Boletín UNAM-DGCS-360
Ciudad Universitaria
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En el 2000 fue uno de los
13 primeros productores mundiales, señaló Aurora Armienta, investigadora del
IGf
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En ese mismo año la producción
mexicana alcanzó los 30 mil 349 millones de pesos, indicó
Ante la importancia de la
minería mexicana es indispensable fortalecer este campo económico,
especialmente en la parte centro-norte del país donde se registra la actividad
más intensa, afirmó Aurora Armienta Hernández, investigadora del Instituto de
Geofísica (IGf) de la UNAM.
Recordó que en el año 2000
México fue uno de los 13 primeros productores mundiales de 18 elementos
minerales y generó 30 mil 349 millones de pesos.
Al dictar la conferencia Minería
y contaminación. Mitos y realidades en México, la académica universitaria
resaltó que esta industria ha destacado desde la época colonial: “Su
trascendencia se puede ver reflejada en el auge y desarrollo de ciudades
coloniales como Zacatecas, Guanajuato, Taxco y San Luis Potosí”.
Los principales productos que
se extraen del subsuelo mexicano son plata, celestita, bismuto –de los que es
líder en la producción–, fluorita, arsénico, cadmio, grafito, molibdeno, zinc,
plomo, diatomita, sal, feldespato, manganeso, barita, yeso, cobre y azufre
De acuerdo con datos de la
Secretaría de Economía, los estados de Sonora (primer productor de oro, cobre,
grafito, molibdeno y wollastonita), Coahuila (de celestita, carbón, dolomita y
coque), Chihuahua (de plomo, zinc y cadmio) y Zacatecas (primer sitio en plata)
sobresalen en este ramo, junto con Baja California Sur, San Luis Potosí,
Durango y Guanajuato.
No obstante este auge, matizó,
su procesamiento, que implica la extracción, trituración, molienda y
tratamientos físicos y químicos, genera residuos que pueden tener
concentraciones elevadas de metales y metaloides tóxicos (MMTOX), los cuales
pueden afectar al hombre y al medio ambiente.
Por ejemplo, en regiones como
el distrito de Zimapán, en Hidalgo, fueron identificadas dos fuentes de
contaminación: las antropogénicas y la mineralización en las rocas calizas,
mencionó en el auditorio Tlayolotl del IGf.
La primera de ellas se produce
como consecuencia de la actividad humana y la constituyen los desechos y el
humo arrojados por las fundidoras, siendo esta última la que ha generado mayor
cantidad de sustancias nocivas, precisó.
Indicó que el arsénico es el
elemento perjudicial más común hallado en el interior las minas; aunque también
se pueden topar con plomo, cadmio, antimonio, cromo y altas concentraciones de
zinc, que pueden incluso, generar cáncer o disfunciones orgánicas.
El comportamiento ambiental de
los MMTOX es complejo, pues presentan diferentes grados de oxidación y de ello
dependerá que se liberen a la atmósfera, con el consecuente efecto, subrayó la
investigadora.
Asimismo, es necesario
considerar las características de cada material; así como las condiciones
físico-químicas en las cuales se encuentran para evaluar el peligro hacia la
población, los suelos y los mantos freáticos, expresó.
Ante esta situación, es
indispensable realizar estudios amplios e interdisciplinarios para conocer la
dispersión y las afectaciones ambientales de estos tóxicos. Con base en ese
conocimiento se podrán implementar alternativas viables de solución en cada
zona minera del país. Así, el progreso de la minería dependerá del desarrollo
de procesos más limpios para la extracción y manejo de minerales, concluyó.
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Foto 01
Al dictar la
conferencia Minería y contaminación. Mitos y realidades en México, la
investigadora del IGf de la UNAM, Aurora Armienta Hernández, afirmó que nuestro
país es uno de los productores mineros más importantes del mundo.
Foto 02
En el auditorio Tlayolotl
del IGf de la UNAM, la investigadora Aurora Armienta Hernández, señaló que en
el 2000 México fue uno de los primeros productores mundiales de 18 elementos
metalúrgicos.