11:30 hrs.  01 de Febrero  de 2005

 

Boletín UNAM-DGCS-081

Ciudad Universitaria

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ENFRENTAN MAYORES EXIGENCIAS Y RETOS LAS MUJERES CON PUESTOS EJECUTIVOS: MABEL BURÍN

 

·        Deben soportar mayor escrutinio y análisis de su vida privada, aseveró la profesora de la Universidad Hebrea Argentina Bar Ilan

·        El “techo de cristal” en su carrera laboral es un factor depresógeno, destacó

·        Dictó la videoconferencia El trabajo académico y la subjetividad de las mujeres profesionistas

 

Las mujeres que en sus carreras laborales desean ocupar puestos ejecutivos, hasta ahora caracterizados como masculinos, deben enfrentar el doble de exigencias y mayores riesgos que sus pares varones, afirmó en la UNAM Mabel Burín, académica de la Universidad Hebrea Argentina Bar Ilan.

 

Asimismo, señaló, deben soportar mayor escrutinio y análisis de su vida privada. Por ejemplo, si tienen hijos, de qué edad y si tuvieran que viajar con quién los dejarían o si piensan embarazarse o casarse.

 

Al dictar la videoconferencia El trabajo académico y la subjetividad de las mujeres profesionistas, efectuada en el auditorio “Mario de la Cueva” de la Torre II de Humanidades, la especialista en estudios de género recordó: “Antes se pensaba que había roles femeninos tradicionales, como el de madre, esposa y ama de casa, que las predisponían para padecer estados depresivos cuando llegaran a la mediana edad”.

 

También, abundó, se consideró que el trabajo remunerado fuera de la casa les representaba un papel de protección para no caer en dicho estado. Bajo esta premisa, precisó, se emprendió un estudio de carácter exploratorio con 30 mujeres de 48 a 55 años, que laboraron en los últimos 25 años.

 

Se encontró que existía un factor potencialmente depresógeno: el “techo de cristal” en sus carreras, es decir, una barrera invisible que no les permitía ascender a niveles superiores en las empresas, destacó al participar en el ciclo de videoconferencias Género y política: discusiones actuales, organizado por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM.

 

Explicó que cuando desempeñan un papel no tradicional, de trabajadora extradoméstica, padecen depresión porque encuentran una barrera. Esta situación les provoca un sentimiento de injusticia porque ven que sus pares masculinos siguen ascendiendo en su escala laboral mientras ellas se detienen y no avanzan, puntualizó.

 

En este estudio, aclaró, se descartó su aparición por menopausia y síndrome del nido vacío, porque muchas entraron en el climaterio de manera precoz con hijos adolescentes que vivían en el seno familiar. Las integrantes del grupo analizado consideraban inadecuado decidir, en algún momento de su vida, entre ser buenas madres, esposas y amas de casa, o ser trabajadoras exitosas, mencionó.

 

Uno de los rasgos que componen el “techo de cristal”, explicó, es la asignación de responsabilidades domésticas y la crianza de los hijos, no compatible con los horarios, generalmente vespertinos o nocturnos, de los altos puestos ejecutivos. Además, abundó, en su mayoría ha tenido un estilo de formación en donde están expresadas emociones cálidas como ternura, comprensión y cariño.

 

“En los puestos elevados de las organizaciones esto no sirve, porque se cree que para obtener esos sitios se necesita cierta dosis de indiferencia o distancia afectiva”. Asimismo, las mujeres de la muestra también consideraron que el nivel de exigencias requeridos para ocupar esos lugares laborales era el doble en comparación con los varones, apuntó.

 

Otro rasgo difícil, agregó, son los estereotipos sociales, los cuales se formulan en expresiones como “las mujeres temen asumir posiciones de poder”, “no les interesa tener puestos de máxima responsabilidad”, y “no pueden afrontar situaciones difíciles que les requieren actitudes de autoridad especialmente entre sus pares varones”. Sin duda, estas concepciones inciden en sus carreras, pues las hacen verse como inelegibles cuando se trata de desempeñar altos puestos de trabajo.

 

Finalmente, consideró que para las mujeres tradicionalistas la crisis de sus ideales generacionales y genéricos también implica un freno en su desarrollo profesional. En cambio, para las transicionales o innovadoras, este proceso se considera como un motor para poner en marcha nuevas formas de inserciones competentes, concluyó.

 

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Las mujeres que desean ocupar puestos ejecutivos deben enfrentar mayores exigencias y riesgos que los hombres, afirmó en la UNAM Mabel Burín, de la Universidad Hebrea Argentina Bar Ilan.

 

 

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Mabel Burín, de la Universidad Hebrea Argentina Bar Ilan, dictó la videoconferencia El trabajo académico y la subjetividad de las mujeres profesionistas, en el auditorio “Mario de la Cueva” de la Torre II de Humanidades de la UNAM.