Boletín UNAM-DGCS-075
Ciudad Universitaria
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final de boletín
LA UNAM, HEREDERA DEL CONOCIMIENTO BIBLIOGRÁFICO
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Resguarda 174 libros incunables, impresos entre 1450 y 1500, que
corresponden al nacimiento de la impresión
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La historia de la imprenta, parte integral de la gesta de la
civilización: Margarita Bosque Lastra, del IIB
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El jefe del Departamento Editorial de ese Instituto, Arturo Gómez
Camacho, reconoce esta innovación como uno de los factores que posibilitaron el
reencuentro de los valores clásicos y el humanismo
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El próximo 3 de febrero se cumplen 536 años de la muerte del inventor de
la imprenta Johann Gutenberg
La actividad cultural y bibliográfica de la
Universidad Nacional está estrechamente ligada al invento de la imprenta en
1445 por Johann Gutenberg. Muchas de las
empresas políticas, constitucionales, eclesiásticas y económicas, así
como los movimientos sociológicos, filosóficos y literarios de todo el mundo no
podrían entenderse sin tomar en cuenta la influencia que los libros han tenido
sobre ellos.
Por ello, la UNAM custodia a través de la
Biblioteca Nacional de México –como depositaria de la cultura nacional–,174
incunables o libros impresos entre 1450 y 1500, periodo considerado como el
nacimiento de la impresión moderna, y muchos otros tesoros literarios.
Estos ejemplares son considerados entre los más
bellos del mundo y son joyas bibliográficas invaluables, vehículo principal
para la transmisión de las ideas. Asimismo, salvaguarda una de las colecciones
más importantes de la cultura Maya y otras civilizaciones Mesoamericanas,
además de que en su imprenta se editan casi dos libros diarios.
De hecho, México no podría ser concebido
intelectualmente sin la producción editorial universitaria, porque la mitad de
la investigación científica, literaria y tecnológica de este país se realiza en
esta casa de estudios.
Al respecto, Margarita Bosque Lastra, del
Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB) de la UNAM, aseguró que la
historia de la imprenta forma parte integral de la gesta general de la
civilización. Durante los últimos 500 años este instrumento penetró en todas
las esferas de la actividad humana.
A poco más de 550 años de haberse impreso el
primer texto en el mundo occidental, La Biblia de Gutenberg (quien murió el 3
de febrero de 1468), “la aventura y el arte” han permanecido como las
características que identifican a este soporte gráfico, desde su concepción en
la mente del autor al producto terminado en los anaqueles de las librerías y de
los amantes de la lectura.
La especialista en historia del libro y
bibliotecas, aseguró que el invento de Gutenberg puede ser clasificado como uno
de los grandes acontecimientos de la historia mundial. Provocó una revolución
en el desarrollo cultural, difícilmente igualada por cualquier otro incidente
de la era común.
La innovación del alemán no puede ser separada
del progreso de la ciencia moderna, sino que también es, indudablemente, un
factor indispensable para la educación del pueblo. La cultura y el
conocimiento, hasta entonces considerados privilegios aristocráticos,
exclusivos de ciertas clases sociales, fueron popularizados por la tipografía.
La invención “permitió que la gente leyera y
dejara el analfabetismo. Es un avance que le debemos a Gutenberg y a sus
antecesores. En China hubo una imprenta, pero como estaba cerrada al occidente
no trascendió políticamente”, explica Margarita Bosque.
La novedad de esta creación, agrega, es haber
ideado los tipos móviles para que la palabra escrita se multiplicara. Sus
alcances rebasaron el siglo XV. Tan sólo en el Fondo Reservado de la Biblioteca
Nacional de México se tiene una docena de ejemplares de la primera imprenta de
América en el siglo XVI.
Para la también catedrática de la Facultad de
Filosofía y Letras, la edición más importante de esa época fue La Biblia de 42
líneas, que se hizo con tipos móviles de antimonio. Esta fue la gran revolución
tecnológica de este aparato, asegura.
“La Biblia de Gutenberg es el primer libro
impreso en el mundo occidental y uno de los más conocidos; sin embargo, su
autor no dejó a la humanidad escritos de su autoría, ya sea de su pluma o
impresos”, expresó.
De los treinta documentos que sobreviven de la
época, únicamente dos hacen alusión a la imprenta. Inclusive, la primera
referencia escrita sobre el autor y su invento proviene de los primeros
impresores franceses en 1471, que mencionan la elegancia, rapidez, estilo y
armonía de las impresiones del alemán.
La obra más importante que tenemos de este
hombre, es un libro de casi mil trescientas páginas que hoy conocemos como La
Biblia de Gutenberg. En un principio, se le conoció como La Biblia Mazarina, y
los bibliógrafos expertos la conocieron como La Biblia de 42 Líneas.
