Boletín UNAM-DGCS-736
Ciudad Universitaria
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
Pies de foto al final del
boletín
EN EL SISTEMA
ECONÓMICO Y SOCIAL ESTÁ EL MAYOR PELIGRO PARA LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA
·
El filósofo Adolfo Sánchez Vázquez convocó a
los universitarios a defender este valor
·
Las ciencias sociales y las humanidades se
encuentran en una situación desfavorable: Julio Labastida
·
Ambrosio Velasco, director de la FFyL,
señaló que la vida universitaria y de las Humanidades requiere de su desarrollo
·
La autonomía de la UNAM está restringida
porque cada año le limitan sus recursos: Axel Didriksson
·
Para el director del IIB, Vicente Quirarte,
en varios instantes de su existencia la Universidad ha experimentado la
confusión que sus malos traductores hacen de ese concepto
La mayor amenaza
para la autonomía universitaria proviene de la mercantilización avasallante,
que convierte todo en mercancia y en donde toda actividad humana se juzga por
el criterio de la productividad, del éxito, eficiencia y rentabilidad
económica, aseguró el profesor emérito
de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM, Adolfo Sánchez Vázquez.
Al participar en la
mesa “La autonomía universitaria y su impacto en las ciencias sociales y las
humanidades” moderada por la coordinadora de Humanidades, Mari Carmen Serra
Puche, el filósofo convocó a todos los universitarios, académicos, estudiantes
y trabajadores, “a salir al paso de todo aquello que en el plano económico o
político atente contra su autonomía, venga de donde venga”.
Durante el tercer
día de las Jornadas por la Autonomía, que en esta ocasión se realizaron en la
FFyL, Sánchez Vázquez hizo una crítica al sistema en el que al valor del cambio
se supeditan la verdad, belleza y honestidad.
En ese sistema que
vivimos hoy en su fase más explotadora y depredadora, en el neoliberalismo, la
universidad no puede escapar a sus
amenazas, pero ante ellas tiene que hacer frente a las tendencias impulsadas
por los organismos económicos internacionales, hegemonizados por Estados
Unidos, para privatizar la educación superior, señaló.
Expuso que la
autonomía de las universidades públicas como la UNAM es un obstáculo a los
fines de la privatización, y por ello se pone empeño en las instituciones
privadas, sin autonomía, cuyo modelo es empresarial, las cuales son guiadas por
el lucro, ganancia y rentabilidad del mercado.
Sánchez Vázquez
agregó que esta figura se manifiesta en la investigación, docencia y difusión
del saber, como la posibilidad de optar entre diversas alternativas del
pensamiento, así como a la crítica y el disenso.
También, se expresa
en la libertad de cátedra y de investigación y es incompatible con el
pensamiento dirigido, que imponían ayer los regímenes totalitarios o con el
pensamiento único que trata de imponer en nuestros días el liberalismo.
Por su parte, el
investigador e integrante de la Junta de Gobierno, Julio Labastida, advirtió
que las ciencias sociales y las humanidades en el país se encuentran en una
situación desfavorable, pues a estas disciplinas le han restado importancia
quienes las sitúan frente a prioridades
políticas y sociales definidas por los gobiernos recientes.
No se trata, dijo,
de un ataque ideológico abierto y directo: es más bien un problema de asfixia
en un contexto definido por la regresión de las políticas públicas y la
banalización de la ciencia y la cultura, unido a la profundización de la crisis
económica que enfrenta el país.
Agregó que ante la
globalización asimétrica que generan la marginación y exclusión crecientes de
la mayoría de la población mundial, se deben construir estrategias de
desarrollo integral alternativo, así como buscar el establecimiento de redes
nacionales e internacionales entre los investigadores y las instituciones.
A su vez, el
investigador emérito Luis Villoro, del Instituto de Investigaciones
Filosóficas, indicó que la universidad con autonomía es la conciencia crítica
de la sociedad.
