Boletín UNAM-DGCS-155
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El director del Instituto de Ingeniería de
la UNAM, Sergio Manuel Alcocer, dijo que para recuperar su posición se requiere
mejorar la educación en esa disciplina
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Se presentó el libro “Emilio Rosenblueth.
Escritos Selectos”, donde se hace una compilación de su obra
La influencia de la ingeniería
mexicana en el desarrollo del país ha disminuido a niveles preocupantes,
advirtió el director del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM, Sergio Manuel
Alcocer Martínez de Castro, al afirmar que para recuperar su posición, se
requiere mejorar la educación de los especialista en esta disciplina.
Al presentar ante el rector
Juan Ramón de la Fuente el libro Emilio Rosenblueth. Escritos Selectos, del
destacado ingeniero, investigador, ex director del II y profesor universitario,
Alcocer Martínez de Castro subrayó que el Instituto, la Facultad del ramo y
otras dependencias de la UNAM comparten la responsabilidad de educar a las
nuevas generaciones de ingenieros.
Consideró que el eje
indispensable para la supervivencia y crecimiento de la ingeniería nacional, es
el fortalecimiento y apoyo a la investigación. Ello, abundó, implica la
modernización y la colaboración de los sectores con los que está vinculada esta
ciencia.
Ningún país con niveles de
desarrollo superiores al de México, destacó, ha dejado de invertir y
desarrollar investigación en esta materia.
Al referirse al ingeniero
Emilio Rosenblueth, el director del II lo calificó como guía y fuente de
inspiración en el ramo de la ingeniería. Aseguró que ningún otro investigador
ha tenido tan profunda y decidida influencia en la formación y evolución del Instituto.
Luego de agradecer el apoyo de
la Secretaría de Educación Pública (SEP) para la publicación del libro, sostuvo
que tampoco nadie ha tenido un reconocimiento tan amplio en los ámbitos
nacional e internacional como Rosenblueth, pues se trata de un académico
clásico, ingeniero excelente, riguroso y útil, quien consideraba que la
investigación debía ser consistente con el espíritu práctico, de urgencia y de
utilidad.
Al comentar el texto, el
investigador y ex director del Instituto, Francisco José Sánchez Sesma, señaló
que en la era del conocimiento la mayor riqueza que posee un país son sus cuadros
científicos y técnicos.
Aunque en México existen los
recursos humanos necesarios, alertó, no se ha consolidado la infraestructura
tecno-científica en el área de la ingeniería para resolver los problemas que
plantean tanto la realidad del país como la competencia e integración mundial.
Relató algunas anécdotas de
Emilio Rosenblueth, al indicar que en la mayor parte del libro hay viñetas,
comentarios y escritos. Externó que el destacado ingeniero estaba convencido de
la necesidad de una brújula para orientarnos y la educación era central en su
pensamiento. Creía que fomentar y mejorar la enseñanza en todos los niveles era
un medio para elevar la calidad de vida de los mexicanos.
Rosenblueth, opinó, fue uno de
los constructores del México moderno, quien más ha influido en la teoría y
práctica de la ingeniería en el país. Sus contribuciones, añadió, son
reconocidas en todo el orbe.
En el Museo de las Ciencias
Universum, el investigador emérito y ex director del Instituto, Luis Esteva
Maraboto, habló sobre las aportaciones de Rosenblueth a la ingeniería mexicana
y comentó la relación laboral y de
amistad entre ellos.
Recordó una de sus frases:
“Como ingenieros, debemos buscar el mayor bien para el mayor número de
personas”, afirmación que guió siempre el desarrollo de sus actividades como
líder académico y profesional.
Al hablar del reconocido ingeniero, manifestó, es difícil
establecer una frontera entre esta ciencia y el humanismo, pero era evidente su
actitud de servicio y la necesidad de entender los valores y las preferencias
de la sociedad.
En su intervención, el
investigador emérito y ex director del Instituto, Daniel Reséndiz Núñez, expuso
que las remembranzas que de Rosenblueth se escriben en el libro no logran
hacerle justicia, pues su cultura y personal estilo fueron factores que
determinaron su gran influencia en muchos ámbitos. En sí, su efecto en el
entorno es inevitable.
Además, planteó que su
inteligencia le permitía a la vez develar, distinguir, juzgar y decidir con
tino complejas cuestiones prácticas, comprender la psicología de sus
interlocutores o identificar los elementos sustanciales de un problema
científico no resuelto.
“No se conformaba con
encontrar soluciones; era también un implacable manejador de la navaja de Occam
para limpiar tales soluciones de elementos superfluos o inconvenientes, en aras
de la sencillez requerida por la ética, la estética y el sentido práctico”,
acotó.
Resaltó que la cultura de
Emilio Rosenblueth era extensa. Aprendió y reflexionó sobre temas diversos,
además de que en cualquier momento podía expresar frescos e implacables
razonamientos, casi siempre convincentes y sobre una amplia gama de asuntos.
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PIES FOTO
Foto 01
Sergio Manuel
Alcocer Martínez de Castro (derecha), director del Instituto de Ingeniería de
la UNAM, y el investigador Francisco José Sánchez Sesma, durante la
presentación del libro sobre Emilio Rosenblueth.
Foto 02
Los
investigadores eméritos Luis Esteva y Daniel Reséndiz recordaron la figura del
destacado ingeniero Emilio Rosenblueth, un reconocido líder académico y
profesional.
Foto03
Portada del libro Emilio Rosenblueth. Escritos Selectos, del ingeniero, investigador, funcionario y profesor universitario, Sergio Manuel Alcocer Martínez de Castro.