Boletín UNAM-DGCS-699
Ciudad Universitaria
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DIFUNDIR LOS AVANCES EN CIENCIA Y TECNOLOGÍA, PRINCIPAL RETO DE MÉXICO
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A fin de aprovecharlas para beneficio del país,
advirtió Josefa Santos, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM
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La Universidad Nacional es un ejemplo claro
de este quehacer, pues tiene una fuerte comunidad integrada a los contextos
nacionales e internacionales
El reto actual de la ciencia y
tecnología en México es que haya una mayor difusión de sus avances y
capacidades reales, a fin de aprovecharlas para beneficio del país, resaltó
Josefa Santos, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
En otras palabras, señaló, el
desafío “es retomar todo lo hecho y no empezar de cero, para diseñar políticas
basadas en infraestructura científica actual. Hacerlo llegar a más lugares y
personas; que abarque más allá de sus ámbitos específicos.
En 2004, según informa el
gobierno federal, el gasto de investigación y desarrollo experimental contó con
una inversión del sector privado de 9 mil 328 millones de pesos, y de 19 mil
373 millones de pesos por parte del sector público.
El país cuenta con
aproximadamente 31 mil 230 investigadores. Once mil de ellos laboran en
instituciones de educación superior, 11 mil 500 en centros públicos de
investigación y 8 mil 730 en el sector productivo.
Esto significa, según cifras
oficiales, que se tienen 0.77 generadores de conocimiento por cada mil sujetos
de la Población Económicamente Activa, cifra inferior al 6.4, promedio de los
miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
La Universidad Nacional es un
ejemplo claro de este quehacer, pues tiene una fuerte comunidad integrada a los
contextos nacionales e internacionales, y produce innovaciones en colaboración
con empresas. El problema no es la calidad, sino la cantidad: siguen siendo los
mismos grupos, consorcios y centros de investigación y desarrollo.
En el periodo 1998-2002, la
UNAM produjo 12 mil 835 artículos, que tuvieron 36 mil 217 citas y un impacto
de 2.8; le siguieron el Centro de Investigación y Estudios Avanzados
(CINVESTAV), con 3 mil 127 artículos; la Universidad Autónoma Metropolitana,
con mil 957; el Instituto Politécnico Nacional, con mil 840, y el Instituto
Mexicano del Seguro Social, con mil 819 artículos en ese cuatrienio, según
datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Una de las propuestas para
revertir esta tendencia, aseguró, es proporcionar incentivos fiscales a las
compañías que incorporen innovaciones producidas por las universidades y de
esta forma, facilitarles el acceso a financiamiento.
Asimismo, debería generarse la
figura de traductores tecnológicos, un interlocutor entre las empresas y los
centros académicos; y “promover los servicios de las comunidades científicas y
tecnológicas entre las industrias, para resolver sus necesidades”, entre otras
medidas.
Por ello, afirmó Josefa
Santos, debieran tenderse puentes comunes entre empresas y centros de
investigación y desarrollo, los cuales empezarían por construir la confianza y
el trabajo conjunto.
En otros países, informó, la
situación no es distinta. También están preocupados por cómo hacer más
efectivos esos contactos, que haya mayor interacción entre comunidades que
demanda estudios innovadores y quienes los ofrecen. El asunto en México,
recalcó, “es la cantidad, no la calidad de lo que se hace: ellos a lo mejor
tienen cien o 200 empresas, nosotros cinco”.
Acerca de los intereses de la
iniciativa privada, sostuvo que van desde áreas relacionadas con materiales
tradicionales y nuevos; biotecnología, metalmecánica y telecomunicaciones.
También, a petición de la industria, los centros trabajan en metrología, pues
con todas las cuestiones de certificación es importante contar con variados
instrumentos de medición.
Nuestro país, resaltó, cuenta
con los centros de investigación y desarrollo del sistema SEP-CONACYT, el
CINVESTAV y las universidades. Hay cerca de 300 empresas registradas que
participan en esas actividades.
El Sistema Nacional de
Investigadores (SNI) está conformado por 11 mil científicos y tecnólogos de
reconocido prestigio nacional e internacional. Los recursos invertidos como
estímulos al trabajo de excelencia, ascendieron a mil 154 millones de
pesos, que constituye el 23 por ciento del presupuesto total del CONACYT.
En este año la Federación
pretende alcanzar un gasto de 27 mil 949 millones de pesos para ciencia y
tecnología, un 0.39 del Producto Interno Bruto. Su principal destino será en
los campos educativo, energía y en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Respecto de las áreas del
conocimiento desarrolladas, el 40.7 por ciento de los miembros del SNI abordaron áreas de ciencia y tecnología,
como biotecnología y genómica; el 8 en materiales avanzados; 7 en tecnologías
de la información y telecomunicaciones, diseño de productos de alto valor
agregado, y manufactura. El 44.3 por ciento restante correspondió a otros
campos, revela la información gubernamental.
Finalmente, Josefa Santos
explicó que es erróneo pensar que los resultados de la ciencia se reflejen de
inmediato en innovaciones. Ambas se retroalimentan y son procesos sociales, los
cuales no pueden ser descontextualizados de lo que sucede a su alrededor,
concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 01
Josefa Santos,
del IIS de la UNAM, expuso que debieran
tenderse puentes comunes entre empresas y centros de investigación y
desarrollo, para construir la confianza y el trabajo conjunto.
FOTO 02
Es erróneo pensar que los resultados de la ciencia se reflejen de inmediato en innovaciones, aseguró la integrante del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Josefa Santos.