Boletín
UNAM-DGCS-1009
Ciudad Universitaria
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final del boletín
GANA UNIVERSITARIA PREMIO JAIME WOOLRICH
·
Norma Araceli Bobadilla Sandoval, del IIBm
de la UNAM, obtuvo el galardón entregado por el Fideicomiso del mismo nombre y
el Hospital General de México
·
La investigadora, junto con Victoria Ramírez
González, de la misma entidad universitaria, encontró una molécula que funciona
como biomarcador de daño renal
·
Esta proteína va a tener una implicación
clínica importante, porque permitirá evaluar casos tempranos que en muchas
ocasiones es difícil detectar
Norma Araceli Bobadilla
Sandoval, integrante del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIB) de la
UNAM y del Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición, recibió el Premio Jaime
Woolrich entregado por el Fideicomiso del mismo nombre y el Hospital General de
México.
El Comité Técnico de dicho
Fideicomiso determinó otorgar el reconocimiento por su trabajo titulado:
“Kidney Injury Molecule-1 (KIM-1) as a Sensitive Assay for Early Detection of
Kidney Tubular Injury”, presentado en coautoría con la también investigadora
del IIB Victoria Ramírez.
Dicha distinción la recibió
durante una ceremonia que se llevó a cabo en el Auditorio “Abraham Ayala
González” del Hospital General de México. En dicho acto estuvieron diversos
funcionarios de salud, así como el director de la Facultad de Medicina (FM),
José Narro Robles.
La académica apuntó que la
insuficiencia renal aguda determinada por causas diversas tiene alta morbilidad
y mortalidad en enfermos de terapia intensiva. A pesar de los avances
terapéuticos actuales, inclusive con procedimientos dialéticos, el tratamiento
se da de forma retrasada.
A decir de Bobadilla Sandoval, este premio reconoce un
trabajo que se realiza con una molécula conocida como de daño renal, proteína
descubierta recientemente; hace como ocho años fue clonada, y se encontró que
su expresión era mínima en condiciones normales en el tejido renal.
Después, en estudios posteriores, explicó, investigadores
se dieron cuenta que cuando se induce una afectación al tejido renal, esto
induce su aumento.
Abundó que después, en el laboratorio empezó, junto con
su equipo de trabajo, a estudiar a esta molécula para ver si realmente era un
buen marcador de daño renal. Lo que se hizo fue un diseño sencillo pero a la
vez se buscó qué tan importante era como biomarcador para indicar diferentes
etapas de daño.
Así, se confirmó su utilidad para tal fin, que nos
permite diferenciar desde lesiones incipientes hasta severas. Conforme aumenta
por isquemia, se incrementa en forma proporcional la expresión de esta
molécula, y se cree que esta proteína va a tener una implicación clínica
importante, porque permitirá evaluar el malestar temprano que en muchas
ocasiones es difícil detectar, detalló.
Por ejemplo, dijo, muchos pacientes que llegan a terapia
intensiva y que sufren de insuficiencia renal aguda muchas veces egresan y no
saben que tuvieron un proceso que afectó el riñón, y que eso los puede
comprometer a un deterioro progresivo.
Entonces, se cuenta con marcadores endógenos detectados
en orina. Actualmente se realiza una colaboración con la Universidad de
Harvard, en Boston, para buscar metodologías con las cuales evaluar en ese
líquido este tipo de situaciones, afirmó.
Creemos que estamos ante un marcador interesante. En el
laboratorio Victoria Ramírez González efectúa su doctorado, cursa el segundo
semestre y trabaja arduamente con esta molécula para utilizarla como indicador,
precisó.
“En el laboratorio nos interesa esta molécula para todos
los modelos experimentales que estudiamos de daño renal, tener un marcador
sensible que permita detectar la etapa temprana y la progresión de la
enfermedad renal, así como evaluar el éxito de maniobras terapéuticas. No sólo
será útil en la nefrología, sino también en el diagnóstico y manejo de la
insuficiencia aguda. De hecho hemos iniciado un análisis en humanos donde se va
a ver la correspondencia entre el daño y este marcador”, adelantó.
Cabe destacar que la investigadora ha trabajado en el
área de nefrología desde hace 20 años, 15 en el Instituto Nacional de
Cardiología; y desde entonces ha estado interesada en estudiar mecanismos de
progresión de daño renal. Ha trabajado en enfermedades como hipertensión,
diabetes y toxicidad por fármacos. Pero básicamente se ha enfocado a encontrar
estrategias para reducir o prevenir la afectación en el riñón de animales, y
que esto pueda tener una implicación clínica.
En torno al premio, resaltó que “es un honor recibirlo.
Para mí, pertenecer a la UNAM ha sido una gran experiencia y un lugar lleno de
oportunidades, que me han permitido lograr muchas cosas, que probablemente
hubieran sido difíciles de alcanzar. Tenemos mucho apoyo de la Universidad y
del Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición. Estos premios también son retos
que nos empujan a dar siempre lo mejor de nosotros, pero que nos da gusto
recibirlos como reconocimiento a la labor que realizamos”, concluyó.
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FOTO 1
Norma Bobadilla, integrante del
Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, recibió el Premio Jaime
Woolrich, entregado por el Fideicomiso del mismo nombre y el Hospital General
de México.
FOTO 2.
Norma Bobadilla y Victoria Ramírez, investigadoras de la UNAM, presentaron en coautoría un trabajo en donde buscan biomarcadores para daño renal, que les valió obtener el Premio Jaime Woolrich.