Boletín UNAM-DGCS-853
Ciudad Universitaria
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Integrantes del Instituto de Investigaciones
en Materiales diseñan estos productos a partir de hidroxiapatita y zeolita
enriquecida con calcio y zinc
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Tienen la ventaja de que son compatibles con
los pacientes y no producen efectos adversos
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Se emplean para tratar, aumentar, completar
o reemplazar tejidos vivos y órganos como huesos, ligamentos, tendones, nariz,
orejas, ojos y dientes, entre otros
Científicos del Instituto de Investigaciones en
Materiales (IIM) de la UNAM desarrollaron materiales sintéticos que sirven para
reemplazar hueso y piel herida o quemada, además de que no producen reacciones
adversas, se pueden producir en grandes cantidades y de manera anticipada para
su disponibilidad inmediata.
La ventaja de estos biomateriales es su compatibilidad
con el organismo humano, además no producen efectos adversos, porque se adaptan
cuando entran en contacto con tejidos y líquidos fisiológicos, que se emplean
para tratar, aumentar, completar o reemplazar tejidos vivos y órganos como
huesos, ligamentos, tendones, nariz, orejas, ojos y dientes, entre otros.
Asimismo, demuestran la calidad del trabajo científico
unamita, la forma en que la ciencia y la tecnología contribuyen a resolver
diversos problemas sociales, relacionados con áreas como el de la salud, el
desarrollo tecnológico y el aprovechamiento de materiales diversos.
Encabezados por María Cristina
Piña Barba, se dedican a diseñar estos biocerámicos –o cerámicos tecnológicos–
a partir de hidroxiapatita (un mineral que, además de encontrarse en la
naturaleza, lo producimos en nuestro cuerpo a 37 °C) y zeolita (otro mineral)
enriquecida con calcio y zinc.
En entrevista, Piña Barba
habló acerca de estas investigaciones y sus aplicaciones en pacientes
accidentados. “El hueso es un tejido conjuntivo duro; su parte orgánica está
constituida por colágena, nervios, grasa y vasos sanguíneos, principalmente; y
su parte inorgánica, por hidroxiapatita”.
Normalmente, recordó, en caso
de pérdidas óseas por accidente, infección u otra causa, los médicos recurren
al llamado homoinjerto: al paciente le quitan una parte de hueso (generalmente
de la cadera) y lo implantan en el sitio afectado. Sin embargo, con los
biocerámicos este procedimiento ya se puede evitar con enormes ventajas para la
salud y el estado anímico del paciente.
El uso de la hidroxiapatita
permite este innovador proceso. No obstante, señaló Piña Barba, el mineral que
se extrae de las minas no sirve para elaborar implantes óseos, porque está
contaminado. “Por eso se obtiene en laboratorio, mediante reacciones químicas,
en forma de polvo cristalino de alta pureza. Posteriormente, lo compactamos y
sometemos a altas temperaturas (más de mil 200 °C) para sintetizarlo y formar
con él piezas geométricas de gran resistencia y dureza”.
También se puede utilizar un
elemento biológico como biomaterial, con la condición de que no tenga
compuestos que ocasionen su rechazo por parte del paciente, comentó.
“Por ejemplo, se trata
químicamente el pericardio de bovino para aprovecharlo en la ‘reparación’ de
úlceras en humanos. Asimismo, obtenemos matrices a partir de hueso poroso del
mismo origen; aunque antes retiramos todo el material orgánico y lo trabajamos
para evitar que sea rechazado”, explicó la investigadora.
Al implantarle una matriz con
esas características, el organismo del paciente la reconoce como propia y
comienza a poblarla con células. Éstas crecen y se reproducen hasta regenerar
en poco tiempo el hueso dañado.
Estos procedimientos han sido
probados con éxito en más de 60 pacientes con problemas de ortopedia, en el
Centro Nacional de Rehabilitación.
La hidroxiapatita también
permite elaborar prótesis oculares que ya han sido experimentadas en el Centro
Médico Nacional y el Hospital de la Luz. Así, a los tuertos, por ejemplo, en
vez de un ojo de vidrio fijo y pesado se les puede implantar una esfera de este
mineral ligero y poroso, además de barato, ya que en el mercado externo cuesta
entre 15 y 20 mil pesos y en el IIM sólo tres mil, subrayó.
“Al cabo de seis meses –apuntó
Piña Barba–, el tejido conjuntivo la penetra, fijándola en la cavidad ocular.
Ahora bien, debido a que se pueden coser los músculos que hacen que se mueva el
ojo, éste logra moverse de manera sincronizada con el otro. Aun más: si sobre
la esfera de hidroxiapatita se pone una lentilla con un iris pintado o grabado,
difícilmente alguien podría notar el injerto”.
La hidroxiapatita se usa,
además, en implantes dentales, sistemas percutáneos, tratamientos
periodentales, otorrinolaringología y cirugía maxilofacial y espinal. Inyectada
bajo la piel, quita arrugas y rellena huecos óseos en cara o cabeza.
Para reconstituir diferentes
tipos de heridas o alteraciones en la piel, como quemaduras, abrasiones,
contusiones, laceraciones y punciones, en el Instituto se hizo, a partir de
zeolita un biocerámico para regenerarla y lograr una cicatrización más rápida.
Otras aplicaciones tienen que ver, por ejemplo, con la diabetes.
“Cuando un diabético tiene
avanzada su enfermedad, la enorme cantidad de azúcar en su sangre impide que
una herida en un pie, por ejemplo, cicatrice, y como éste se encuentra expuesto
a infecciones, a veces es preferible cortárselo”, abundó.
En Cuautla, en colaboración
con Carlos García Arámbula, de la Universidad Autónoma de Morelos y médico de
la Clínica Reforma, el grupo del IIM aplicó este biocerámico y salvó los pies a
24 de 25 diabéticos, refirió. Por si fuera poco, mencionó la investigadora,
este biomaterial tiene otra ventaja: estimula el crecimiento normal de pelo.
Este año se publicaron en la Gaceta Médica los resultados
de las pruebas en animales. Falta, no obstante, su seguimiento en hospitales,
concluyó.
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Foto 1
María Cristina
Piña, del Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM, encabeza el
grupo de científicos universitarios que desarrollan materiales sintéticos para
reemplazar hueso y piel herida o quemada.
Foto 2
En la UNAM se
diseñan materiales biocerámicos con base en hidroxiapatita (mineral que se
encuentra en la naturaleza y lo produce el cuerpo humano a cierta temperatura)
y zeolita (otro mineral) enriquecida con calcio y zinc.