Boletín UNAM-DGCS-255
Ciudad Universitaria
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Ha provocado que los campesinos y sus
familias asuman por completo los riesgos de la producción y sea mayor la degradación
del medio ambiente, señaló Flavia Echánove Huacuja, investigadora del IG de la
UNAM
· Son mecanismos con los que los grandes consorcios vinculan a los productores locales con los mercados globales, mencionó
La agroindustria y la
agricultura por contrato han provocado que los campesinos y sus familias asuman
por completo los riesgos de la producción; que pierdan independencia sobre las
decisiones de trabajo; que se incremente la diferenciación social en el ámbito
local, y sea mayor la degradación del medio ambiente ocasionada por la
disminución y contaminación de los recursos hídricos, deterioro de los suelos e
incremento en el uso de pesticidas, entre otros perjuicios.
Lo anterior lo señaló Flavia
Echánove Huacuja, investigadora del Instituto de Geografía (IG) de la UNAM,
quien agregó que las nuevas tendencias en los hábitos de alimentación en los
países desarrollados han propiciado la expansión y fortalecimiento de nuevas
modalidades, que controlan cada vez en mayor medida el conjunto de actividades
del campo y desempeña un papel central en la reestructuración agrícola de
varios países.
Aspectos como la demanda
de mayor variedad, calidad y valor agregado en los productos naturales han dado
paso a un sistema de procesamiento y distribución cada vez más complejo,
indicó.
Explicó que como resultado de
una investigación realizada en el estado de Guanajuato, se encontró que a pesar
de considerarse a esa entidad como una importante generadora de granos, en los
últimos años se ha convertido en una de las principales áreas hortícolas del
país.
En esta reconversión,
dijo, ha sido determinante tanto el incremento de la demanda externa, en
particular la estadounidense, como la expansión del consumo interno de esos
bienes. Los productores de esta entidad, acotó, consideran que las principales
ventajas de trabajar bajo contrato con esas empresas, es contar con un mercado
asegurado, así como recibir asistencia técnica y financiamiento para la
adquisición de insumos.
Entre los mecanismos más
comunes por los cuales se ha venido dando la creciente integración y
subordinación de la agricultura a los agronegocios se encuentra la modalidad
por contrato, puntualizó la especialista en abasto alimentario.
Se trata, precisó, de acuerdos
entre productores y compañías en los que se especifican una o más condiciones
de la producción y la transacción de una cosecha.
Si bien, puntualizó, es una
institución heterogénea, con numerosas variantes en el mundo, se distingue de
los pactos de comercialización o desempeño porque incide directamente en las
decisiones de los trabajadores independientes, ejerciendo control sobre su
actividad al regular de antemano el precio, prácticas, calidad y crédito
obtenido.
Por ello, indicó, es una forma
de apropiación industrial en el proceso de explotación agrícola, que permite a
estos consorcios contar con un abasto continuo de piezas con determinadas
características, y transferir a los productores los riesgos de esta actividad,
tanto en términos climáticos como laborales.
En los países subdesarrollados,
dijo, su difusión ha estado vinculada al dinamismo de las exportaciones de
mercancías no tradicionales, entre las que figuran las frutas y hortalizas.
De hecho, esos envíos se han
incrementado a partir de los años 80, con la creación de programas de ajuste
estructural implantados por los gobiernos, ante la crisis de sus deudas
externas y la necesidad de reestructurar sus sectores de venta al exterior.
Los mecanismos que las
agroindustrias utilizan para abastecerse de los insumos del campo dependen de
varios factores como su tipo, estacionalidad u oferta, demanda, tipo de
productor con el que se relacionan las empresas, experiencias positivas y
negativas resultado de esa relación, lineamientos concretos, tenencia de la
tierra y el escenario político del país donde operan, abundó.
En México se trata de un
régimen al amparo del cual se producen caña de azúcar y tabaco; sin embargo, se
utiliza también en los sectores avícola, porcícola, de frutas y hortalizas,
semillas y granos en mucho menor medida, refirió la investigadora miembro del
Sistema Nacional de Investigadores.
Específicamente, dijo, la
pérdida de rentabilidad de la producción de granos básicos ha llevado a muchos
agricultores nacionales a aventurarse en el cultivo de hortalizas por encargo.
Otros factores que han
contribuido a esta situación han sido los bajos salarios imperantes en nuestro
país, la liberación comercial, el régimen de tenencia de la tierra y la laxa
reglamentación en cuanto al cuidado del ambiente. Sus principales compradores
son las tiendas de autoservicio y los restaurantes de origen estadounidense,
cuyos pedidos responden a los gustos y preferencias de los clientes,
puntualizó.
A las agroindustrias les
corresponde organizar el desarrollo industrial, definiendo aspectos clave como
qué generar, cómo procesarlo y empacarlo. Sin embargo, mediante el régimen de
agricultura por contrato, las empresas ejercen también control sobre todo el
procedimiento, para lo cual cuentan con personal técnico dedicado a esa
actividad.
A pesar de sus desventajas
para los productores de hortalizas, tanto el trabajo por contrato, como la
mediería, la renta de tierras y la emigración, son estrategias de sobrevivencia
para enfrentarse a políticas públicas cada vez más adversas para este sector, destacó.
En ese contexto, consideró, se
requiere un cambio institucional respecto de la valoración de los espacios
rurales y sus actores sociales, que se refleje en un diferente rol del
gobierno, rescatando sus obligadas funciones de apoyo y fomento al sector
agrícola.
Precisamente, la falta de
crédito, asistencia técnica y regulación de mercados, entre otros factores, ha
sido el principal factor nacional que ha incidido en la expansión de este modo
de trabajar. Sin embargo, los hallazgos de la investigación no lo muestra como
un régimen laboral y productivo sustentable en términos sociales, económicos y
ambientales, concluyó.
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Foto 1
La agroindustria
desempeña un papel central en la reestructuración de las agriculturas de varios
países, afirmó Flavia Echánove Huacuja, investigadora del Instituto de
Geografía de la UNAM.
Foto 2
México requiere un cambio institucional respecto de la valoración de los espacios rurales y sus actores sociales, destacó Flavia Echánove Huacuja, investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM.