Boletín UNAM-DGCS-677
Ciudad Universitaria
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Pies de fotos al final del boletín
OCASIONA LA
CEGUERA CAMBIOS CEREBRALES Y CORPORALES
·
Aseguró el doctor Gabriel Gutiérrez Ospina,
integrante del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM
·
Obtuvo el Premio Miguel Alemán en el área de
Salud, entregado por la Fundación del mismo nombre
La pérdida de la vista
ocasiona cambios inmediatos en el cerebro, además genera modificaciones en la
estructura del cuerpo a corto, mediano y largo plazo, informó Gabriel
Gutiérrez-Ospina, integrante del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm)
de la UNAM, quien explica que esas modificaciones son atribuidas al sistema
nervioso central.
El proceso de reorganización
cerebral ocurre en menos de una semana en ratas cegadas, explicó, y se caracteriza
por un crecimiento del área de la corteza encargada de procesar información
proveniente del tacto y la audición, y por reactivar el enlace entre los
sentidos.
Al respecto, el ganador de la
vigésima edición del premio anual "Miguel Alemán" en el área de
Salud, dijo que una vez reestructurado el encéfalo tras perder la visión, envía
mensajes al cuerpo e induce modificaciones, como aumento en el número de
mecanoreceptores de la piel, para reconocer vibraciones, texturas y otras
sensaciones.
Así, el grupo de
Gutiérrez-Ospina busca entender los mecanismos celulares, moleculares y
neuroquímicos de dicho arreglo en un modelo animal de ceguera temprana, para
modularla y favorecer la recuperación visual luego de implantar prótesis
electrónicas.
En los humanos la
reestructuración puede ser tan extensa que cuando se coloca un órgano
artificial para devolver la vista el sujeto, se ve incapaz de comprender la
información recibida. "Por ejemplo, cuando se despide y aleja la
interpretación es que las personas se hacen “pequeñas”. Además, muestran
dificultades para percibir la profundidad, entre otros problemas",
advirtió.
Eso les produce gran ansiedad
y muchos deciden continuar ciegos; otros pueden suicidarse, enfermar o morir. A
futuro, el conocimiento generado por los expertos podría mejorar esta
aplicación, afirmó.
Ante esa problemática,
Gutiérrez-Ospina formuló la hipótesis de que la magnitud de la reorganización
cerebral determina si un aditamento funciona o no. "Si es significativa,
el implante no tendrá éxito porque los circuitos craneales no permiten fluir la
información visual, la cual será procesada de forma equivocada".
De ahí la importancia de
entender los mecanismos que regulan la plasticidad con ayuda de un modelo
animal equivalente al humano, para proponer fisioterapias y terapias
farmacológicas o génicas a fin de modular esa transformación cerebral,
introducir prótesis y entonces dejar que su desarrollo siga, pero con
referencia visual.
Eso ayudaría a incrementar las
probabilidades de que el paciente con implantes procese los datos de manera
mucho más normal, al grado de ser capaz de interpretar lo observado, recalcó.
En los individuos ciegos de
nacimiento la situación es la misma. "Cuando nacemos estamos tan inmaduros
que tenemos un buen lapso para tratar de hacer una intervención instrumental y
fisioterapéutica para que las personas recuperen la visión en un porcentaje
idóneo", sugirió.
Uno de los hallazgos
importantes de este grupo de investigación es que la temporalidad y magnitud de
la reorganización del cuerpo y del cerebro difieren en ambos sexos. Esta
variable jamás ha sido considerada para el diseño de fisioterapias e implantes,
alertó. A todos los pacientes se les trata igual. Eso podría explicar por qué
cierto tipo de técnicas funciona mejor en un sexo que en otro, aún cuando se
trata del mismo procedimiento.
El Jefe del Departamento de
Biología Celular y Fisiología del IIBm recordó, además, que los análisis se han
centrado en la caracterización de los cambios ocurridos en el cerebro de las
personas o animales ciegos, pero se ha olvidado el cuerpo.
También encontraron
modificaciones en la estructura corporal. "Los mamíferos utilizamos
mecanoreceptores. Hemos observado en la rata ciega, como modelo experimental,
que su número aumenta".
Hallaron cambios en la
disponibilidad de algunas proteínas asociadas a la promoción de la
supervivencia neuronal y del crecimiento de fibras nerviosas, incluso, añadió,
en partes no consideradas importantes para la discriminación táctil, como el lomo
de roedores.
Otro hallazgo es que las
placas neuromusculares, sitios de unión entre los nervios y el músculo
voluntario, también engrosan su tamaño en animales ciegos, sobre todo en los
más viejos. Eso sucede de manera tardía. "Da la impresión de que en
realidad todo el cuerpo se reorganiza", añadió el experto.
También hay variación en la
vascularización de la piel y en el número de células del sistema inmune. En una
idea no propuesta hasta ahora por neurobiólogos ni inmunólogos, el
universitario supone que esa estructura podría regular la plasticidad del
sistema nervioso periférico.
Tal hipótesis surge de una
observación fortuita cuando estudiaban la distribución de las proteínas que
regulan el crecimiento neuronal. "Revisando cortes de piel, nos llamó la
atención la gran cantidad de células granuladas identificadas como mastocitos,
involucrados, entre otros eventos, en fenómenos de alergia", reveló.
Se le ocurrió que pudiesen
liberar factores para manipular la reorganización de fibras nerviosas y de los
mecanoreceptores en la piel de los individuos ciegos.
Si la ceguera tiene
repercusión o no desde el punto de vista inmunológico tampoco se ha
determinado, dijo. Se desarrolla "una serie de experimentos para
establecer si moléculas relacionadas con el sistema inmune se alteran en
individuos que han perdido la visión".
En apoyo a esta última
posibilidad, comentó que en invidentes bajo terapias de restauración visual se
han observado problemas de infecciones. De ahí el interés por estos trabajos.
Al hablar del premio
recién recibido por la Fundación “Miguel Alemán” a investigadores menores de 40
años con trayectoria destacada, expresó que es "un reconocimiento a la
gente que trabaja conmigo, al esfuerzo, entusiasmo y creatividad de los estudiantes,
así como al apoyo decidido del Departamento y del Instituto".
Siempre es satisfactorio que el trabajo sea encomiado por
los pares y despierte el interés de los colegas y público en general. El
galardón es un aliciente para seguir trabajando, finalizó.
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FOTO 01
La pérdida de la
vista ocasiona cambios inmediatos en cerebro y cuerpo a corto, mediano y largo
plazo, informó Gabriel Gutiérrez-Ospina, del IIBm de la UNAM.
FOTO 02
El proceso de
reorganización cerebral ocurre en menos de una semana en ratas cegadas, explicó
el investigador de la UNAM Gabriel Gutiérrez-Ospina, y crece el área craneal de
tacto y audición.