Boletín UNAM-DGCS-794
Ciudad Universitaria
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Pies de foto al final del boletín
DESIGUAL, EN EL PAÍS, LA PROTECCIÓN CIVIL EN MATERIA DE SISMOS
·
Afirmó Luis Esteva Maraboto,
investigador emérito del II y ganador del Premio Nacional de Protección Civil
2004
·
Debe mejorarse la formación de
ingenieros y establecer reglas adecuadas en todo el territorio, apuntó
·
En la actualidad trabaja para lograr
estructuras más eficientes, con menores márgenes de incertidumbre; es decir,
con mayor seguridad y menor costo
La protección civil en materia
de sismos no se ha desarrollado a la par en todo el territorio nacional,
consideró Luis Esteva Maraboto, investigador emérito del Instituto de
Ingeniería (II) de la UNAM y ganador del Premio Nacional de Protección Civil
2004.
Hay diferencias, añadió, por
lo que debe hacerse un esfuerzo por mejorar la formación de ingenieros y
establecer reglas adecuadas para cada región del país. Pero ello “no es tan
fácil, porque cada municipio establece sus propias normas de construcción y
atacar el problema requiere del interés y atención de mucha gente”, abundó.
Un aspecto favorable es que
los profesionales que diseñan obras importantes se basan en documentos que,
aunque no son obligatorios por ley, son técnicamente adecuados y aceptables,
como el Manual de Obras Civiles, editado por la Comisión Federal de
Electricidad con la participación del II y del propio investigador.
Otro aspecto preocupante para
el también Premio Universidad Nacional, es que muchas de las edificaciones
familiares y viviendas populares no aprovechan los avances de la ingeniería y,
en ocasiones, son las más vulnerables.
La manera de atacar este
problema, opinó, no es mejorar las normas, sino hacer labor social: “proporcionar
guías a quienes no tienen acceso a los avances para construir su propia
morada”.
Las principales líneas de
trabajo de este científico se han orientado a tratar problemas ubicados en la
frontera de la sismología –análisis y determinación de peligros telúricos– y la
ingeniería –los criterios para calcular respuestas y diseños resistentes a
seísmos–.
Su labor ininterrumpida,
reconocida por el gobierno federal con el premio que recibió del presidente de
la república el 19 de septiembre en Palacio Nacional, se enfoca a modernizar
normas sísmicas de acuerdo con tendencias mundiales.
Explicó que tales
disposiciones utilizan indicadores más precisos sobre el comportamiento de las
estructuras para fines de diseño; es decir, criterios basados en el desempeño,
factible gracias a herramientas de cálculo como las computadoras. Así, aseguró,
“lograremos estructuras más eficientes, con menores márgenes de incertidumbre;
se logrará mayor seguridad con menos dinero”.
Las investigaciones del doctor
Esteva Maraboto han tenido múltiples aplicaciones. Por ejemplo, participó en la
revisión de las normas de construcción del Distrito Federal, pues el terremoto
de 1985, reconoció, “sorprendió porque tuvo una intensidad mucho mayor de las
conocidas. Las evidencias no nos hacían sospechar de una magnitud tan grande
como la del 19 de septiembre”.
Después de aquellos trágicos sucesos, los lineamientos se
han revisado tres veces. El último Reglamento de Construcción es de este año, y
las normas técnicas complementarias, herramientas más detalladas para
aplicarlo, están listas luego de pasar el escrutinio de los cuerpos colegiados
de organizaciones de ingenieros. Están en prensa y pronto se podrá disponer de
ellas.
Esa labor, aclaró, no es sólo personal, sino de muchos
expertos, muchos de los cuales laboran en este Instituto.
Para las nuevas disposiciones
se considera la intensidad de aquel movimiento telúrico y “un poco superior”,
aunque no demasiado. En ello, aclaró, no se puede ser conservador, sino
establecer un equilibrio entre seguridad y economía o costo de las
edificaciones.
Luis Esteva se ocupó de
conocer las oscilaciones naturales y criterios para diseñar estructuras
resistentes desde 1959, apenas dos años después de presentarse el hasta
entonces mayor movimiento registrado en la Ciudad de México, el que tiró el
Ángel de la Columna de la Independencia, lo “peor que podía pasar”, recordó.
En sus inicios, su trabajo fue
experimental y de laboratorio, obteniendo resistencias laterales de muros de
mampostería que sirven para resistir los temblores en estructuras poco altas.
Posteriormente, cuando empezó
a tratar de estimar qué vibraciones se podían presentar y sus peligros, propuso
una regionalización sísmica del país, la cual ha sido base para establecer
criterios de diseño en distintas regiones, porque estos tremores son diferentes
en cada sitio.
Para lograrlo se necesita
conocer geología nacional y datos estadísticos sobre las magnitudes generadas
en cada fuente. Se debieron “establecer relaciones entre la intensidad de un
evento, que es la energía disparada en el epicentro, y la fuerza de movimiento
del terreno en cada localidad, así como la distancia entre los dos sitios”.
Al conocer esa correspondencia
se pueden establecer criterios de comportamiento en un lugar dado, abundó. Sin
embargo, cuando se habla de seísmos no se puede determinar una seguridad
absoluta; hay que diseñar las construcciones con base en la probabilidad de que
los sacudimientos se excedan. “Siempre aceptamos un cierto riesgo”, reveló.
Luego de casi medio siglo de
labor en la UNAM, aseguró estar convencido de que en esta casa de estudios aún
hay mucho por hacer. “Me gustaría que tuviéramos más instituciones comparables
en el país. Las necesitamos”, concluyó.
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FOTO 01
Para el Premio
Nacional de Protección Civil 2004, Luis Esteva Maraboto, muchas edificaciones
familiares y populares no aprovechan los avances de la ingeniería y, se vuelven
vulnerables.
FOTO 02
Es favorable que
quienes diseñan obras importantes se basen en documentos técnicamente
adecuados: Luis Esteva Maraboto, investigador emérito del Instituto de
Ingeniería de la UNAM.