Boletín UNAM-DGCS-130
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AVANCES EN INGENIERÍA GENÉTICA PODRÍAN POLARIZAR LAS SOCIEDADES: RODRIGO BORJA
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El ex mandatario de Ecuador señaló que las
innovaciones genéticas sólo estarían al alcance de los más ricos y darían a sus
portadores ventajas físicas, mentales y emocionales
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Ingrid Brena, del IIJ, comentó que el
desafío del derecho es reconocer los cambios culturales generados por la
ciencia para proponer respuestas inmediatas
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La ética y la bioética médicas deben ser laicas
y seculares: Arnoldo Kraus, de la Facultad de Medicina
Los avances de la ingeniería
biogenética pueden producir sociedades crecientemente polarizadas, donde
existan dos clases de genes humanos: los naturales, que forman parte del
estándar de nuestros equipos biológicos, y los enriquecidos de forma artificial
en el laboratorio, aseguró el ex presidente de Ecuador Rodrigo Borja.
“Estos últimos –reveló– sólo
estarían al alcance de los más ricos y darían a sus portadores ventajas
físicas, mentales y emocionales. El peligro es que se produzca una nueva clase
dominante en las sociedades futuras, que asuma el control del gobierno,
economía, finanzas, medios de comunicación, mandos militares y de todos los
mecanismos de control social”.
Durante su participación en la
mesa “Bioética y derecho”, del Congreso Internacional de Culturas y Sistemas
Jurídicos Comparados, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas
(IIJ) de la UNAM, advirtió sobre la posibilidad de que con ese conocimiento “se
destruyan las sociedades democráticas”.
Agregó que dicha polarización puede darse no por
cuestiones de riqueza, etnia o educación, sino puramente genéticas, de
eugenesia, si tales conocimientos no se administran en forma ética y en
consonancia con elementales principios de solidaridad social.
En el auditorio “Rodolfo Félix
Valdés” del Colegio de Ingenieros Civiles de México, consideró indispensable
que los juristas asuman este problema: “No se trata de prohibir dogmáticamente
la clonación, pero hace falta reglamentarla en concordancia con la ética y la
solidaridad social”.
Rodrigo Borja insistió en que
es obligación de estos profesionales y de la ciencia misma actualizarse frente
a las innovaciones, para dar
orientación, ruta y reglamentación, a fin de que la biogenética moderna
no genere sociedades injustas, polarizadas y antidemocráticas.
Al respecto, Ingrid Brena
Sesma, investigadora del IIJ, comentó que el desafío actual para el derecho es
reconocer los cambios culturales generados por los avances de la ciencia y la
tecnología, para proponer respuestas inmediatas, al propiciar modificaciones y ajustes al orden jurídico.
“En los temas novedosos como
ingeniería genética, incluida la transferencia nuclear, eutanasia y
manifestaciones de voluntad anticipada no se han efectuado los cambios
legislativos necesarios”. La falta de conocimientos especializados ha retardado
ese trabajo.
Otro riesgo de la elaboración
de leyes es que las normas producidas no alcancen el nivel de concreción
deseable o que resulten demasiado rígidas e insuficientes para enfrentar las
constantes modificaciones en el mundo científico–tecnológico.
En ese sentido, la
investigadora propuso un orden normativo más elástico, capaz de adaptarse a las
contradicciones, las tensiones y conflictos, para reinterpretar las
disposiciones o elaborar otras nuevas, llenar vacíos, superar o compensar
distorsiones.
No obstante, reconoció que
dicha flexibilidad puede ser insuficiente para reglamentar las nuevas
situaciones. “Debemos reconocer la necesidad de llegar hasta los principios
jurídicos y valores como pensamientos rectores de una determinada regulación”.
Se precisan nuevos conceptos
respecto del inicio o el fin de la vida, el genoma humano como patrimonio de la
humanidad; además de reconocer nuevos bienes jurídicos dignos de protección
como el futuro de la humanidad, o aceptar como objeto de un contrato la
donación de un órgano o del tejido de un cuerpo.
Opinó que en otros casos será
suficiente adecuarlos para sustentar la regulación de la actividad relacionada
con el desarrollo científico y con el ser, buscando que el conocimiento siempre
sea utilizado en beneficio del hombre.
Por su parte, Carlos María
Romeo Casabona, de la Universidad de Zaragoza, España, indicó que el
conocimiento es necesario en las sociedades modernas para mejorar el bienestar
de las personas y de la colectividad. Por ello, ésta debe ser libre y
garantizada.
“La investigación biomédica,
en especial la genética, requiere con frecuencia, el uso de muestras biológicas
humanas y el acceso a datos personales obtenidos a partir de ellas. Por ello,
la información personal aportada por el análisis de las mismas debe ser
protegida”.
En ese sentido, comentó que
desde el punto de vista ético nada se puede reprochar al que se pueda investigar
con este material biológico. Sin embargo, “en todos los Estados hay una
normatividad insuficiente al respecto, en especial en cuanto a la protección de
los datos”.
En su oportunidad, Arnoldo Kraus Weisman, de la Facultad
de Medicina de la UNAM e integrante de El Colegio de Bioética, sostuvo que la
ética médica y la bioética médica deben ser laicas y seculares: “Temas como el
aborto, la eutanasia, el suicidio y la clonación, si no se tratan desde un
punto de vista laico es imposible discutirlos”.
Refirió que conforme avanza la
tecnología médica y la investigación de punta en casi todos los ámbitos de la
medicina, más se excluye a quienes no pueden acceder a este tipo de adelantos,
desde la muy sencilla como un antibiótico nuevo hasta un estudio muy sofisticado.
“Estas verdades las conocemos.
Pero otras, como los datos que provengan de la ingeniería genética, del mapa
del cromosoma humano o de la clonación son aspectos sobre los cuales no sabemos
a fondo qué sucederá”, agregó.
Por último, Rodolfo Vázquez,
profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México, señaló que hay personas
concretas que en situaciones específicas quieren morir o se desea que fallezcan
antes que prolongar su sufrimiento. Empero, la política en torno a la muerte
asistida médicamente, tanto en su modalidad de suicidio asistido como de
eutanasia está lejos de ser un debate cerrado.
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PIES DE FOTO
Foto 1
El ex mandatario de Ecuador, Rodrigo Borja, dijo que es obligación de
los juristas y del derecho actualizarse frente a las innovaciones, para dar
orientación, ruta y reglamentación, a fin de que la biogenética moderna no
genere sociedades antidemocráticas.
Foto 2
La jurista universitaria Ingrid Brena Sesma sostuvo que en temas
novedosos como ingeniería genética, eutanasia y manifestaciones de voluntad
anticipada no se han efectuado los cambios legislativos necesarios.
Foto 3
El conocimiento es necesario en las sociedades modernas para mejorar el
bienestar de las personas y de la colectividad. Por ello, éste debe ser libre y
garantizado, consideró Carlos María Romeo Casabona, de la Universidad de
Zaragoza.
Foto 4
Para el académico de la Facultad de
Medicina de la UNAM, Arnoldo Kraus Weisman, temas como aborto, eutanasia,
suicidio y clonación, si no se tratan desde un punto de vista laico es
imposible discutirlos.
Foto 5
Rodolfo Vázquez, profesor del ITAM, señaló que hay personas concretas que en situaciones específicas quieren morir o se desea que fallezcan antes que prolongar su sufrimiento. Empero, la política en torno a la muerte asistida médicamente, tanto en su modalidad de suicidio asistido como de eutanasia está lejos de ser un debate cerrado.