Existe, dijo, una
paradoja en ella. Por una parte, tiene una función integradora en la sociedad, y
por otra, es crítica y va contra toda enajenación social. Ello da lugar a un
contraste entre las instituciones críticas y técnicas, estas últimas obedientes
al mercado.
Así, añadió, la
universidad autónoma es contraria a la capacidad puramente productiva de las
empresas. También tiene una función de lucha contra la alineación, frente a
todas las convenciones sociales establecidas y frente al poder de los partidos
políticos.
Para el director
del Centro de Estudios Sobre la Universidad, Axel Didriksson, la autonomía de
la UNAM está restringida cuando le limitan sus recursos. Por ello, hacia el
exterior debe plantearse una redefinición de la misma, que garantice en el
largo plazo un financiamiento adecuado, con el fin de que se exprese por
completo.
Al interior de la
Universidad también es necesario que se discuta y defina con claridad, porque
la libertad de cátedra y de investigación como principios fundamentales deben
preservarse pero no hasta el grado de la extrema individualización.
La autonomía para la
UNAM y para las universidades públicas es como su atmósfera, está en todos
lados, se vive cotidianamente, se percibe, trabaja y expresa todo el tiempo
desde sus aulas.
Por su parte,
Vicente Quirarte, director del Instituto de Investigaciones Bibliográficas,
señaló que en varios instantes de su existencia la Universidad ha experimentado
la confusión que sus malos traductores hacen del concepto, y lo confunden con
extraterritorialidad e impunidad, y en otros el Estado se ha valido de la
amplitud de tal espectro semántico para ignorar a la Universidad, y la
Biblioteca Nacional no ha sido la excepción.
Recordó que en 2001
se anunció la creación de la Biblioteca Nacional, a semejanza, decían, de las
existentes en otros países. “Tal argumento significó un desconocimiento de la
historia nacional, porque el primer decreto para el establecimiento de ella
data de 1833, y en 1867 el presidente Benito Juárez la estableció en definitiva
en el antiguo convento de San Agustín”.
Indicó que el
proyecto de creación de la Biblioteca Pública “José Vasconcelos” no se
contrapone con la Biblioteca Nacional, bajo resguardo de la UNAM. Ambas son de
y para México, pero sus funciones se hayan claramente diferenciadas.
En su oportunidad,
Ambrosio Velasco, director de la FFyL, señaló que la vida universitaria y de
las Humanidades requiere como algo esencial el desarrollo de la autonomía, por
lo que debe cultivarse este valor.
Indicó que esta
conquista se origina desde el comienzo mismo de la Universidad, ya que en 1553,
una de las primeras cátedras que se impartió versó sobre la guerra de Conquista
y el dominio de los españoles, realizando una
profunda crítica a estas acciones de
agresión contra los pueblos indios.
Por último, Yolanda
Lastra, del Instituto de Investigaciones Antropológicas, aseveró que algunas de
las ventajas de la autonomía son que la Universidad administra sus recursos,
elige sus autoridades, tiene su legislación, y en ese entorno los maestros
tienen libertad para exponer ante sus alumnos, sus puntos de vista, según las
teorías o métodos que les parezcan apropiados, y a los investigadores para
formular proyectos que consideren oportunos realizar dentro de su disciplina.
-o0o-
Foto 1
Luis Villoro y
Adolfo Sánchez Vázquez conversan minutos antes de participar en la mesa sobre
la autonomía y su impacto en las ciencias sociales y las humanidades, efectuada
en la FFyL de la UNAM.
Foto 2
Mari Carmen Serra
Puche y Ambrosio Velasco participaron en el tercer día de las Jornadas de la
Autonomía, realizadas en la FFyL de la UNAM.
Foto 3
Luis Villoro,
Adolfo Sánchez Vázquez, Julio Labastida, Mari Carmen Serra Puche, Axel
Didriksson y Vicente Quirarte, reunidos en la FFyL de la UNAM, durante el
tercer día de las Jornadas por la Autonomía.