Boletín UNAM-DGCS-205
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EL ABASTO DE AGUA PODRÍA DESENCADENAR UNA GUERRA MUNDIAL
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De no llegarse a una negociación o
cooperación entre los Estados se podrían visualizar escenarios bélicos, aseveró
Juan Palma, académico de la FCPyS de la UNAM
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No sería descabellado argüir esa causa,
indicó Miguel García Reyes, investigador del CISAN
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En la actualidad 31 naciones enfrentan
problemas por la falta de este recurso. Se estima que para 2025, 2 mil 800
millones de habitantes carecerán del líquido
· El 22 de marzo es el día Mundial del Agua
La escasez de agua pone en
peligro el desarrollo sustentable de los países y se ha convertido en un
problema de seguridad nacional, razón por la cual se considera que sería causa
de un enfrentamiento armado internacional coincidieron académicos
universitarios.
En el corto plazo habría la
posibilidad de que se presentaran crisis internacionales generadas por su
carencia. Así, “de no llegarse a una negociación o cooperación entre los
Estados sobre cómo utilizar los acuíferos, se podrían visualizar escenarios
bélicos”, señaló Juan Palma Vargas, secretario académico del Centro de
Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
(FCPyS) de la UNAM.
En tanto que Miguel García Reyes,
investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN),
cree que no sería descabellado argüir esta razón para una guerra de carácter
mundial, pues “detrás de los países contendientes están sus ‘patrocinadores’,
algunos de los cuales si cuentan con armas nucleares”, afirmó.
No se puede descartar esa
posibilidad, recalcó, porque hoy es posible prescindir del petróleo, pero no
del agua. Por ejemplo, países tan ricos como Arabia Saudita, Kuwait y Omán
importan el líquido y en caso de no recibir suministros estaría en el extremo
de financiar acciones agresivas para apropiarse del agua.
La humanidad, recordó, siempre
ha tenido problemas para compartir sus ríos y afluentes; esto no es nuevo.
Hasta ahora se han dirimido mediante controversias, conflictos legales y
escaramuzas.
Explicó que incluso su
aseguramiento forma parte, junto con los temas de narcotráfico, migración y
contaminación, de las prioridades de la seguridad nacional, un concepto basado
en la protección de un Estado y de sus habitantes, destacó el especialista.
Se busca alertar, aclaró,
sobre la posibilidad de llegar a crear una brecha entre países ricos y pobres
por cuestiones hídricas, y eso acarrearía una confrontación mayor. En ese
sentido, advirtió, nadie puede asegurar que dentro de 20 años no se suscite un
enfrentamiento armado de grandes dimensiones, destacó el también profesor de la
FCPyS.
De acuerdo con un informe
publicado en la revista Population Reports, del Centro para Programas de Comunicación
de la Facultad de Salud Pública de
la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Maryland, Estados Unidos, en la
actualidad 31 naciones, de las 194 que hay en el mundo, —en su mayoría de
África y el Cercano Oriente— enfrentan problemas serios por la falta de este
recurso.
“Se estima que el crecimiento
demográfico llevará a que en el año 2025, 48 países que tendrán más de 2 mil
800 millones de habitantes —35 por ciento de la población mundial proyectada
para esa fecha— se verán afectados por el mismo problema”. Según cifras del Consejo Nacional de
Población, para ese mismo plazo México tendrá 106.4 millones de pobladores.
Ante este panorama la Asamblea General de las Naciones
Unidas adoptó una resolución que establece el 22 de marzo de cada año como Día
Mundial del Agua.
En ella se invitó a los diferentes gobiernos a efectuar,
en sus respectivos ámbitos, actividades académicas y de difusión relacionadas
con la conservación y desarrollo de las afluentes.
Años atrás, la agenda
internacional reivindicaba aspectos como desarme, soberanía y delimitaciones
fronterizas, entre otros. Sin embargo, hoy se pueden incluir nuevos temas, como
derechos humanos, democracia y cuestiones ambientales, como este sustento de la
vida, comentó Juan Palma.
Fue a partir de la década de
los setenta cuando gobiernos y organismos internacionales, como Naciones
Unidas, mostraron preocupación al respecto, especialmente por los relacionados
con cuestiones de contaminación –principalmente en el área marítima–, derivada
de la explotación del petróleo, refirió.
En los ochenta, abundó,
se publicaron iniciativas concretas
sobre el cuidado ecológico, como el Programa de Naciones Unidas sobre el Medio
Ambiente, de donde se deriva la Comisión sobre Desarrollo Sustentable, cuyo
propósito fundamental es buscar hacer
mejor uso de los recursos hidráulicos.
Population Reports indica
también que un 70 por ciento de la superficie terrestre esta cubierta por agua
que, en su mayor parte, es oceánica. En volumen, sólo 3 por ciento del recurso es dulce; de ese total, tres cuartas
partes son inaccesibles, al estar en los casquetes de hielo y glaciares de
zonas polares alejadas de los centros de población.
Sólo el uno por ciento es
continental e accesible, pues se localiza en lagos y ríos a poca profundidad,
de donde puede extraerse sin mayor costo. Por lo tanto, sólo un centésimo del
uno por ciento del suministro total se considera disponible para consumo
humano.
De manera concreta, abundó
Palma Vargas, en los años ochenta comenzó un conflicto en Medio Oriente, donde
Israel, Palestina y Jordania comparten cuencas importantes; ello constituye uno
de los motivos de fondo que alimenta los conflictos entre dichos pueblos.
