Boletín UNAM-DGCS-133
EL AGUA, FUNDAMENTAL PARA LA
ESTABILIDAD SOCIAL
·
El ambientalista David Dole aseguró que
los habitantes de las democracias estables generan instituciones sólidas para
manejar sus recursos naturales
·
Se requiere la participación de todos los niveles de gobierno y en
particular el apoyo de la comunidad
· En Canadá se administra de manera cooperativa con acuerdos de buena fe con las demás provincias
El agua ha sido un componente
fundamental para la estabilidad social. Los habitantes de las democracias
estables generan instituciones sólidas para manejar este recurso natural, como
reflejo de la importancia que las comunidades le asignan, destacó David Dole,
del Foro de Federaciones, asociación civil internacional que promueve las
prácticas federalistas, con sede en Ottawa, Canadá.
La administración de los
recursos hídricos debe ser integral y extensa, requiere la participación de
todos los niveles de gobierno y particularmente del apoyo de la comunidad, añadió.
Señaló lo anterior durante su
ponencia “La experiencia australiana para resolver conflictos hídricos. El caso
de la Cuenca Murray–Darling, Australia”, dictada en el marco del ciclo de
conferencias Agua. Experiencias internacionales en resolución de conflictos en
sistemas federales, organizado por el Centro de Investigaciones
Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades
(CEIICH) de la UNAM.
Al hablar sobre la situación
del agua en Australia, indicó que en el siglo pasado los gobiernos estatales y
del país acordaron una gestión flexible del líquido para solucionar los
problemas de riego y medio ambiente de los últimos veinte años.
“Es importante asegurar no
sólo un enlace
gubernamental –reflejado en
la legislación– sino el funcionamiento claro de la entidad para coordinar
conocimiento y comprensión. Es decir, debe haber procesos que aseguren la
participación de la colectividad para tomar decisiones y establecer políticas”,
aseguró.
En el auditorio Antonio Caso
manifestó que dado el tamaño y las condiciones climáticas de Australia, la solución de los problemas de riego ha
implicado acuerdos entre gobiernos y población referentes a derechos al acceso
a los ríos.
En este sentido es sinónimo de
riqueza. “Es fundamental que puedan trabajar conjuntamente para llegar a
soluciones sobre el uso de las corrientes fluviales”. Dicha irrigación
representa daño al medio ambiente; que obliga a las administraciones a tomar
decisiones para la reducción de permisos sobre esta práctica.
En su oportunidad, Dwight
Williamson, también de la misma organización canadiense, apuntó que el vital
líquido es compartido entre las comunidades, los gobiernos locales y el
federal; mediante mecanismos para repartir responsabilidades y el mutuo
beneficio.
Durante su ponencia Agua
compartida: cooperación regional entre Manitoba, Canadá, y sus vecinos, señaló
que en ese país “se subraya nuestra cultura con el agua; es de vital
importancia y lo reconocemos como recurso canadiense. Muchas de nuestras
poblaciones cuentan con ella para desarrollar su riqueza, incluso, para
incrementar su calidad de vida”.
Señaló los acuerdos de buena
fe, pues son raras las demandas entre niveles de gobierno. Se intenta ejecutar
los compromisos fuera de las cortes. “Son el último recurso. En la mayoría de
las circunstancias podemos administrarla de manera cooperativa mediante pactos
con nuestros vecinos. Esto se logra si implementamos un proceso donde todos los
actores participen, y así se llegue a un arreglo en común”.
Indicó que la mayoría de las
jurisdicciones provinciales y el gobierno federal han adoptado una política que
evitaría asignar precios al líquido para no convertirla en una mercancía bajo
el Tratado de Libre Comercio. Por ello, somos muy cautelosos. Es demasiado
importante como para dejarla en manos de la administración central, finalizó.
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PIES DE FOTO
Foto 1
El ambientalista David Dole explicó
en la UNAM que el agua ha sido un componente fundamental para la estabilidad
social. Los habitantes de las democracias estables generan instituciones
sólidas para manejar este recurso natural.
Foto 2
El especialista canadiense Dwight
Williamson apuntó que el vital líquido es compartido entre las comunidades, los
gobiernos locales y el federal de esa nación, a través de mecanismos para
repartir responsabilidades y el mutuo beneficio.