Boletín UNAM-DGCS-654
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Esto a través de fortalecer el proceso de
fijación biológica del nitrógeno, lo que reducirá el uso de fertilizantes
químicos
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Lourdes Girard, integrante del CIFN, dijo
que conocer los genes de las plantas y de los microorganismos que se expresan
durante ese proceso permitirá obtener las bases para desarrollar nuevos
biofertilizantes
Con el objetivo de mejorar la
cantidad y la calidad de las cosechas, así como de disminuir el empobrecimiento
del suelo ocasionado por el uso de fertilizantes químicos, científicos
universitarios trabajan en el mejoramiento de la fijación biológica de
nitrógeno.
La doctora María de Lourdes
Girard Cuesy, integrante del Centro de Investigación sobre Fijación del
Nitrógeno (CIFN), con sede en Cuernavaca, Morelos, dijo que los avances
sustantivos se lograrán al conocer con precisión cuáles son los genes de las
plantas y las bacterias que se expresan durante dicho proceso, lo que permitirá
desarrollar nuevos biofertilizantes.
De acuerdo con datos de la
secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación,
en el 2000 se utilizaron en el país 3 millones 925 mil toneladas métricas de
fertilizantes, de los cuales el 68 por ciento correspondieron a sustancias
nitrogenadas, como urea y sulfato de amonio.
Los potásicos representaron el 47 por ciento de las
importaciones, pues se utilizaron en cultivos especializados, como los
hortícolas, florícolas y frutícolas. Lo que refleja una alta dependencia de
productos extranjeros para actividades de alta plusvalía.
Evitar el uso de químicos que
dañan los suelos y sustituirlos por biofertilizantes beneficiará a la
agricultura en general y no sólo a las leguminosas. El nitrógeno es el
nutriente que con más frecuencia limita el crecimiento de las plantas, por lo
que su reserva en suelos agrícolas debe ser reemplazada periódicamente y qué
mejor que mediante la actividad de los sistemas de fijación biológica de
nitrógeno, enfatizó la doctora Girard.
La investigadora de la UNAM
explicó que el nitrógeno (N2) es el principal componente de la atmósfera y parte
esencial de compuestos químicos como proteínas y ácidos nucleicos, los cuales
son la base de la vida.
Sin embargo, no puede ser
usado directamente por los sistemas naturales para su crecimiento y
reproducción. Antes de su incorporación a los organismos vivos es combinado con
el hidrógeno. Este proceso de reducción es conocido comúnmente como fijación de
nitrógeno, la cual puede ser química o biológica.
El derivado de
combinar átomos de ambas sustancias es el amonio y la enzima responsable de
esta transformación es la nitrogenasa, que tiene la particularidad de ser
sensible al oxígeno, que la inactiva cuando entran en contacto, refirió la
científica.
De ese modo, los microorganismos no sólo deben encontrar
la manera de optimizar su vigor durante la fijación de nitrógeno, sino proteger
a su enzima del oxígeno. Para ello, han desarrollado vías de control mediante
la regulación de su expresión genética.
Girard recordó que las
bacterias fijadoras se dividen en dos grupos: las que pueden hacerlo en
condiciones de vida libre; y las que sólo lo hacen formando una simbiosis con
una planta, como es el caso de las bacterias de la familia Rhizobeaceae, que lo
hacen con las raíces de leguminosas como soya o alfalfa. Este es el caso de
Rhizobium etli, que se asocia con el frijol.
Los microorganismos se
diferencian en una forma de vida conocida como bacteroide. Su única función es
fijar nitrógeno. La experta y su equipo de colaboradores tratan de dilucidar
qué genes participan y cuándo se manifiestan.
Al respecto señaló que esas
partículas son secuencias de ADN que codifican para ser proteínas la mayor
parte de las ocasiones; éstas forman parte de la estructura celular, tienen
funciones enzimáticas, o bien, son "reguladoras" de los procesos
biológicos.
Dicho paso requiere de un
intermediario, es decir, de la síntesis de RNA o "transcripción". Este
es el punto más importante de regulación de la presentación de la mayoría de
los genes.
La bacteria debe saber en qué
momento se dan las condiciones ambientales para iniciar la fijación. "Está
en el suelo, detecta la presencia de los exudados de la planta y los censa.
Tales mecanismos de reconocimiento se dan mediante la regulación de la
expresión genética. Así se desencadena todo el procedimiento. Luego se activan
los genes que le permiten penetrar a la raíz, formar nódulos y, finalmente,
fijar el nitrógeno".
Lourdes Girard expuso que las
bacterias, que son aeróbicas, poseen un mecanismo que les permite captar el
escaso oxígeno del microambiente que habitan, para evitar el daño a la
nitrogenasa.
Al estudiar la bacteria Rhizobium
etli, que infecta a las plantas de frijol, se descubrió que presentaba
características diferentes a las reportadas para regular la expresión de sus
genes de fijación de nitrógeno. En colaboración con el grupo del doctor Mario
Soberón, del Instituto de Biotecnología,
"se propuso un modelo para R. etli CFN42, donde intervienen
múltiples proteínas adicionales".
"La
expresión de genes está modulada biológicamente. Conocer cuáles se activan y en
qué momento lo hacen permite saber cómo participan y determinar cuáles de ellos
son los más importantes, y también las
señales del medio ambiente", refirió.
De esclarecer con precisión el
papel de cada involucrado, alrededor de 50 de las casi siete mil partículas que
conforman el genoma de la bacteria Rhizobium etli, sería posible manipularlos y
crear cepas del microorganismo con mayor capacidad de fijación, que fueran la
base para nuevos biofertilizantes.
Ante ese panorama, la
investigadora está interesada en determinar, entre otros aspectos, cuáles de
los genes de Rhizobium etli, adicionales a los conocidos, participan en esta
actividad, concluyó.
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Foto 01
Lograr la
optimización del proceso de fijación biológica de nitrógeno es la meta de
científicos del CIFN de la UNAM, ya que permitiría disminuir el uso de
fertilizantes químicos, que empobrecen los suelos, dijo Lourdes Girard.
Foto 02
Lourdes Girard
Cuesy, integrante del CIFN de la UNAM, dijo que conocer cuáles genes se
expresan durante el proceso de fijación biológica de nitrógeno permitirá
desarrollar nuevos biofertilizantes.