Boletín UNAM-DGCS-602
Ciudad Universitaria
Pies de foto al
final del boletín
AYUDA LA INTELIGENCIA EMOCIONAL A ENFRENTAR MEJOR LOS PROBLEMAS DE LAS GRANDES CIUDADES
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Cecilia
Ojeda señaló que esa técnica pretende integrar los terrenos sentimental y
cognitivo
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También
participaron Sara Valdés Martínez y Pedro Valle Vega
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En la VI
Semana de Temas de actualidad de Ingeniería en Alimentos, organizada por la FES
Cuautitlán, dijo que es una habilidad humana que se desarrolla con el tiempo
La
inteligencia emocional es una de las mejores opciones para enfrentar los retos
y conflictos que plantea la vida en las metrópolis, pues permite integrar las
actividades sentimentales y cognitivas de los seres humanos, aseguró Cecilia
Ojeda Hernández, maestra en psicología clínica.
Al
participar en la VI Semana de Temas de Actualidad de Ingeniería en Alimentos,
organizada por la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán (FESC), señaló que
manejar ambos terrenos de manera equilibrada origina una conducta más
adaptativa y con múltiples logros.
Es
la habilidad, explicó la docente de ese centro multidisciplinario de la UNAM,
para someter las emociones a la razón, dar una respuesta adecuada en el momento
oportuno, frente a la persona correcta, de la manera y en la medida conveniente
y en una proporción que permita alcanzar los objetivos planteados.
Añadió que se desarrolla
con el paso del tiempo. “No es una cualidad con la cual las personas pudieran
nacer, sino cultivable, a diferencia del Coeficiente Intelectual, un potencial
genético y difícil de superar”.
Ojeda
Hernández añadió que muchas veces lo esencial de la experiencia radica en la
parte emocional. Cualquier respuesta ante el medio ambiente incluirá ambos
aspectos y las soluciones serán más equilibradas. Al introducir o tomar en
cuenta la parte emotiva, la reacción será más rica.
Esa
simbiosis es propia de la inteligencia emocional. “No podemos dejarnos llevar
sólo por la razón sin ninguna emoción, y viceversa, no debemos dejarnos influir
únicamente por la pasión sin poner una gota de razonamiento”, reconoció.
La
armonía es importante y se ejercita desde pequeños, cuando los padres permiten
entrar en contacto con afectos para identificarlos y saber cuándo se está
enojado, triste, desilusionado, eufórico, orgulloso, y todo el abanico de
demostraciones que se puede experimentar, y qué se hace con cada sentimiento.
Por
su parte, Sara Valdés Martínez, académica de la FESC, dijo que estas
actividades son útiles ante el proceso de globalización de las grandes
empresas, pues cada vez contratan menos personal, con sueldos cada vez peor
pagados, por lo que es necesario ofrecerles alternativas.
Informó
que cada año ingresan a la carrera de ingeniería en alimentos de la FES
Cuautitlán unos 200 estudiantes de nuevo ingreso, y en total tiene una
matrícula de 800 alumnos.
También
se impartió un taller de microempresas, pues cuando concluyen su preparación se
desmotivan porque no encuentran un trabajo bien remunerado. Por ello, su
propósito es enseñarles a establecer su propia microempresa.
Además
de que se les provee de las herramientas técnicas de su carrera, se consideran
otros aspectos de su formación, que les permita consolidar su posición como futuros profesionistas que serán.
Sara
Valdés resaltó que la ingeniería en alimentos es aceptada. Es una disciplina
donde los estudiantes son inquisitivos, creativos y tienen muchas ganas de
investigar.
Por
último, Pedro Valle Vega, de la empresa Silliker, refirió que al hablar de
sistemas de calidad “debemos tener una estructura y diversos lineamientos que nos
guíen. Para ello es necesario contar con planes, métodos, procedimientos,
políticas y reglamentos”.
Su
enfoque debe ser preventivo antes que correctivo. “Debemos ser analíticos y no
creer todo lo que se nos dice. Con esta orientación podremos salir adelante en
cualquier actividad y situación”, concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 01
Sara Valdés
Martínez, de la FES Cuautitlán, dijo que cada año ingresan 200 alumnos a la
carrera de ingeniería en alimentos en esa unidad multidisciplinaria de la UNAM.
FOTO 02
La académica
universitaria Cecilia Ojeda Hernández aseveró que la inteligencia emocional es
una de las mejores opciones para enfrentar los retos y conflictos que plantea
la vida en las metrópolis.