Boletín UNAM-DGCS-529
Ciudad Universitaria
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Pies de foto al
final del boletín
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María Teresa Sánchez, del IGg de la UNAM,
dijo que para garantizar el crecimiento económico se requiere asegurar su
provisión
·
El Estado ha impulsado las actividades
económicas exportadoras y generadoras de divisas, en detrimento de otras, como
las agrícolas
·
En 2001, México ocupó en el mundo el lugar
13 en reservas probadas de crudo y 29 en las de gas, sexto en producción de petróleo
y décimo en la de gas, y octavo en exportación de hidrocarburo sin refinar
México
debe brindar mayor atención a su sector energético, sobre todo a la generación
de electricidad y la producción de hidrocarburos, porque si asegura esta
provisión podrá garantizar el desarrollo de su población y su crecimiento
económico, advirtió María Teresa Sánchez Salazar, investigadora del Instituto
de Geografía (IGg) de la UNAM.
Reconoció
que todas las ramas productivas son importantes, pero el Estado ha brindado
mayor apoyo a aquellas que pueden insertarse con éxito en el mercado global, a
través de las exportaciones. Es el caso de la industria automotriz o de la
maquiladora: “Por apoyar a las que considera prioritarias, otras, como la
agrícola, quedaron en situación marginal o secundaria”.
Sánchez
Salazar, quien en la última década trabaja la geografía de los energéticos en
México, comentó que el abasto interno debe fortalecerse como actividad
primordial de todo gobierno, porque así como los bancos permiten el movimiento
financiero de un país, la energía es “el motor de la economía”.
Informó
que en el 2001, de acuerdo con cifras oficiales, México ocupó en el mundo el
lugar número 13 en reservas probadas de crudo y el 29 en las de gas; así como
el sexto en producción de petróleo y el décimo en gas, 14 en capacidad de
destilación primaria o refinación y octavo en exportación del hidrocarburo.
Además,
Pemex es la tercera empresa internacional por su volumen de producción de
crudo, la décima en gas y la sexta por nivel de ventas, estimadas en 51 mil 178
millones de dólares al año. “Por ello, advirtió la investigadora, es
contradictorio recurrir al capital extranjero para explorar el territorio y
hacer rendir los yacimientos”.
Subrayó
que dada su importancia, se debe optimizar el funcionamiento de las empresas
paraestatales, con el fin de incrementar sus niveles de eficiencia y reducir
las cargas fiscales que aportan al Estado y permitirles una mayor libertad de
acción.
Además,
pesa sobre ellas la deuda interna derivada de
prestaciones, como el pago de jubilaciones, pues ante el incremento
paulatino de la esperanza de vida de la población, el retiro de trabajadores en
edades tempranas representa una carga onerosa.
Pese
a la situación que enfrentan, abundó, luego de su creación y a lo largo de su
evolución, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos
(Pemex) se convirtieron en verdaderas escuelas formadoras de profesionistas y
técnicos altamente capacitados, con reconocimiento más allá de nuestras
fronteras. Es conocido el prestigio que adquirieron los ingenieros mexicanos
formados como diseñadores, calculistas y constructores de presas.
“Por
lo que ambas representan, en cuanto a infraestructura física, capital humano e
importancia estratégica para el país, merecen la resolución de sus
problemáticas, así como implementar estrategias para seguir con sus funciones.
Si han sido motor fundamental para la economía nacional, no es recomendable
dejarlas a merced del capital extranjero, a través de una política de apertura
total”.
Sánchez
Salazar comentó que desde su fundación, hace más de sesenta años, el Estado ha
sido el sostén del sector energético. Ahora se deben analizar todas las
opciones para evitar perder sus beneficios económicos.
Por
otro lado, insistió en que es necesario que ese estudio se realice de manera
objetiva, sin politizar la discusión, porque se identifican con conceptos de
soberanía y nacionalismo.
