10:30 hrs.  02 de Febrero  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-085

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

FESTEJA LA ESCUELA NACIONAL PREPARATORIA EL 137 ANIVERSARIO DE SU PRIMER CICLO ESCOLAR

 

·        La institución atiende en la actualidad a 48 mil estudiantes en nueve planteles

·        Es paradigma de la educación media superior en México y América Latina, aseguró el director general de la institución, Héctor Herrera León y Vélez

·        Su inicio de cursos marcó el paso de la educación religiosa a la laica, coincidieron los profesores entrevistados

 

Al cumplirse el 137 aniversario de la inauguración de cursos de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP), la institución se erige hoy como paradigma de la educación media superior en México y América Latina. En sus nueve planteles registra una matrícula de 48 mil alumnos, atendidos por casi tres mil profesores, de cuyas aulas han egresado cinco ex presidentes mexicanos, hecho sin precedentes en la historia de las entidades educativas del país.

 

Desde su primer ciclo escolar, el 3 de febrero de 1868 –el cual arrancó con una población de 900 alumnos–, la ENP ha sido uno de los centros más destacados en la educación y la cultura nacionales.

 

Hasta nuestros días ha albergado entre sus académicos a las mentes más brillantes del país, a los más distinguidos humanistas, científicos y artistas, quienes han formado a generaciones enteras, a figuras clave de la historia mexicana.

El actual director de la ENP, Héctor Herrera León y Vélez, así como sus destacados profesores Manuel Granados Navarrete, Julieta Pérez Monroy y Roberto Oropeza Martínez, coinciden en que hoy la Escuela representa el modelo educativo que marca la pauta en la enseñanza media superior, no sólo en México, sino en Latinoamérica, y ha logrado consolidarse como una institución fuerte y de vanguardia.

 

Los cuatro preparatorianos de amplia trayectoria consideran que este sistema marcó en la historia del país, quizá más que ninguna otra, el paso de la educación clerical a la laica, y surgió con una filosofía positivista.

 

“En sus inicios fue objeto de severas críticas porque era la representación misma de la educación laica que planteaban los liberales. Era el ejemplo de cómo se estaba trasladando el control de la educación del clero hacia el Estado e incluso fue vista como escuela para ateos por los sectores más conservadores”, narra la historiadora Pérez Monroy.

 

Explicó: “La Preparatoria viene como resultado de las ideas de la Ilustración que plantean la modernidad y un culto al conocimiento como garantía de progreso”.

 

Por su parte, León y Vélez plantea que la Universidad es el proyecto sociocultural más grande que ha habido en la historia de México, mismo que se inició con la Escuela Nacional Preparatoria.

 

Desde su óptica, estas aulas universitarias ofrecen en la actualidad a los jóvenes estudiantes los mejores profesores, infraestructura superior, así como acceso directo a la investigación, ventajas que pocas instituciones pueden ofrecer.

 

Al ser una Universidad de masas, precisó, se brinda la oportunidad a todos. Así, la Preparatoria recibe alumnos con problemas socioeconómicos. Pese a estas situaciones adversas, continuó, se alcanzan niveles de excelencia en el rendimiento académico, comparables a los de las mejores universidades del mundo.

 

 

 

Sin embargo, opinó, para enfrentar el futuro existen aspectos fundamentales que es necesario fortalecer: el aumento de becas para estudiantes de escasos recursos, así como una mayor profesionalización de los profesores, a través de una maestría para la enseñanza.

 

Los académicos Oropeza Martínez, con 52 años de servicio en la ENP; Granados Navarrete, con 39 años de trayectoria, y Pérez Monroy, doctora en Historia con 22 años de impartir clases –quienes en breve publicarán un libro sobre la historia de la Escuela– manifiestan que la educación media superior, en el ámbito nacional, necesita una atención especial y una instancia rectora por parte del Estado, ya que han proliferado academias de baja calidad en el país.

 

Marco histórico

De acuerdo con información publicada en la misma ENP y con datos proporcionados por los profesores Oropeza Martínez, Pérez Monroy y Granados Navarrete, en el México de 1867 los principales centros de educación media y media superior, como los Colegios Mayores de San Pedro y San Pablo, y el de San Ildefonso, pertenecían a eclesiásticos, cuya formación era dogmática.

 

Al restaurar la República en 1867, el presidente Benito Juárez tenía claro que una de las acciones prioritarias e indispensables era instrumentar un nuevo modelo formativo que desterrara el pensamiento religioso que prevalecía en casi todos los ámbitos de la educación para así crear mentes liberales que le permitieran al país  obtener su verdadera independencia.

 

En este marco, se designó a Antonio Martínez de Castro como ministro de Justicia e Instrucción Pública, encomendándole la reestructuración educativa. El nuevo funcionario nombró a su vez, a Gabino Barreda para establecer las bases de esta situación.

 

Por ello, el 2 de diciembre  de 1867 se decretó la Ley Orgánica de Instrucción Pública en el Distrito Federal, que abarcaba la instrucción Primaria, la Escuela Preparatoria, necesaria para acceder a Estudios Superiores, la Normal para Maestros, la Escuela de Música y la de Sordomudos, entre otras.

Gabino Barreda había viajado a Francia para realizar análisis comparativos en el área de la educación entre 1847 y 1851. Allí conoció a Augusto Comte y la corriente positivista, la cual tomó como base para el Plan de Estudios de la ENP.

 

También, su espíritu nacionalista lo había llevado a enlistarse en el Ejército Mexicano como médico durante la Intervención Francesa, donde conoció al presidente Juárez, lo que le permitió dar a conocer sus ideas educativas. Posteriormente se convirtió en su doctor de cabecera y lideró la reforma educativa.

 

En septiembre de 1867, Gabino Barreda pronunció su trascendente “Oración cívica”, donde expresó sus ideas reformistas acerca de la educación en México. El presidente Benito Juárez lo nombró director de la ENP el 17 de diciembre de 1867 y durante los diez años que fungió en el cargo postuló el lema “Libertad, orden y progreso”, “La libertad como medio, el orden como base y el progreso como fin”.

 

Se encargó de manera destacada de los cursos de lógica y moral. De hecho, abandonó la medicina para dedicarse a la docencia, aunque atendió como médico a Benito Juárez hasta el final y todavía se ocupó de embalsamar el cadáver.

 

Pero lejos de lo que podría suponerse, no condujo a la Preparatoria  por la ruta exclusiva del positivismo e invitó a respetados maestros que no participaban de su filosofía, como Ignacio Ramírez, el “Nigromante”; Ignacio Manuel Altamirano y Manuel Payno.

 

El 3 de febrero de 1868 se inauguraron los cursos en las instalaciones del Antiguo Colegio de San Ildefonso, encabezados por su director, Gabino Barreda, quien diseñó y estableció un programa de cinco años (que incluía lo que ahora es el ciclo de secundaria). Respecto a este contenido el funcionario expresó: “No hay en el plan de estudios materias que sean una carga sin objeto ni conveniencia”.

 

El primer ciclo escolar de la ENP contó con una matrícula de 900 alumnos, todos varones, 200 de los cuales eran internos en el Antiguo Colegio de los jesuitas, cuyos muros se ocuparon como escuela hasta 1980.

 

La Ley de Instrucción Pública y el inicio del periodo académico desataron fuertes controversias entre positivistas, católicos y metafísicos, que continuaron hasta finales de 1868.

 

Dos años después se presentaron los primeros resultados nacionales, pues la reforma del Plan de Estudios del Instituto Literato de Toluca se realizó con base en el proyecto positivista de Gabino Barreda.

 

En febrero de 1871 se iniciaron los cursos libres dominicales de física, química y zoología para los trabajadores, los cuales contaron con una nutrida asistencia.

 

El 26 de febrero de 1878 el presidente Porfirio Díaz obligó a Gabino Barreda a solicitar licencia por tiempo indefinido al cargo de director de la ENP y a sus cátedras.

 

En diciembre de 1880, Ezequiel Montes es designado ministro de Justicia e Instrucción Pública y un año después, en febrero de 1881, Justo Sierra publica “La Universidad, Proyecto de Creación”, en el que se fundamenta y describe la génesis de una nueva Universidad, tomando como base la ideología de Gabino Barreda y el plan de estudios de la Escuela.

 

Ante el fallecimiento de Gabino Barreda el 10 de marzo de 1881, sin ningún reconocimiento gubernamental, la comunidad preparatoriana, los intelectuales, artistas, científicos y mexicanos distinguidos le rindieron un sentido homenaje de cuerpo presente en la biblioteca del plantel donde Justo Sierra pronunció las siguientes palabras: “Tu espíritu aquí queda, mientras la Escuela Nacional Preparatoria viva –y vivirá– lo juramos en esta hora solemne. No llegará a apagarse la lámpara que hoy encendemos en tu tumba”.

