Boletín UNAM-DGCS-099
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al final del boletín
PARTICIPA MÉXICO
EN EL PROYECTO DEL OBSERVATORIO PIERRE AUGER
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Su objetivo, entender el origen y la
naturaleza de los rayos cósmicos ultraenergéticos: Arnulfo Zepeda, del
Cinvestav
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El trabajo realizado por los mexicanos,
muchos de ellos universitarios, va desde el diseño de los sistemas óptico y
electrónico del detector de superficie, hasta el desarrollo de software para
las mediciones
Las universidades Nacional
Autónoma de México, Autónoma de Puebla y Michoacana de San Nicolás de Hidalgo,
e instituciones como el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados
(Cinvestav), participan en la construcción del Observatorio Pierre Auger, cuyo
objetivo es entender el origen y la naturaleza de los rayos cósmicos
ultraenergéticos.
Arnulfo Zepeda, investigador
emérito del Cinvestav, explicó que en la creación de ese instrumento, diseñado
por los científicos James Cronin (ganador del Premio Nobel) y Alan Watson,
colaboran naciones de Europa y Latinoamérica, además de Estados Unidos y Australia.
Durante la conferencia Rayos
cósmicos ultraenergéticos. Ventana al universo, efectuada en la Facultad de
Ciencias de la UNAM, explicó que este proyecto
involucra la construcción de dos detectores, cada uno con una cobertura de tres
mil kilómetros cuadrados, localizados en los hemisferios norte y sur,
respectivamente. El del sur se sitúa cerca de la ciudad de Malargüe, provincia
de Mendoza, Argentina, en un lugar llamado Pampa Amarilla.
El trabajo realizado por los científicos
mexicanos va desde el diseño de los sistemas óptico y electrónico del detector
de superficie, el modelo de producción de rayos cósmicos fuera de nuestra
galaxia y el software para llevar a cabo las mediciones, hasta la divulgación.
El equipo internacional espera
detectar las fuentes específicas de esas radiaciones, es decir, núcleos
significativos de eventos de alta energía, lo cual podría conducir a
descubrimientos revolucionarios, “como fue en su momento la radiactividad”.
Zepeda explicó que se trata de ondas que
llegan a la Tierra de todas direcciones, provenientes del espacio exterior. La
mayoría son núcleos atómicos, desde protones hasta núcleos pesados. También hay
electrones, rayos gamma y neutrinos.
Su existencia fue establecida
por Víctor Hess en 1912. En 1938 se evidenció que eran líneas de luz cargadas,
cuando Pierre Auger descubrió los “chubascos extendidos”. Al colocar detectores
separados entre sí determinó que la señal llegaba simultáneamente. Es decir, el
fenómeno no era esporádico, sino extenso.
Su energía era millones de
veces mayor a la alcanzada en los laboratorios mediante aceleradores de
partículas, y permitieron descubrir elementos similares a los electrones, como
el positrón, primera muestra de antimateria, con una carga opuesta. Luego se
detectó el muón, con una masa 200 veces más grande que su referente, finalizó
el experto.
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PIES DE FOTO
Foto 1
Nuestro país participa, a través de
instituciones como la UNAM y el Cinvestav, en el proyecto del Observatorio Pierre
Auger, cuyo objetivo es entender el origen y la naturaleza de los rayos
cósmicos ultraenergéticos, expuso Arnulfo Zepeda.
Foto 2
Arnulfo Zepeda, investigador del Cinvestav,
explicó que los rayos cósmicos ultraenergéticos son ondas que llegan a la Tierra
de todas direcciones, provenientes del espacio exterior. La mayoría son
protones.