Boletín UNAM-DGCS-865
Ciudad Universitaria
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final del boletín
PROVOCAN DESIGUALDADES REGIONALES LAS
POLÍTICAS ECONÓMICAS
·
Señaló Adolfo Sánchez Almanza, del IIEc de
la UNAM
·
Vastas regiones y centros urbanos del sur y
sureste se mantienen en atraso y marginación
·
Es imprescindible diseñar instrumentos
específicos a las características de cada territorio, para estimular el
aprovechamiento de sus recursos
Las políticas económicas actuales no han cambiado las
tendencias de desarrollo y la aguda desigualdad regional, sino que ha
exacerbado las diferencias, señaló Adolfo Sánchez Almanza, miembro del
Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
Durante su ponencia Política Económica y Desarrollo
Regional en México. Impacto y Perspectiva, dictada en el Auditorio “Ricardo
Torres Gaitán” de la Torre II de Humanidades, señaló que el paradigma de la
apertura comercial se ha impulsado de manera ortodoxa y de acuerdo a las
recomendaciones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.
Apuntó que en México hay procesos de concentración de
capital y población en algunas ciudades y zonas, lo que ha generado un
crecimiento desigual, polarizado y desequilibrado. “Con el actual modelo
exportador, aplicado desde los años ochenta, se ampliaron las brechas entre los
espacios nacionales, como se constata a través de indicadores macro como el
Producto Interno Bruto por habitante y los de la industria manufacturera; y se
han consolidado zonas ganadoras y perdedoras”.
Las divisiones territoriales siguen percibiendo
inversiones para fomento industrial, comercial y de servicios. Estas se
localizan en la faja fronteriza septentrional del país, dentro de la región
centro (Ciudad de México, Puebla, Querétaro, Toluca o Cuernavaca), Monterrey,
Chihuahua, Guadalajara, Aguascalientes y San Luís Potosí, principalmente.
En tanto, vastas regiones y centros urbanos de menor
tamaño, sobre todo en el sur y sureste que, aunque en los indicadores
demográficos muestran un crecimiento, se mantienen en atraso y marginación.
La apertura comercial propició el aumento de los flujos
de financiación extranjera directa en México y exportaciones, así como la
mejoría formal del saldo en la balanza comercial. Sin embargo, se adoptó un
enfoque selectivo que junto con la prolongada crisis económica, aumentó la
dependencia respecto de Estados Unidos y rompió las cadenas productivas en
sectores vulnerables.
Lo anterior resultó en aumento de las desigualdades
socioeconómicas, desempleo, pobreza y marginación, así como de las corrientes
migratorias en áreas, que quedaron al margen de la competitividad que impone el
capital internacional.
La apertura comercial, precisó, no es capaz de corregir
estos fenómenos. Se requiere la instrumentación de políticas públicas acertadas
de crecimiento con distribución equitativa del ingreso, mejoría en la calidad
de vida y sustentabilidad ambiental en el largo plazo en un territorio con
rasgos de homogeneidad o integración.
Por ello, apuntó, es imprescindible diseñar programas
específicos a las características de cada territorio para estimular el
aprovechamiento de sus recursos endógenos, así como impulsar nuevos estilos de
desarrollo según las potencialidades de los mercados locales.
Subrayó que el valor del entorno se convierte en
elemento de competitividad. No es incompatible con el proceso de
internacionalización, que revalora los insumos locales, pues gracias a la baja
en los costos de transporte y comunicaciones, y a la revolución
microinformática, se vuelven atractivas actividades que antes no tenían posibilidades
efectivas de ser puestas en marcha.
Una estrategia nacional debe considerar la convergencia
de diversos factores: disminución de la desigualdad territorial en el destino
de las inversiones; generación de empleo; distribución del ingreso; suficiente
y adecuada infraestructura; aumento de la calidad del capital humano
(educación, salud, alimentación y vivienda); fortalecimiento del capital
social; participación ciudadana en la conducción de los gobiernos locales,
entre otros. Este conjunto significa mejoría en la competitividad regional y
nacional, indicó.
Dentro de un análisis, se observa en el mundo y en
México una tendencia hacia la divergencia regional pues, en general, la franja
norte es más dinámica junto a la zona centro, mientras que la sur se mantiene
atrasada, manifestó.
Ante este panorama, dijo, se diseñan y promueven
políticas y programas, como el Plan Puebla Panamá o la Escalera náutica, con
visiones de desarrollo exógeno que no consideran potenciar las capacidades
propias de las regiones.
Las nuevas propuestas reproducen el modelo de enclave y
se enfrentan a factores limitantes, como el comportamiento de los mercados
mundiales, la recesión norteamericana o la política macroeconómica nacional por
lo que, en general, las áreas ganadoras (urbano-industriales) aprovechan sus
ventajas y oportunidades, mientras que las perdedoras enfrentan promover su
progreso desde adentro y con base en su propio potencial, concluyó.
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Adolfo Sánchez Almanza, del IIEc de la UNAM, aseguró
que las políticas económicas actuales no han cambiado las tendencias de
desarrollo y la aguda desigualdad regional, sino que ha exacerbado las
diferencias.
FOTO 02
El catedrático universitario Adolfo Sánchez Almanza
leyó su ponencia Política Económica y Desarrollo Regional en México. Impacto y
Perspectiva, en el Auditorio “Ricardo Torres Gaitán” de la Torre II de
Humanidades.