Para ese tiempo ya se conocía en el Lejano
Oriente un método para imprimir con bloques y tipos movibles, anterior al
europeo, pero por razones sociales y políticas nunca se difundió. De manera que
la obra del impresor de Maguncia abrió las puertas a medio milenio marcado en
todos sus ámbitos por la imprenta y los tipos móviles metálicos.
Sin duda alguna, explicó la investigadora del
IIB, Margarita Bosque, el inventor tuvo necesidad de contraer deudas para
financiar sus trabajos, lo que marcó un
hito en la historia por haber sido la primera impresión en serie.
Hay testimonios que atribuyen su endeudamiento
a la impresión de La Biblia latina,
pues esta actividad requiere de
enormes sumas de dinero que no son fáciles de recuperar. Existe en la
Biblioteca Nacional de París una copia que da detalles en el colofón, de cómo se
tuvo que concluir a mano el 25 de agosto de 1453, día de San Bartolomé.
Probablemente nunca se conocerán los motivos o
inspiración que impulsaron a Gutenberg a desarrollar “el arte de
multiplicar libros”, uno de los
primeros términos con que se conoció a esta actividad.
Este proceso es fundamento del desarrollo
tecnológico y social, particularmente como promotor de la alfabetización y de
la educación; y coadyuva a la proliferación de instituciones, al mismo tiempo
que impulsa la lectura a gran escala, la estandarización de textos y, en
consecuencia, la necesidad de obtener copias idénticas.
Bosque Lastra sostuvo que la invención
consistió en crear moldes para el fundido de tipos con una aleación de plomo y
antimonio, que reproducían los carácteres en imagen inversa y proveía de miles
de piezas idénticas, que fácilmente podían ser acomodadas en un formato o caja
para la impresión de una página.
A su vez, el jefe del Departamento Editorial
del IIB, Arturo Gómez Camacho, reconoció que la aportación de Johann Gutenberg
es a todas luces capital, notable; de hecho, asegura, es uno de los factores
que posibilitaron el reencuentro de los valores clásicos grecorromanos y el
humanismo.
“Gutenberg es uno de esos personajes montados
entre el fin de la Edad Media y principios del Renacimiento. El descubrimiento
de la imprenta es uno de los aspectos notables del Renacimiento”, explicó el
investigador universitario.
Fue de tal modo importante, que se difundió por
toda Europa. De España los libros pasaron a América y, en primer término, a la
Nueva España. La primera imprenta fue fundada en la Ciudad de México en 1539,
por un impresor de origen italiano: Juan Pablos.
Los impresos europeos llegaron con los primeros
frailes, quienes se encargaron de escribir e imprimir los textos que circularon
durante la Colonia. Estos materiales, comenta Gómez Camacho, eran sobre todo
religiosos y sirvieron para catequizar a los aborígenes.
Con 38 años como catedrático en la FFyL, Gómez
Camacho habló sobre la importancia de los documentos, no sólo a partir de los
tipos móviles, sino de las civilizaciones antiguas, contenidos en materiales
como el papiro, maguey, cuero, piel u otros.
Al referirse a la Biblioteca Nacional de México,
recordó que este inmueble posee más de 170 incunables que pertenecieron a las
bibliotecas eclesiásticas, expropiadas durante el gobierno de Benito Juárez y
de acuerdo con las leyes liberales.
Esas colecciones conventuales pasaron a formar
parte del “Acervo de Origen de la Biblioteca Nacional de México”, lo que
garantizó su conservación y consulta, “puede incluso maravillar el esmero con
que se imprimieron”, indicó el jefe del departamento editorial del IIB.
Esas obras en custodia tratan, sobre todo, de
cuestiones religiosas. Son materiales escritos fundamentalmente en latín,
algunos en griego y hay excepciones notables como una Divina Comedia, de Dante,
magníficamente ilustrada.
Además de tratados eclesiásticos, concluye
Arturo Gómez Camacho, en estos incunables encontramos temas relativos a
astronomía, literatura clásica de autores grecolatinos, además de algunos
tratados científicos.
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FOTO 1
Arturo Gómez
Camacho, jefe del Departamento Editorial del IIB, reconoció que la aportación de
Gutenberg es a todas luces capital, uno de los factores que posibilitaron el
Renacimiento
FOTO 2
Margarita Bosque
Lastra, del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM (al centro),
aseguró que la historia de la imprenta forma parte integral de la gesta de la
civilización humana
FOTO 3
La actividad cultural y bibliográfica de la Universidad Nacional está estrechamente ligada al invento de la imprenta en 1445, cuando Johann Gutenberg imprime, mediante tipos móviles, La Biblia latina