Boletín UNAM-DGCS-043
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Universitaria
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Pie de foto al final
del boletín
DEBE MÉXICO MANTENER LIBRES DE TRANSGÉNICOS SUS ACERVOS NATURALES: INVESTIGADORES DE LA UNAM
·
El
principal desafío para la agricultura en México y en el mundo es que sea
intensivamente sustentable para satisfacer las necesidades de la población,
advirtió José Sarukhán
·
Es
fundamental contar con una ley coherente y una estructura de toma de
decisiones, urgió la especialista Elena Álvarez Buylla
·
La
legislación en materia de bioseguridad está dispersa, se encuentra en múltiples
instrumentos que no tienen conexión entre sí, coincidieron Sol Ortiz, del
Instituto Nacional de Ecología y Patricia Tovar, de la SEMARNAT
·
Francisca
Acevedo, de la CONABIO, señaló que hasta el 2002, de toda la superficie
cultivada en el país, sólo 0.6 por ciento había sido sembrada con organismos
vivos modificantes
México debe mantener
libres de transgénicos los acervos naturales de variedades de plantas
cultivables y sus parientes silvestres, porque son recursos de primordial
importancia para nuestro país y por tanto las debemos cuidar, coincidieron José
Sarukhán Kérmez y Elena Álvarez Buylla, del Instituto de Ecología (IE) de la
UNAM.
Sarukhán Kérmez advirtió que
el principal desafío para la agricultura en México y en el mundo es cómo lograr
que sea intensivamente sustentable para satisfacer las necesidades de
alimentación en el presente siglo, ya que se requerirá duplicar la producción
de comestibles para atender las necesidades de los nueve mil millones de
personas que habitarán el planeta en el 2050.
Al participar en la mesa
redonda “Ley de Bioseguridad y Transgénicos”, organizada por esa entidad
universitaria, dijo que ninguna tecnología agrícola por sí sola podrá resolver
dicha situación, se tendrán que utilizar diversas formas para lograr esa meta,
y en México las tenemos.
Los transgénicos son una de
las muchas herramientas que pueden usarse para resolver los conflictos de
abastecimiento en el país, aunque por ser una innovación tecnología reciente
hay que conocer sus impactos. Esto no será factible si no desarrollamos la
investigación pertinente, añadió.
En el auditorio “Carlos
Vázquez Yanes” del IE, el ex rector de la UNAM refirió que el asunto de estos
nuevos organismos no se usa sólo en alimentos. En el ámbito de la ecología hay
un amplio campo de aplicación, como en restauración ecológica, en el que, por
ejemplo, se puede emplear para recuperar suelos con elevados grados de
contaminación por metales o profundamente degradados.
A su vez, la investigadora del
IE, Elena Alvarez-Buylla coincidió en que es prioritario para nuestro país
mantener los acervos naturales de variedades de plantas cultivables libres de
transgénicos. Por ello, debemos saber si las hay en nuestro territorio, cuál es
su frecuencia y su distribución espacial, sobre todo de las que somos centro de
origen, que son alrededor de 100 especies.
Agregó que hay un creciente
porcentaje de personas que están en contra del consumo de alimentos
provenientes de Organismos Genéticamente Modificados (OGM), tanto en Europa
como en Estados Unidos, lo cual ha impulsado el crecimiento de los mercados de
productos orgánicos. Pero a la par también hay una acelerada contaminación de
ese tipo de cultivos en todo el mundo.
Por ello, aseguró, es
fundamental contar con una ley coherente y una estructura de toma de
decisiones. Hasta ahora la liberación de OGM ha implicado riesgos colectivos y
beneficios privados, pero hay potencial para desarrollos biotecnológicos con
utilidades sociales.
Por su parte, Sol Ortiz, del
Instituto Nacional de Ecología, sostuvo que en la actualidad la legislación en
materia de bioseguridad está dispersa, ya que se encuentran fragmentos en
distintas leyes. “Las más trabajadas en términos de organismos genéticamente
modificados son las federales de Salud y de Sanidad Vegetal”.
Además, la actual normatividad
no considera lo establecido en el Protocolo de Cartagena, Colombia, que es
relativamente general, un tratado que aplica en muchos países con distintos
tipos de regulación, por lo cual cada nación debe definir cómo implementar el
documento.
La experta añadió que la
legislación no reconoce como herramienta el análisis de riesgo. Lo que
determina es el impacto ambiental, y ese no es el instrumento para tomar
decisiones relativas a los OGM.
En su oportunidad, Patricia
Tovar, de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT),
reconoció que México aún no cuenta con las leyes adecuadas, tanto así que ha
surgido la necesidad de crear una disposición específica en materia de
bioseguridad. “La normatividad es incompleta y se encuentra en múltiples
instrumentos que no tienen conexión entre sí, y en algún sentido también pueden
llegar a oponerse unos con otros”.
Se observa que la regulación
vigente no ha sido coordinada por ninguna instancia, ya que hasta ahora el
organismo federal encargado de aplicarlas ha sido la Secretaría de Agricultura,
pero en materia de cuestiones agrícolas, argumentó.
Los escasos instrumentos
generados están dados en trámites, prohibiciones, y tienen diferentes alcances.
Así, “en el área de bioseguridad tenemos un reto desde el punto de vista
jurídico: tratar de equilibrar la conservación de nuestra biodiversidad, los
riesgos a la salud y el desarrollo de la biotecnología”, expresó.
Por último, Francisca Acevedo,
de la Comisión Nacional para el Uso y Conservación de la Biodiversidad
(CONABIO), informó que hasta el 2002, de toda la superficie cultivada en el
país, sólo 0.6 por ciento había sido sembrada con organismos vivos
modificantes, es decir, “todavía estamos hablando de zonas pequeñas”.
El algodón es lo que más se ha
obtenido desde 1988 a la fecha, tanto en número como en extensión, en tanto que
la soya se ha liberado en varias partes de la república, especialmente en la
región sur en los últimos años, concluyó.
– o0o –
Foto 1
José Sarukán y Elena
Alvarez-Buylla participaron en la mesa redonda “Ley de Bioseguridad y
Transgénicos”, organizada por el Instituto de Ecología de la UNAM.
Foto 2
Sol Ortiz, del
Instituto Nacional de Ecología, sostuvo en la UNAM que la actual legislación en
materia de bioseguridad está dispersa, pues se encuentran fragmentos en
distintas leyes.
Foto 3
La funcionaria de
la Semarnat, Patricia Tovar, reconoció en la UNAM que México aún no cuenta con
una normatividad adecuada sobre bioseguridad, tanto así que ha surgido la
necesidad de crear una regulación específica en el rubro.
Foto 4
En 2002 sólo 0.6 por ciento de la superficie cultivada en el país había sido sembrada con organismos vivos modificantes, informó en la Universidad Nacional Francisca Acevedo, de la Comisión Nacional para el Uso y Conservación de la Biodiversidad.