Es el caso del río Nilo, que
corre por Egipto y Sudán. Entre ellos existe una disputa a partir de la
construcción de presas, lo que ha afectado principalmente a la agricultura,
acotó.
Otra área es Centroamérica,
concretamente los límites entre El Salvador y Honduras. En México hay problemas
en la frontera con Estados Unidos, los cuales cual se han matizado a partir de
la administración del Tratado de Límites y Agua, que data de 1944.
La contaminación de las
afluentes afecta al desarrollo sustentable y la salud de la población mundial.
Aunque el grado de alteración depende, en gran medida, de la disponibilidad que
se tenga del líquido. Por ejemplo, en los países en desarrollo la carencia es
casi total y muchas veces no hay ni para beber. Ello depende de la orografía y
las condiciones climáticas, así como de su uso y aprovechamiento, indicó Juan
Palma.
De este modo, Asia es el
continente con mayor cantidad de agua dulce, con 13 mil 510 kilómetros cúbicos
por año; en segundo lugar, América del Sur con 12 mil 30; le siguen América
Central y del Norte con 7 mil 890; África con 4 mil 50; Europa con 2 mil 900, y
Australia y Oceanía con 2 mil 360, refirió.
La escasez ha deteriorado las
condiciones de vida y la salud de los seres humanos, quienes se han visto
obligados a modificar sus actividades de consumo y producción, enfatizó.
El informe de la Universidad Johns Hopkins señala que
en todo el planeta alrededor de 2 mil 300 millones de personas padecen
enfermedades transmitidas o vinculadas con este recurso. “La cantidad que las
personas realmente utilizan en un país depende no sólo de las necesidades
mínimas y de cuánto se dispone, sino del desarrollo económico y del grado de
urbanización”, asienta.
“En el plano mundial, la
agricultura requiere el 69 por ciento de todas las extracciones anuales; la
industria, el 23 por ciento, y el uso doméstico, el 8 por ciento”, refiere la
publicación.
En opinión de Palma Vargas el
aprovechamiento es otro factor que determina su escasez: “No basta con hacerlo
llegar a las comunidades con la mejor calidad posible, se deben tomar en cuenta
aspectos como tener un buen sistema de alcantarillado y el adecuado y eficiente
control de fugas”.
En la medida como este
fenómeno crezca –destacó Miguel García– habrá conflictos con el progreso en
armonía con el entorno, lo cual lleva implícita la degradación del medio
ambiente y un descenso en la calidad de vida de la gente.
El crecimiento demográfico,
dijo, es otro de los factores que incide en su agotamiento. Por ejemplo, en
lugares como Afganistán, Pakistán, la India y los países africanos ya casi no
hay agua ni para subsistir. De hecho, su distribución es irregular. Mientras en
la parte norte del planeta se cuenta con tecnología para potabilizarla, en el
sur existen serios problemas de contaminación.
Sobre la situación nacional,
comentó Juan Palma, resalta que las precipitaciones pluviales no son
homogéneas. El Sureste registra más lluvias, aunque no se presenta mayor
captación debido a que los sistemas montañosos no permiten que el agua se asiente
en las planicies donde se encuentran las zonas habitadas.
Del 67 por ciento del líquido
vertido en territorio mexicano durante los cuatro meses de la temporada de
lluvias al año, dos terceras partes cae en zonas áridas y semiáridas, donde se
concentra gran parte de los núcleos urbanos.
También se tiene que
considerar el factor poblacional, porque en él se encuentra un aspecto
importante sobre el consumo, abundó. Por ejemplo, el INEGI señala en una
proyección para el año 2050, que habrá entre 129 y 148 millones de habitantes,
lo cual no es equitativo con la disponibilidad del recurso.
Casos como el de México
demuestra que la escasez puede representar una situación de conflicto, no sólo
interno sino también externo, sostuvo el académico universitario.
En ese sentido, Miguel García
Reyes destacó que en la frontera entre México y Estados Unidos siempre han
habido roces al compartir el caudal fluvial. Pero este es sólo un ejemplo de
cómo su disminución afecta las relaciones internacionales y eso es sintomático
de lo que nos espera a futuro.
Ante este escenario, Juan
Palma consideró que esta problemática se debe abordar dándole prioridad y
urgencia en las agendas internacionales. Si bien su aprovechamiento ubicará a
los países en situaciones de beligerancia, también los involucrará en una ardua
tarea de cooperación y negociación para la búsqueda de soluciones concertadas.
Así, ejemplificó, cuestiones
técnicas para generar energía eléctrica llevan a aseverar que su uso está
ligado a aspectos de interdependencia entre naciones. Por ello, es preciso que
se identifiquen áreas de cooperación que permitan utilizar el recurso de una
forma más equitativa; aunque sin alterar los niveles de producción.
Asimismo, se deben buscar
alternativas para reutilizar el agua tanto en la ciudad como en el campo, lo
cual también tendría un fuerte impacto en la educación ambiental de la
población. En México ya existen iniciativas para emplear nuevas tecnologías,
como la generación de nubes y la capacitación de los agricultores, refirió.
Por su parte, García Reyes
subrayó que ya es tiempo de tomar en cuenta el problema y estudiarlo. Por ello,
en el CISAN se ha puesto en marcha en proyecto El agua como factor de
desarrollo sustentable y seguridad nacional, en donde participan especialistas
de relaciones internacionales, biología, derecho y ciencias de la atmósfera.
Los investigadores, sostuvo,
debemos implementar programas que conduzcan a un mejor trato y cuidado de las
afluentes. Sin embargo, esas cuestiones no se han considerado porque aún no han
aparecido signos graves de conflicto social.
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