Boletín UNAM-DGCS-005
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
La violencia al interior de
las familias se ha convertido en un grave problema social, porque aumenta la
demanda de los sistemas de salud, reduce el rendimiento educativo en niños y laboral
en mujeres, y afecta a la economía nacional, reconoció David Hernández Morato,
de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM.
Al ofrecer la conferencia Estrategias
de poder y violencia, explicó que la rudeza en el seno familiar incrementa los
problemas de aprendizaje en infantes y adolescentes, dando origen a un mayor
índice de reprobación o deserción. Este tipo de situaciones induce a los
jóvenes a la soledad y al intento de separarse de su núcleo, lo cual puede
generar niños en situación de calle.
En la “Capilla” del Museo de
las Ciencias Universum, Hernández Morato resaltó que otro aspecto derivado de
esta cuestión es la inseguridad social, debido al incremento de conductas
delictivas cometidas por menores de edad. “La única solución es educación y más
educación”, sentenció.
Hasta hace algunos años, este tipo de atropellos era
considerado como poco frecuentes en México, constreñido al ámbito privado y
rodeado de una serie de tabúes. Además, las personas no denunciaban las agresiones
en este ámbito, añadió.
En este mismo tenor, el
sociólogo se refirió a las relaciones de poder entre las personas, definidas
como el proceso que determina su nivel de acercamiento o intimidad. Es
cualquier forma de conducta a través de la cual se influye o controla el
proceder de otro.
Adujo que los primeros
vínculos históricos fueron a través del matriarcado, porque la mujer era la
dadora de vida, fuente de fertilidad. En ella se concentró el poder durante
mucho tiempo.
Al paso de los años esta organización
cambió hasta surgir el patriarcado, cuando los hombres se dieron cuenta de su
papel en la reproducción y acumulación, recalcó. A partir de la Revolución
Industrial esta sociedad se acentuó bajo bases monetarias.
Sin embargo, explicitó, en la
actualidad se registra una lucha entre ambas figuras, y esto ha provocado que
los conflictos domésticos sean más evidentes que décadas atrás.
Hoy las mujeres también son
jefas de familia, otorgan el sustento económico a sus hogares y toman
decisiones comunitarias. Si antes el varón llevaba el poder económico, la mujer
se circunscribía al afectivo. Ello llevó a construir estrategias para designar
roles o modos para que la gente se acostumbrase a influir en otros, expresó.
Hernández Morato apuntó que
uno de los principales métodos es el autoritario, donde el padre se enoja,
grita y hace sus desplantes. Por lo general toma esa actitud porque no lo
respetan.
Otras son la equidad y
reciprocidad, cuando se establece la necesidad de igualar los derechos entre
los integrantes, y la imposición y manipulación, cuando uno de los miembros
restringe, reprime o condena, abundó.
También destacó la coerción,
fuerza, amenaza, imposición, chantaje, el descalificar, insultar o devaluar,
humillar o vejar a la pareja o a los hijos. “En una relación de familia todo es
un enfrentamiento entre ideologías y actitudes, porque nos hemos criado de
maneras distintas. Dentro del mismo seno familiar hay amigos y centros sociales
diferentes”.
Consideró que en estas
relaciones y disputas hay que dialogar y tomar decisiones. “Si no se negocia se
lucha constantemente por el poder, utilizando diferentes métodos, mismos que
están determinados por factores internos y externos”.
Por ejemplo, alguien
maltratado en su infancia aprendió que esa práctica funciona; inquirió que si
maltrata a los hijos o a la pareja se le hará caso. También las mujeres
identifican los chantajes con los obsequios del marido; y el niño aprende a
patalear para ser atendido, concluyó.
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FOTO 01
La rudeza en el
seno familiar incrementa los problemas de aprendizaje en infantes y
adolescentes, dando origen a un mayor índice de reprobación o deserción,
señalaron expertos universitarios.
FOTO 02
David Hernández Morato, de la DGDC de la UNAM, reconoció que la violencia intrafamiliar se ha convertido en un grave problema social, porque aumenta la demanda de los sistemas de salud, reduce el rendimiento educativo en niños y laboral en mujeres, y afecta a la economía nacional.