Boletín UNAM-DGCS-344
Ciudad Universitaria
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final de boletín
TRABAJAN
ESPECIALISTAS DE LA UNAM EN EL DESARROLLO DE NUEVO TRATAMIENTO PARA LA CIRROSIS
HEPÁTICA
Para enfrentar la cirrosis hepática y otros trastornos
crónicos y degenerativos del hígado, que en el mediano o largo plazo conducen a
la muerte, científicos del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM
desarrollan un nuevo medicamento basado en el derivado de un compuesto
fisiológico.
Hasta ahora se tiene la certeza de que este trabajo
científico evita el progreso de la enfermedad y aunque determinar la desaparición
de ésta es prematuro, la sustancia está abierta a la investigación.
La doctora Victoria Chagoya, quien encabeza la
investigación, señaló que esta dolencia es de evolución lenta y progresiva,
pues tarda hasta 20 o 30 años en manifestarse en sus fases más avanzadas y,
hasta el momento, no había forma de detenerla o revertirla.
La destacada científica, que investiga el metabolismo
hepático desde hace 40 años, junto con sus colaboradores centra su atención en
esta etapa en una sustancia capaz de modificar, de manera clara y evidente, los
flujos metabólicos, y que aumenta los niveles de energía en las células y los
tejidos del hígado.
Este hallazgo fue parteaguas en nuestra investigación
–adelantó–, porque se sabe que en la mayor parte de las enfermedades
degenerativas un factor común es la disminución energética.
Las pruebas experimentales se realizaron en ratas con
intoxicación aguda y crónica, en las cuales se notó, primero, la desaparición
de efectos nocivos, un incremento energético y el impedimento y reversión de la
cirrosis. El hígado recuperó en alto porcentaje sus funciones al quedar
eliminadas las fibras que lo dañaban.
Victoria Chagoya informó que ya se han hecho pruebas en
humanos y se han obtenido buenos resultados. El paciente mejora su calidad de
vida y los sangrados, encefalopatías y acumulación de líquido en el abdomen
aminoran; además, recupera fuerzas.
Este órgano es el “laboratorio” del organismo, donde se
fabrican y sintetizan compuestos útiles para otros tejidos. De allí que la cirrosis
produzca efectos negativos en otros órganos, como los riñones, el páncreas e,
incluso, el sistema nervioso a causa de las encefalopatías.
Esta dolencia ocupa, junto con otros padecimientos
crónicos de este órgano, el tercer lugar en decesos de personas entre los 30 y
64 años, según cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática en el 2001.
La investigadora emérita explicó que la “arquitectura”
del hígado, su estructura, se modifica al ser cubierta por fibras, al grado de
que se deterioran sus funciones: “Se considera una complicación silenciosa,
porque se manifiesta cuando su grado de avance es alto, de hasta el 95 por
ciento, cuando su mecánica está gravemente disminuida”.
Por ello, algunos pacientes recurren al transplante, con
los problemas y riesgos que implica, como la disponibilidad de donadores, el
costo de la cirugía y la compatibilidad inmunológica, entre otros.
Las causas más frecuentes para desarrollar este mal son
la hepatitis crónica y el alcoholismo. De hecho, refirió la especialista, ambos
factores son equiparables porcentualmente.
Antes de 1990, recordó, no se
podía detectar el virus en la sangre, por lo que muchas personas se infectaron
vía transfusiones. Debido a su evolución lenta, en la actualidad se registra un
gran número de sujetos que fueron transfundidos hace años y que sin saberlo la
adquirieron.
Chagoya aclaró que no todos los casos de hepatitis C
degeneran en cirrosis. Lo hace 40 por ciento de las personas infectadas y otro
10 por ciento deriva en cáncer. El resto son “portadores”. Ello se debe, al
parecer, a factores inmunológicos, ambientales y nutricionales. Lo mismo ocurre
entre los alcohólicos.
Cuando está en grado avanzado, abundó, se manifiesta en
el torrente sanguíneo del paciente una elevación de transaminasas y de otras
enzimas, que son marcadores de daño hepático.
A pesar de que se prescribe al enfermo cuidar su
alimentación y actividades, el deterioro avanza. Eso causa innumerables gastos
en las instituciones de salud, porque sus manifestaciones, como los sangrados y
la encefalopatía, requieren de internamiento.
Los enfermos pueden sentirse cansados y presentar tinte
amarillo en la piel (ictericia). No tienen deseos de trabajar, caminar y no
pueden siquiera subir escaleras. Se trata de un agotamiento general.
—o0o—
foto 01
Victoria Chagoya,
científica de la UNAM, informó que en el Instituto de Fisiología Celular se
desarrolla un nuevo medicamento para la cirrosis hepática, basado en el
derivado de un compuesto fisiológico.
foto 02
Desde su laboratorio, la investigadora universitaria Victoria Chagoya detalló el progreso de los científicos universitarios para desarrollar un fármaco que enfrente la cirrosis hepática.