Boletín UNAM-DGCS-530
Ciudad Universitaria
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Pies de foto al
final del boletín
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Hortensia González Gómez, de la FC, dijo que
las variaciones en el ritmo cardiaco se reducen en estados patológicos como
diabetes, hipertensión, problemas cardiovasculares crónicos y en la vejez
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En momentos de reposo, intensidad, peligro,
riesgo y esfuerzo, el corazón se ajusta; requiere cambios constantes, reveló.
Científicos
del Laboratorio de Biofísica de Sistemas Excitables de la Facultad de Ciencias
de la UNAM desarrollan un modelo en
computadora para predecir y reproducir cómo trabaja el flujo sanguíneo en el
corazón.
Los
doctores Hortensia González Gómez y Humberto Arce Rincón, junto con un grupo de
colaboradores, investigan las perturbaciones de la cadencia cardiaca en
conjuntos celulares; además de crear técnicas para estudiar condiciones de
isquemia, daño producido por no recibir suficiente irrigación sanguínea.
Los males asociados al aparato circulatorio, según
cifras del Instituto Nacional que Estadística, Geografía e Informática (INEGI),
causaron en el 2001 cerca del 16 por ciento de las muertes entre la población
mexicana, por arriba de los tumores malignos (que ocuparon el 13 por ciento).
De ahí la importancia de entender el comportamiento de esa parte del cuerpo
bajo diferentes situaciones, y a qué se deben sus alteraciones.
Hortensia González recordó que el corazón comienza a
latir desde las primeras semanas de gestación y no se detiene sino hasta la
muerte. Se trata de una "bomba" que hace llegar la sangre, con ayuda
del flujo sanguíneo, hasta el último rincón del cuerpo. Es capaz de ajustarse a
diferentes ritmos en función de la demanda de trabajo.
Durante
mucho tiempo predominó la idea de que los sistemas vivos permanecían al
mantener condiciones internas constantes. Ahora se sabe que tales estructuras
no son estables, sino que, por el contrario, presentan cambios dentro de un
rango. "En momentos de reposo, intensidad, peligro, riesgo, esfuerzo, ese
órgano se ajusta; requiere cambios constantes", reveló.
Por
ejemplo, dijo, durante ejercicios de meditación, no obstante a lo que pudiera
pensarse, aumenta la variabilidad cardiaca, al relacionarse con la respiración.
Por el contrario, se reduce en estados patológicos como diabetes, hipertensión
o problemas cardiovasculares crónicos, según muestran las gráficas de los
electrocardiogramas.
Algo
similar ocurre entre personas de diferente edad. Los más jóvenes presentan
mayor disimilitud que los adultos o ancianos. Los cambios no significan
disfunción o alarma. "Reflejan que al variar dentro de cierto rango de
valores, este órgano está listo para enfrentar distintas condiciones. De
permanecer en un mismo nivel de actividad le costaría más trabajo remontar y
moverse a valores fisiológicos más intensos", indicó.
La
doctora González explicó que el corazón posee su propio generador de ritmos.
Hay un grupo de células especializadas que de manera continua cambian su
potencial eléctrico. La modificación de sus membranas es una señal para sus
vecinas, quienes propagan su actividad e inician la contracción del músculo
cardiaco.
Una
técnica para estudiar a estas unidades es perturbándolas con pulsos en
diferentes momentos, simulando a los latidos fuera de ritmo, o bien, cuando
modifican la dinámica por completo, transformándola en una taquicardia maligna,
con una desorganización funcional, que puede ser progresivo y provocar
fibrilación, que conduce a la muerte si no se recibe ayuda con oportunidad,
advirtió.
Para
reproducir esta situación se han creado modelos experimentales en el
Laboratorio de Biofísica de Sistemas Excitables, en colaboración con la
Universidad McGill, de Canadá.
En
todos los casos se aplicaron pulsos eléctricos extras, refirió González Gómez.
Se encontró que después de una alteración transitoria las células permanecen
estables. Empero, hay momentos críticos, vulnerables, en los que una pulsación
que antes no provocó daños, pudo iniciar la desorganización cardiaca.
También
que antes de la progresión anterior, el corazón comenzó a trabajar forzado y no
respondió a todos los estímulos. A partir de esta conclusión, enfatizó, sus
resultados pueden emplearse en valoraciones clínicas, para detectar
tempranamente si una persona es susceptible de un accidente, por lo que se han constituido como prueba
pre-diagnóstica para prevenir a la gente.
Los
trabajos para determinar los índices de riesgo particulares y fabricar
instrumentos inteligentes que, como el corazón, se adapten a cada actividad
específica, continúan en colaboración con otros organismos como el Instituto
Nacional de Cardiología y en diversos laboratorios del mundo, concluyó.
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Foto 01
Científicos
universitarios tratan de entender cómo funciona el flujo del corazón, para ello
desarrollan modelos para predecir sus modificaciones rítmicas y hacen
simulaciones computacionales de la actividad del tejido cardiaco, dijo
Hortensia González Gómez.
Foto 02
Hortensia
González Gómez, de la Facultad de Ciencias de la UNAM, afirmó que los sistemas
vivos presentan variaciones acotadas. Así ocurre con el corazón, que en
momentos de reposo, intensidad, peligro, riesgo o esfuerzo ajusta sus
movimientos.