La
explotación nacional del hidrocarburo es, por su naturaleza, básica para la sociedad,
y requiere fuertes sumas de capital de riesgo para la actividad exploratoria, y
posteriormente, para hacer las obras de usufructo de los yacimientos, pero ese
tipo de inversiones sólo pueden hacerlas grandes empresas, como las estatales o
los grandes consorcios internacionales.
Resaltó
que en los últimos veinte años las reservas totales han disminuido de manera
importante, al pasar de 72 mil 500 millones de barriles de crudo en 1983, a 52
mil 951 millones en 2002.
“Ello
se debe a un menor ritmo de la actividad de búsqueda. La crisis económica
nacional ha supuesto la disminución del gasto en ese rubro, lo que ha
repercutido en un menor volumen de reservas. Por ello, en los últimos años se
ha demandado la participación de privados para contrarrestar esta situación”,
explicó.
En
cambio, dijo, la producción aumentó de 2 millones 667 mil 7000 barriles de
crudo al día en 1992, a 3 millones 177 mil 100 en 2002.
Además,
el porcentaje de la extracción destinada al mercado exterior también se ha
incrementado en volumen y proporción. En 1992 se exportaban un millón 380 mil
500 barriles por día, mientras en 2002 este volumen ascendió a un millón 716
mil 200.
Los
productos de este sector pueden tener alto valor agregado y venderse a un
precio mejor que el crudo, tanto en el ámbito nacional como extranjero.
Recalcó
que nuestro país incrementó sus compras al exterior de gas y petrolíferos para
satisfacer su demanda interna. En el 2002 se importaron 87 mil 300 barriles de
gas al día, contra 36 mil 200 de 1992. En petrolíferos, en 2002 se adquirieron
242 mil 900 barriles diarios, contra 172 mil de hace una década.
Pemex
tiene una capacidad total de refinación de un millón 540 mil barriles de
petróleo diarios y cuenta con seis refinerías: Salina Cruz, Tula, Cadereyta,
Salamanca, Minatitlán y Madero.
La
investigadora dijo que tanto la CFE como Pemex no operan de manera autónoma.
Por lo general, una empresa obtiene utilidades de la venta de sus productos y
las reinvierte para garantizar su crecimiento.
Empero,
ambas dependen del presupuesto anual asignado por el Estado. La primera aporta
grandes cantidades de ingresos al gobierno federal, a través de impuestos,
exportaciones y demás, y la Comisión, aunque en menor proporción, también es
castigada en ese sentido.
La
supeditación ha limitado su crecimiento, por lo que es necesario buscar
mecanismos que no comprometan el futuro del país.
María
Teresa Sánchez señaló que Pemex realiza exploraciones en una amplia zona del
país, desde el norte y noreste, en donde se han localizado yacimientos de gas
como en la Cuenca de Burgos, hasta la península de Yucatán, incluida la
plataforma continental, de la que se obtiene la mayor producción.
Al
referirse al Hoyo de Dona, dijo que el avance tecnológico de los últimos
decenios permite considerar recursos potenciales, anteriormente no considerados
como tales, por la profundidad de su localización.
A
diferencia de Estados Unidos, México no tiene los instrumentos y capital para
sacar provecho en esas condiciones. En la sonda de Campeche, hace algunos años,
por ejemplo, los pozos petroleros se perforaban en el subsuelo de la plataforma
continental, bajo tirantes de agua de entre 30 y 60 metros. Sin embargo en la
zona anterior se rebasan esas profundidades, pues se ubica en el centro del
Golfo de México.
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Foto 01
María Teresa Sánchez Salazar,
miembro del Instituto de Geografía de la UNAM, aseguró que la industria
petrolera nacional requiere fuertes sumas de capital para explorar y explotar
los hidrocarburos.
Foto 02
Un país que tiene
asegurada su provisión de energéticos puede garantizar el desarrollo de su
población y su crecimiento económico, advirtió María Teresa Sánchez Salazar,
investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM.