Boletín UNAM-DGCS-359
Ciudad Universitaria
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A pesar de utilizarse para
tratar padecimientos psiquiátricos y gastrointestinales, señaló Jerónimo Reyes,
del Instituto de Biología de la UNAM
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Algunas de sus variedades
llegan a vivir hasta 700 años
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Desde 1929 investigadores
universitarios exploran sus posibles usos
A pesar de ser utilizadas desde tiempos inmemoriales por
la medicina tradicional, la ciencia mexicana apenas ha explorado desde una
óptica multidisciplinaria los beneficios terapéuticos de las cactáceas, destacó
Jerónimo Reyes, del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.
Si bien se ha buscado aprovechar sus alcaloides y derivados para tratar
trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia, su uso principal es ornamental,
aspecto que, a decir del investigador, las ha popularizado en todo el mundo.
Sin embargo, en México no se
le ha dado la importancia que merece. “En países como Japón, Bélgica,
Inglaterra, Italia o Alemania se tienen asociaciones especializadas con más de
20 mil miembros; mientras que en México la Sociedad Mexicana de Cactología
tiene aproximadamente 300 socios”, destacó durante el Taller “Propagación y
cultivo de cactáceas” realizado en el Jardín Botánico Exterior del IB.
En nuestro país no hay un plan
a largo plazo; la única institución que lo ha elaborado es el IB de la UNAM
desde 1929. Esa línea de investigación ha formado a una generación de
cactólogos mexicanos, subrayó.
Otra de sus aplicaciones
conocidas es para mitigar enfermedades gastrointestinales, pero hace falta
sacarle más provecho. Incluso, advirtió, un grupo de suizos de las industrias
farmacéuticas analiza sus enzimas para utilizarlas en la fabricación de
medicinas.
Explicó que esta planta
mantiene una lucha química constante en la naturaleza para defenderse, por lo
que genera sustancias no conocidas por la ciencia actual, que lo convierte en
un campo inexplorado.
El investigador indicó que las
cactáceas se adaptan a todas las condiciones climatológicas, sin embargo su
mayor diversidad está en las zonas áridas, en donde llueve poco. Pueden
encontrarse en la selva, en los bosques húmedos y templados; también crece
donde hay piedras o poca luz.
Los estados de la república
con mayor diversidad son Oaxaca, Coahuila, San Luis Potosí, Nuevo León,
Tamaulipas, Sonora y Baja California; aunque en cuanto a tamaño sobresalen
Hidalgo, Querétaro y Puebla.
Señaló que su periodo de vida
varía según su tipo; por ejemplo, los candelabros, una de las más grandes,
tiene más de 200 años de edad y llegan a vivir cerca de 700. Las biznagas
rebasan los 300 años, son plantas longevas, incluso las hay pequeñas, de 15
centímetros, que perduran hasta los 100 años. Su metabolismo es bajo, es decir,
crece lentamente y por ello alcanzan esa edad.
Indicó que hoy día se promueve
la propagación de esta especie por la vía sexual a través de semillas y
vegetativa por vástagos; todo se puede aprovechar bajo un plan de manejo, con
la autorización de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Informó que en la Norma
Oficial Mexicana hay 260 variedades amenazadas con la extinción: “México es un
país de alta diversidad, pero también es una región donde se modifica el
hábitat, por la agricultura, ganadería, construcción de vías de comunicación,
como carreteras; esto ha hecho que algunas de ellas se encuentren en peligro,
dado que algunas crecen en cada dos hectáreas y sólo ocupen ese sitio, y al
destruirlo desaparece el ejemplar.
En cuanto a su tratamiento,
estudio y aprovechamiento, el especialista señaló que debe ser un trabajo
interdisciplinario donde se involucre al biólogo, agrónomo y economista.
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Foto 1
La ciencia
mexicana apenas ha explorado desde una óptica multidisciplinaria los beneficios
terapéuticos de las cactáceas, destacó Jerónimo Reyes, del Instituto de
Biología (IB) de la UNAM.
Foto 2
El biólogo
universitario Jerónimo Reyes afirmó que en México no se le ha dado la
importancia debida a las cactáceas, soslayando sus virtudes terapéuticas para
darles un valor puramente ornamental.