Boletín UNAM-DGCS-331
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
TIENE LA UNAM EL
LABORATORIO DE COSTAS Y PUERTOS MÁS MODERNO DE AMÉRICA LATINA
·
Su canal de oleaje está a la altura de los
mejores del mundo
·
Se podrán realizar estudios de prevención de
desastres naturales y evitar colapsos
en la industria turística y petrolera
Con la finalidad de
investigar y ayudar a resolver los problemas generados por el agua en los
litorales nacionales, la UNAM puso en marcha su Laboratorio de Costas y
Puertos, donde se podrán realizar estudios de prevención de desastres naturales
causados por huracanes, “nortes” o maremotos.
Además contribuirá
a estudiar y desarrollar diversos procedimientos y materiales que resulten
mejores, más baratos y resistentes para evitar colapsos en las construcciones
situadas en esas áreas, especialmente las de casas, así como las ligadas con
las industrias turística o petrolera, como pueden ser instalaciones hoteleras y
plataformas, y ductos marinos, entre
otras aplicaciones.
El laboratorio,
presentado por un grupo de investigadores encabezados por el director del
Instituto de Ingeniería (II), Sergio M. Alcocer Martínez de Castro, cuenta con
el canal de oleaje más moderno de América Latina y a la altura de los mejores
del mundo, cuyo costo de inversión hasta el momento asciende a 3.5 millones de pesos.
En conferencia de
prensa, el director del Instituto destacó el esfuerzo de la UNAM por apoyar el
desarrollo de investigaciones y laboratorios equipados con tecnología de punta,
y que permitan también el trabajo académico en todas sus expresiones.
Y como un ejemplo
de la forma en que se pueden enfrentar
y resolver estos retos está el nuevo laboratorio del II, con el cual se logra
la formación de recursos humanos que faciliten entender la mecánica de la hidráulica marina, así como su
interacción con las estructuras que se construyen en la costa.
En su oportunidad los especialistas
Rodolfo Silva, Paulo Salles y Edgar Mendoza explicaron que el canal de oleaje
mide 36 metros de largo por 80 centímetros de ancho y 1.2 metros de
profundidad. Está construido de lámina metálica y en un costado cuenta con 30
metros de vidrio templado.
Sus características
geométricas permiten simular a escala distintos tipos de oleaje, ya sea
regular, irregular, reflejado y hasta tsunamis o maremotos, que son ondas que
se generan cuando se produce un sismo en los mares, es decir, un maremoto.
Cuenta con un
generador de oleaje de pistón horizontal controlado por una PC, así como con un
sofisticado equipo de medición. En él se puede estudiar la estabilidad y
eficiencia de rompeolas o diques sumergidos, los cuales sirven para
interrumpir la erosión costera y contribuir a la recuperación de playas y a
la ganancia de terreno al mar.
También, es posible
estudiar la interacción entre oleaje y
tuberías de conducción de fluidos, como hidrocarburos y descargas
al océano, así como la relación entre el oleaje y los puentes, muelles y plataformas.
Otros campos de
aplicación son la dispersión de contaminantes por la energía de la marea, así
como análisis de capa de límite y
turbulencia en el fondo para mejorar estimaciones de transporte de sedimentos y optimizar obras de dragado, explicaron los
investigadores.
Durante la rueda de
prensa, advirtieron que la densidad
poblacional en la costa mexicana, y por ende el desarrollo costero, han sido
históricamente bajos, a pesar de que nuestro país cuenta con aproximadamente 11 mil 500 kilómetros de
costa y tres millones de kilómetros cuadrados de aguas territoriales, así como
130 lagunas costeras que cubren un área
de 15 mil kilómetros cuadrados.
En cifras redondas,
la población del litoral mexicano es de diez millones de habitantes, aproximadamente, el 10 por ciento de la nacional, porcentaje que contrasta
significativamente con el 60 por ciento
de los residentes que, en el resto del mundo, viven en esas áreas.
Los expertos
consideraron que el aprovechamiento relativamente bajo y a veces desorganizado
del potencial costero mexicano debe revertirse para renovar el desarrollo de México
y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Para tal efecto,
explicó Paulo Salles, es necesario
implementar una serie de acciones que
van, desde la formación de recursos humanos especializados, la instrumentación
y monitoreo de las costas mexicanas, hasta la comprensión y prevención de los procesos que se presentan en ellas.
Al respecto, el
investigador Rodolfo Silva Casarín, explicó que el canal de oleaje contribuirá
a resolver problemas que atañen a
distintas dependencias, organismos o
entidades privadas, en particular la evaluación de riesgos oceanográficos asociados con los efectos por la presencia de huracanes en estas franjas, que
podrían causar inundaciones en las ciudades.
Sobre este aspecto,
Silva Casarín explicó que en el canal se pueden realizar estudios para saber qué tipo de estructura debe construirse para evitar este tipo de
daños.
En el marco de la
rueda de prensa, los especialistas dieron a conocer que aproximadamente el 70 por ciento del
petróleo explotado o en reservas de nuestro país se extrae o está en el mar,
para lo cual PEMEX cuenta con alrededor de 185 plataformas marinas y más de dos
mil kilómetros de ductos
dispuestos en el lecho marino.
Asimismo, el 36 por ciento de la energía
eléctrica del país se genera en plantas
ubicadas en el litoral, mientras que el 80 por ciento de las exportaciones mexicanas transitan por los 64 puertos de altura con que cuenta el país, además de la importancia de las
actividades pesqueras, por lo que la
conservación del medio ambiente costero
y litoral es de gran importancia.
- - 0 - -
Foto 1
Foto 2
El canal de
oleaje del Instituto de Ingeniería de la UNAM
contribuirá a la prevención de desastres naturales o afectaciones no
deseadas al medio ambiente.
Foto 3
Aspecto de la
rueda de prensa donde se presentó el canal de oleaje más moderno de América
Latina. En la gráfica aparecen (desde
la izquierda)Rodolfo Silva Casarín, Paulo Salles, Sergio M. Alcocer Martínez de
Castro y Edgar Mendoza.
Foto 4
El canal de
oleaje del Laboratorio de Costas y Puertos del Instituto de Geografía de la
UNAM mide 36 metros de largo, 80 centímetros de ancho y 1.2 de profundidad.