Boletín UNAM-DGCS-125
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El factor humano en este aspecto esta sobredimensionado, explicó Jorge
Sánchez-Sesma, de la Facultad de Ingeniería
El incremento de la temperatura global no debe
atribuirse a la emisión de bióxido de
carbono (CO2) a la atmósfera, producto de las actividades humanas, sino a la variación
natural propiciada por las características y cambios de las características del
suelo, vegetación y océanos, aseguró Jorge Sánchez-Sesma, de la División de
Estudios de Posgrado de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM.
El experto en Hidráulica explicó que la
contribución de la industria al ciclo del carbono global, es apenas del tres
por ciento, pues “la naturaleza mueve el 97 por ciento restante de CO2,
en una relación entre océano–atmósfera, atmósfera–vegetación, y entre
vegetación y suelo”.
El medio ambiente también tiene cambios y no
todo se puede achacar a la actividad humana o al uso de la tecnología”, porque
varias de esas alteraciones se manifiestan en altas magnitudes, aseguró en la
conferencia Temperatura global (TG) y dióxido de carbono (CO2)
atmosférico: ¿relación efecto-causa o causa-efecto?
Al considerar información de los últimos 24
años, Sánchez-Sesma reconoció que el factor humano está sobredimensionado:
“Desconocemos mucho de la respuesta atmosférica cuando aumenta el bióxido de
carbono; si realmente provoca un calentamiento o no”. Puede haber otra
explicación, dijo, pero es muy difícil comprobarla completamente.
Por ello se deberían hacer más estudios,
expresó, “entender mejor el ciclo del carbono y mejorar los modelos de análisis
con los que contamos hasta el momento, pues no alcanzan todavía a aclarar la
variación del clima pasado; en esa medida, podremos interpretar la mayor parte
del aumento ocurrido en el siglo XX”.
El experto del Instituto Mexicano de Tecnología
del Agua, señaló que la conexión entre la temperatura global y el CO2 es
una relación causa–efecto, y no al revés.
En el Auditorio del Centro de Ciencias
Aplicadas y Desarrollo Tecnológico, expresó que el aumento calorífero, más que
explicarlo con el incremento de esa sustancia, debe asociarse a la actividad
solar, que es el principal motor de nuestra atmósfera.
“El calentamiento del siglo XX no es único, hay
otros ocurridos, y más o menos se han
espaciado entre 800 y mil años. Hay que documentarlos bien para que podamos
modelar correctamente nuestro clima”.
La temperatura ha ascendido en los últimos 12 mil a 13 mil años, informó, en no
más de 2.2 grados centígrados.
Más que descubrir una solución al problema,
subrayó, “he encontrado una serie de incongruencias o fallas y posibilidades
para explicar la variación climática”. Es difícil obtener resultados
concluyentes, pero debemos aprender más del ambiente, de cómo es alterado por
la radiación solar y cómo ésta ha cambiado, cómo funcionan los modelos de
estudio para finalmente, comprender qué va a pasar en el futuro.
Categórico insistió que la naturaleza desempeña
un papel muy importante: el Sol, los volcanes y las mareas deben ser
considerados seriamente. No es correcto hacer a un lado la actividad de esos
elementos, que son grandes acciones que afectan a la atmósfera.
El calentamiento global es indiscutible, pero
falta saber si es de origen natural. Para ello deben reconocerse la
variabilidad natural del clima y las limitaciones en los modelos de estudio
relativos a la circulación general atmosférica, sobre todo para periodos muy
grandes, como décadas o siglos.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
El incremento de la temperatura
global no debe atribuirse a la emisión de bióxido de carbono a la atmósfera por
actividades humanas, sino a una variación natural donde participan suelo,
vegetación y océanos, dijo Jorge Sánchez Sesma, de la Facultad de Ingeniería.
FOTO 2
Jorge Sánchez Sesma, de la Facultad de Ingeniería, expuso que el aumento calorífero en el planeta, más que explicarlo con el incremento de CO2, debe asociarse a la actividad solar, principal motor de nuestra atmósfera.