 

En febrero de 1882 se inscribe e ingresa a la Escuela, la primera mujer, Matilde Montoya.

 

El 6 de agosto de 1884, el  segundo director de la Escuela, Alfonso Herrera, fue relevado por el maestro Justo Sierra –en calidad de interino–, quien impartió su cátedra de historia general sin goce de sueldo y continuó su labor como diputado federal.

 

El 20 de enero de 1885 es oficialmente sustituido por el militar Vidal Castañeda y Nájera, compañero de curul de Gabino Barreda y Sebastián Lerdo de Tejada, distinguido por mantener la línea liberal y fuerte carácter. Durante su gestión se trasladó la sillería del coro de San Agustín al Salón “El Generalito”, ubicado en San Ildefonso.

 

En noviembre de 1885 aparecieron en el Diario Oficial las reformas a los contenidos de la Escuela, donde por primera vez se crea en el país la asignatura de historia de México, separada de la historia general.

 

En 1895 muere en Cuba el libertador José Martí. Su última carta la dirigió al profesor de la ENP Manuel Mercado, comunicándole la gran impresión que le había dejado la comunidad preparatoriana.

 

En diciembre de 1896 el presidente Porfirio Díaz expidió una nueva Ley para la Instrucción Pública, obra realizada por el profesor preparatoriano Ezequiel A. Chávez, en la que se implantó una reforma profunda a los planes y programas de estudio de la Escuela.  Estableció cursos semestrales y se redujo a cuatro años. Se efectuaron modificaciones en varias materias y en la organización interna del plantel.

 

Ante las protestas, en 1901 se derogó este proyecto, se regresó al ciclo anual y se extendió a seis años, enfatizando la educación de las ciencias, humanidades, educación física y moral.

 

A la licencia del director Vidal Castañeda y Nájera es sustituido por Manuel Flores Conservando, para luego pasar al interinato de Miguel E. Schulz, en 1904.

 

En 1906, bajo la dirección de José Terrés, se constituye la Sociedad de Alumnos, presidida por Alfonso Reyes. En diciembre de ese año es nombrado director Porfirio Parra, quien reafirma el credo positivista y la fidelidad a las raíces barredistas.

 

En enero del siguiente año se reforma el plan de estudios para retornar al ciclo de cinco años establecido por su fundador. En este mismo periodo el presidente Porfirio Díaz decreta que la enseñanza de esa institución será gratuita y laica.

 

Un año antes del inicio de la Revolución Mexicana, el joven Antonio Caso impartió en la Preparatoria un ciclo de conferencias sobre el positivismo. Ese mismo año, el “Ateneo de la Juventud”, conformado por un grupo de destacados académicos y estudiantes, es reconocido como un núcleo de mexicanos que abriría nuevos rumbos en el mundo intelectual del país. Estaba integrado por el propio Antonio Caso, Alfonso Reyes, José Vasconcelos y Diego Rivera, entre otros.

 

El proyecto de Universidad, encabezado por Justo Sierra y Porfirio Parra, inició su discusión el 5 de abril de 1910. El 27 de abril de ese año, el Consejo Superior de Educación clausuró sus sesiones e informó la conclusión del “Proyecto Universitario” y se presentó a la Cámara de Diputados.

 

La Universidad Nacional inició su vida académica el 22 de septiembre con una ceremonia en el Anfiteatro “Simón Bolívar”, incluyendo a la Escuela Nacional Preparatoria y la Escuela de Altos Estudios, dirigida por Porfirio Parra y, para sustituirlo como director de la Preparatoria, se nombró a Manuel Flores.

 

Durante el conflicto revolucionario, la ENP sufrió innumerables vicisitudes. En 1913, el dictador Victoriano Huerta suprimió la doctrina positivista. En esa época fue militarizada, por lo que se declararon obligatorias para sus alumnos la educación física y la instrucción castrense.

 

El servicio militar que se instauró dependió directamente del secretario de Guerra. Este cambio supuso que todo el personal adscrito, desde el director hasta los empleados de la biblioteca, tuvieran grados militares.  Los alumnos estaban sometidos por disciplina a las jerarquías militares anteriores y sólo estarían por encima de los cabos, sargentos y soldados del Ejército, pues se les consideraba cadetes.

 

En 1915 fue nombrado como director interino el reconocido literato Erasmo Castellanos Quinto. Dos años más tarde fue separada de la Universidad por acuerdo del Presidente Venustiano Carranza, quien la subordinó a los municipios y estableció el pago de inscripción, con lo que dejó de ser gratuita. Se abandonó el régimen militar del huertismo, pero no se eliminaron los ejercicios bélicos.

