de los individuos mencionados y se verifico que dependiendo del tipo de PON habrá mayor o menor perjuicio.

 

La enzima, precisó, se encarga de metabolizar los pesticidas, pero también tiene que ver con el de los lípidos en el organismo. “Personas con ciertos polimorfismos del gen del PON desarrollan problemas de arritmias cardiacas o infartos con más frecuencia”.

 

Otro proyecto, indicó Patricia Ostrosky, aborda el metronidazol, utilizado como tratamiento de elección contra la amibiasis. Se tienen “datos que indican que pudiera ser carcinogénico para el ser humano”. Pero, se considera que el porcentaje de quienes lo desarrollarán será bajo, pues tiene que ver con cómo cada quién lo metaboliza.

 

Por ello, recalcó, estudian dicho proceso y ven si hay diferencias individuales. Asimismo, quieren determinar el gen que se encarga de procesar el medicamento. Este tipo de análisis tiene consecuencias: hay discusión sobre la carcinogenicidad de los pesticidas, radiaciones electromagnéticas y aún las dosis bajas utilizadas en las mamografías.

 

Las discrepancias entre los estudios sobre el tema en el mundo entero se deben a las diferencias individuales en susceptibilidad.  Si se entienden se podrá prevenir la enfermedad y no tratarla, con lo que se reducen los costos para la sociedad y, aún más importante, el sufrimiento del paciente y de su familia, concluyó.

 

-oOo-

 

FOTO 01

Patricia Ostrosky y su grupo del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM desarrollan proyectos relacionados con la susceptibilidad con el gen CYP2D6, que metaboliza las anfetaminas.

 

FOTO 02.

Patricia Ostrosky, del IIBm de la UNAM, indicó que aunque hay genes de alcoholismo, si la persona nace en una población donde nadie bebe licor, aunque tenga la propensión no lo va a desarrollar.