06:00 hrs. Febrero 20 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-130

Ciudad Universitaria

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AVANCES EN INGENIERÍA GENÉTICA PODRÍAN  POLARIZAR LAS SOCIEDADES: RODRIGO BORJA

 

·        El ex mandatario de Ecuador señaló que las innovaciones genéticas sólo estarían al alcance de los más ricos y darían a sus portadores ventajas físicas, mentales y emocionales

·        Ingrid Brena, del IIJ, comentó que el desafío del derecho es reconocer los cambios culturales generados por la ciencia para proponer respuestas inmediatas

·        La ética y la bioética médicas deben ser laicas y seculares: Arnoldo Kraus, de la Facultad de Medicina

 

Los avances de la ingeniería biogenética pueden producir sociedades crecientemente polarizadas, donde existan dos clases de genes humanos: los naturales, que forman parte del estándar de nuestros equipos biológicos, y los enriquecidos de forma artificial en el laboratorio, aseguró el ex presidente de Ecuador Rodrigo Borja.

 

“Estos últimos –reveló– sólo estarían al alcance de los más ricos y darían a sus portadores ventajas físicas, mentales y emocionales. El peligro es que se produzca una nueva clase dominante en las sociedades futuras, que asuma el control del gobierno, economía, finanzas, medios de comunicación, mandos militares y de todos los mecanismos de control social”.

 

Durante su participación en la mesa “Bioética y derecho”, del Congreso Internacional de Culturas y Sistemas Jurídicos Comparados, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, advirtió sobre la posibilidad de que con ese conocimiento “se destruyan las sociedades democráticas”.

 

Agregó que dicha polarización puede darse no por cuestiones de riqueza, etnia o educación, sino puramente genéticas, de eugenesia, si tales conocimientos no se administran en forma ética y en consonancia con elementales principios de solidaridad social.

 

En el auditorio “Rodolfo Félix Valdés” del Colegio de Ingenieros Civiles de México, consideró indispensable que los juristas asuman este problema: “No se trata de prohibir dogmáticamente la clonación, pero hace falta reglamentarla en concordancia con la ética y la solidaridad social”.

 

Rodrigo Borja insistió en que es obligación de estos profesionales y de la ciencia misma actualizarse frente a las innovaciones, para dar  orientación, ruta y reglamentación, a fin de que la biogenética moderna no genere sociedades injustas, polarizadas y antidemocráticas.

 

Al respecto, Ingrid Brena Sesma, investigadora del IIJ, comentó que el desafío actual para el derecho es reconocer los cambios culturales generados por los avances de la ciencia y la tecnología, para proponer respuestas inmediatas,  al propiciar modificaciones y ajustes al orden jurídico.

 

“En los temas novedosos como ingeniería genética, incluida la transferencia nuclear, eutanasia y manifestaciones de voluntad anticipada no se han efectuado los cambios legislativos necesarios”. La falta de conocimientos especializados ha retardado ese trabajo.

 

Otro riesgo de la elaboración de leyes es que las normas producidas no alcancen el nivel de concreción deseable o que resulten demasiado rígidas e insuficientes para enfrentar las constantes modificaciones en el mundo científico–tecnológico.

 

 

En ese sentido, la investigadora propuso un orden normativo más elástico, capaz de adaptarse a las contradicciones, las tensiones y conflictos, para reinterpretar las disposiciones o elaborar otras nuevas, llenar vacíos, superar o compensar distorsiones.

 

No obstante, reconoció que dicha flexibilidad puede ser insuficiente para reglamentar las nuevas situaciones. “Debemos reconocer la necesidad de llegar hasta los principios jurídicos y valores como pensamientos rectores de una determinada regulación”.

 

Se precisan nuevos conceptos respecto del inicio o el fin de la vida, el genoma humano como patrimonio de la humanidad; además de reconocer nuevos bienes jurídicos dignos de protección como el futuro de la humanidad, o aceptar como objeto de un contrato la donación de un órgano o del tejido de un cuerpo.

 

Opinó que en otros casos será suficiente adecuarlos para sustentar la regulación de la actividad relacionada con el desarrollo científico y con el ser, buscando que el conocimiento siempre sea utilizado en beneficio del hombre.

 

Por su parte, Carlos María Romeo Casabona, de la Universidad de Zaragoza, España, indicó que el conocimiento es necesario en las sociedades modernas para mejorar el bienestar de las personas y de la colectividad. Por ello, ésta debe ser libre y garantizada.

 

“La investigación biomédica, en especial la genética, requiere con frecuencia, el uso de muestras biológicas humanas y el acceso a datos personales obtenidos a partir de ellas. Por ello, la información personal aportada por el análisis de las mismas debe ser protegida”.

 

En ese sentido, comentó que desde el punto de vista ético nada se puede reprochar al que se pueda investigar con este material biológico. Sin embargo, “en todos los Estados hay una normatividad insuficiente al respecto, en especial en cuanto a la protección de los datos”.

 

 

 

En su oportunidad, Arnoldo Kraus Weisman, de la Facultad de Medicina de la UNAM e integrante de El Colegio de Bioética, sostuvo que la ética médica y la bioética médica deben ser laicas y seculares: “Temas como el aborto, la eutanasia, el suicidio y la clonación, si no se tratan desde un punto de vista laico es imposible discutirlos”.

 

Refirió que conforme avanza la tecnología médica y la investigación de punta en casi todos los ámbitos de la medicina, más se excluye a quienes no pueden acceder a este tipo de adelantos, desde la muy sencilla como un antibiótico nuevo hasta un estudio muy sofisticado.

 

“Estas verdades las conocemos. Pero otras, como los datos que provengan de la ingeniería genética, del mapa del cromosoma humano o de la clonación son aspectos sobre los cuales no sabemos a fondo qué sucederá”, agregó.

 

Por último, Rodolfo Vázquez, profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México, señaló que hay personas concretas que en situaciones específicas quieren morir o se desea que fallezcan antes que prolongar su sufrimiento. Empero, la política en torno a la muerte asistida médicamente, tanto en su modalidad de suicidio asistido como de eutanasia está lejos de ser un debate cerrado.

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 1

 

El ex mandatario de Ecuador, Rodrigo Borja, dijo que es obligación de los juristas y del derecho actualizarse frente a las innovaciones, para dar orientación, ruta y reglamentación, a fin de que la biogenética moderna no genere sociedades antidemocráticas.

 

Foto 2

La jurista universitaria Ingrid Brena Sesma sostuvo que en temas novedosos como ingeniería genética, eutanasia y manifestaciones de voluntad anticipada no se han efectuado los cambios legislativos necesarios.

 

Foto 3

El conocimiento es necesario en las sociedades modernas para mejorar el bienestar de las personas y de la colectividad. Por ello, éste debe ser libre y garantizado, consideró Carlos María Romeo Casabona, de la Universidad de Zaragoza.

 

Foto 4

Para el académico de la Facultad de Medicina de la UNAM, Arnoldo Kraus Weisman, temas como aborto, eutanasia, suicidio y clonación, si no se tratan desde un punto de vista laico es imposible discutirlos.

 

Foto 5

Rodolfo Vázquez, profesor del ITAM, señaló que hay personas concretas que en situaciones específicas quieren morir o se desea que fallezcan antes que prolongar su sufrimiento. Empero, la política en torno a la muerte asistida médicamente, tanto en su modalidad de suicidio asistido como de eutanasia está lejos de ser un debate cerrado.