En junio de 1920, Adolfo de la Huerta nombró rector de la Universidad a José Vasconcelos, quien creó el escudo y el lema “Por mi raza hablará el espíritu”. Luego, al recibir el Ministerio de Educación Pública el 3 de octubre de 1921, el autor de “Ulises Criollo” se ocupó de manera significativa de la ENP, reincorporada a la Universidad. Sin perder la línea del positivismo, abrió sus puertas a diferentes corrientes filosóficas y pedagógicas, reimplantando el plan de cinco años bajo la dirección de Ezequiel A. Chávez.

 

Con “el maestro de América” inició una nueva etapa intelectual para México. Con la gran difusión que dio a la lectura combatió el analfabetismo, llevó al pueblo la enseñanza a través del teatro, festivales de música y danza populares y permitió que los muros de los edificios públicos fueran ocupados con los murales de José Clemente Orozco, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y otros más.

 

Luego de la salida de José Vasconcelos de la Secretaría de Educación Pública, se dio un nuevo orden a la educación media, misma que hasta ese momento sólo se impartía en la Preparatoria; en donde fue nombrado director Vicente Lombardo Toledano.

 

La Escuela, desde sus orígenes, tuvo un plan de estudios de cinco años, pero el 29 de agosto de 1925, el Presidente Plutarco Elías Calles estableció las Escuelas Secundarias y vetó el ingreso al primer grado de la ENP. La reforma educativa dejó de lado a la institución, al restarle tres años de estudio que desde ese momento dependerían de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

 

En 1928 inició en la Escuela Nacional Preparatoria la gesta por la autonomía universitaria, obtenida en 1929, bajo el gobierno interino de Emilio Portes Gil. El 13 de julio de ese año fue designado director Pedro de Alba, cargo que ocupó hasta 1933. Doce meses más tarde, bajo la rectoría de Fernando Ocaranza, el Consejo Universitario aprobó el proyecto para retomar el ciclo escolar de cinco años.

 

Ante ello, la SEP presentó una demanda ante la Suprema Corte de Justicia  por violación a los ciclos escolares establecidos en el artículo tercero constitucional, misma que prosperó. Ello obligó a la UNAM a crear el ciclo de “Extensión Universitaria”, conformado por los primeros tres años preparatorianos.

A mediados de los años cuarenta, este ciclo se denominó “Iniciación Universitaria”, origen de la Preparatoria 2 “Erasmo Castellanos Quinto”, único plantel donde actualmente los estudiantes cursan estudios de secundaria y preparatoria.

 

El 6 de enero de 1945 se publicó en el Diario Oficial la Ley Orgánica de la Universidad Nacional Autónoma de México. A partir de los cincuenta se crean los nuevos planteles distribuidos en la Zona Metropolitana: Plantel 1, Gabino Barreda; 2, Erasmo Castellanos Quinto; 3, Justo Sierra; 4, Vidal Castañeda y Nájera; 5, José Vasconcelos; 6, Antonio Caso; 7, Ezequiel A. Chávez; 8, Miguel E. Schulz, y 9, Pedro de Alba.

 

Bajo el rectorado de Ignacio Chávez se realizó un estudio que derivó en una propuesta al Consejo Universitario para ampliar el bachillerato de dos a tres años. A inicio de los setenta se creó el Colegio de Ciencias y Humanidades, una opción para el bachillerato universitario.

 

En 1996, el Consejo Académico de Bachillerato aprobó los nuevos planes de estudio vigentes, donde destacan las materias troncales, básicas, como matemáticas y español. También se incluyeron, de manera formal, las actividades deportivas y artísticas para fortalecer la educación integral.

 

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FOTO 01

Gabino Barreda fue nombrado director de la ENP el 17 de diciembre de 1867 por el presidente Benito Juárez. Duró diez años en el cargo e impulsó el positivismo en México.

 

 

FOTO 02

Escudo de la Escuela Nacional Preparatoria con el lema “Amor, orden y progreso”, variante del creado por su fundador, Gabino Barreda: “Libertad, orden y progreso”.

 

 

FOTO 03

Roberto Oropeza Martínez, Julieta Pérez Monroy y Manuel Granados Navarrete, profesores de la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM, hicieron una semblanza histórica de esa institución.

 

 

FOTO 04

Héctor Herrera León y Vélez, director de la ENP, aseguró que este sistema educativo es paradigma de la educación superior en México y América Latina.