Boletín UNAM-DGCS-003
Ciudad Universitaria
DESPUÉS DE LA CALLE, EN EL HOGAR ES DONDE HAY MÁS AGRESIONES Y HOMICIDIOS: ILESCAS VELA
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La académica de la Escuela Nacional de
Trabajo Social, Virginia Ilescas Vela aseguró que los ataques domésticos, en su
mayoría son realizados por hombres
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Aunque, aclaró, la dimensión de brusquedad
en las casas es tan amplia que ya
colocan a un sector de los varones en riesgo de sufrir esta suerte, consideró
Después de la vía pública los
hogares son el lugar donde se verifican los mayores actos de agresión e índices
de homicidio. Es ahí donde mujeres y niños padecen los ataques domésticos por
parte, generalmente, de hombres que imponen así su perspectiva de poder, afirmó
la profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM,
Virginia Ilescas Vela.
“Hay una extensa gama de
expresiones violentas que llevan a la muerte a los mexicanos dentro de sus
moradas, específicamente en los sectores vulnerables”, añadió.
Advirtió que la dimensión
de la brusquedad contra los grupos más débiles en nuestro país es tan amplia
que ya existen, incluso, condiciones que colocan a un sector de los varones en
riesgo de sufrir esta suerte e, incluso, de perder la vida dentro de sus casas.
“Todos hemos vivido
violencia familiar en algún momento de nuestra vida. La virulencia está en
todos lados. Golpeamos con nuestras palabras, con la mirada, frialdad y
discriminamos a las personas que no son como nosotros en términos de opción
sexual”, recalcó.
En su marco normativo, por
ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece daño físico, moral
y psicológico por esa práctica. Sin embargo, hay otro tipo de intemperancia que
ahora se aborda en algunos códigos civiles como el del Distrito Federal:
violencia por omisión.
“Los homicidios que ocurren en
los hogares a partir del abandono de personas vulnerables (enfermas, menores de
edad y mayores de 64 años), a quienes se les da un cuidado inadecuado, se les
deja sin alimento o existe el mal suministro de medicamentos, mueren por falta
de las más elementales atenciones”, dijo la doctora en Ciencias sociales por el
Colegio de la Frontera Norte.
Si se analizan las edades de
las personas que sufren maltrato, la distribución de muerte en la casa ocupa
todas las edades. Entonces existen feminicidios, infanticidios y éstos ocurren
por fuerza física indebida y descuidos.
La especialista precisó:
“Tenemos rudeza que no podemos detectar todavía. El caso de la emocional y
psicológica es difícil ubicarla, se han hecho encuestas sobre la dinámica de
las relaciones en las viviendas pero se tiene que hacer mucho más trabajo”.
En ese sentido, agregó
Virginia Ilescas Vela, las acciones para combatir el crimen no se dirigen a
esta causa específicamente y el incremento del cuerpo policiaco no la
contrarresta. Es decir, las políticas públicas no están contemplando en la
seguridad social la violencia intrafamiliar.
El aumento en las sanciones
económicas y en los tiempos de privación de la libertad ha demostrado que sólo
aumentan los casos de crueldad y homicidios en la comisión de delitos. Incluso,
no se tiene un mecanismo por el cual se pueda resarcir este daño.
Las innovaciones en materia de
regulación de la justicia corren el peligro de quedar en el tintero cuando los
individuos que la aplican no están sensibilizados y actualizados acerca de esta
infracción, explicó la catedrática universitaria.
Mientras todo esto sucede,
agregó, los montos de años de vida perdidos por violencia seguirán en
incremento en las familias, lo mismo que los costos sociales y económicos, y
por la no prevención serán una importante merma en la calidad y cantidad de
mano de obra, productividad de las empresas y capital humano del país.
El panorama no es alentador si
además se considera que las mujeres decididas a hacer uso de las leyes para
protegerse, seguramente deberán perder días laborables, sueldos, atención
médica y gastos por los trámites administrativos de una denuncia, darle
seguimiento y esto, en el caso de resultar positivo para la denunciante, significaría
que el victimario pague su pena en prisión o en efectivo, pero nunca reparará
el daño moral, material y psicológico causado.
En suma, propuso Ilescas Vela,
las instituciones gubernamentales, organismos no gubernamentales, empresariales
y sociedad civil, deben acompañar cualquier propuesta de atención a las
víctimas. Las instituciones educativas también deben involucrarse en la
antelación.
Pero sobre todo, brindar
formación orientada a tener conciencia de respeto de las garantías
individuales, a la tolerancia. Hombres, mujeres, minusvalidos, niños, niñas,
enfermos y ancianos deben tener este sentido de respeto y convivencia,
concluyó.
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