Boletín UNAM-DGCS-057
Ciudad Universitaria
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final del boletín
FUNDAMENTAL EL PATRIMONIO CULTURAL EN LA CONSTITUCIÓN DE LA SOBERANÍA MEXICANA
·
El nacionalismo mexicano se basa en un
discurso ideológico, donde este recurso ha fortalecido la idea de nación
·
La cultura también es apreciada por otros
miembros de la globalidad
El patrimonio cultural ha sido
uno de los elementos que más ha servido en la constitución de la identidad y de
la soberanía mexicanas, destacó Ana María Salazar, del Instituto de
Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.
Sin embargo, los mexicanos no
han tenido la conciencia ciudadana suficiente, ni la madurez política para
participar activamente en la lucha y conservación de estos bienes, debido al
proceso histórico que vivió México durante más de 70 años, gobernado por un
sólo partido con visión monolítica.
Durante la conferencia Patrimonio
Cultural y Ciudad, realizada en la Casa de las Humanidades de la UNAM, Salazar
dijo que la importancia de este concepto radica en su dinamismo dentro de las
organizaciones sociales, pues muchos de los rasgos y tradiciones que hoy se
reconocen como propios han cambiado a lo largo de la historia; esto es normal
durante el proceso de la construcción cultural de un pueblo o nación.
Indicó que en ese contexto
resaltan las diferencias; sin embargo, ello no soslaya a las redes colectivas
en donde estamos inmersos: “Vivimos en un mundo interrelacionado y lo que pasa
en esos espacios afecta a cualquier nación. Por lo tanto, la cultura también es
apreciada por otros miembros de la globalidad”, expresó.
El nacionalismo surge, a decir
de la investigadora, en la Europa del siglo XIX como parte de una serie de
luchas entre diferentes Estados por el control territorial, es decir, por la
reorganización de sus espacios.
Agregó que estos conflictos
eran de orden político más que social, porque se trataba de obtener la
hegemonía más allá de los terrenos naturalmente ocupados por ciertos grupos.
Este concepto se ha vinculado
con guerras y luchas xenofóbicas en contra de grupos distintos, que nacen
justamente, de defender aquello que nos distingue de otros, apuntó.
En muchas ocasiones se trata
de meros espejismos: “Los mexicanos somos diferentes y al mismo tiempo iguales.
No se ha querido reconocer esta idea de una nación multiétnica y multicultural;
sin embargo, en los anales de la historia de nuestra nación contemporánea
siempre ha existido esa condición en el componente social”.
En este sentido, el
nacionalismo mexicano ha dejado su impronta de racionalidad, basada no en las
razones obvias y legítimas, sino en un discurso ideológico para fortalecer una
nación monolítica, donde justamente el patrimonio cultural ha sido el recurso
más poderoso para fortalecer esta idea.
De acuerdo con la
investigadora, ésta nace justamente a partir de la defensa de los bienes
culturales de los pueblos autóctonos y de la misma soberanía. Recordó que a
mediados del siglo XIX, México prestó una colección de arte indígena para
presentarla en Francia y hubo un conflicto diplomático al no retornar dichas
piezas.
Este episodio da pie para que
México construya un sistema de protección jurídica a partir de 1844 y lo amplíe
durante el Porfiriato. Fue una legislación temprana en los siglos XIX y XX,
cuando muchas de las leyes sobre gestión, conservación, difusión y estudio del
patrimonio son muy tardías en otras naciones del orbe.
Estas disposiciones sufren
varias modificaciones a lo largo del siglo XX. Finalmente, en 1972 se revisa y
entra en vigor la Ley de Conservación del Patrimonio Artístico, Arqueológico e
Histórico de la nación mexicana, que designa para su protección a dos
instancias: el Instituto Nacional de Antropología y el Instituto Nacional de
Bellas Artes.
El primero ve no sólo por la
conservación de ese patrimonio, sino también por su estudio y difusión, además
de la conservación. En el caso de Bellas Artes, hace suyo el cometido de
proteger los bienes artísticos de la nación.
La custodia, conservación,
estudio y difusión de los bienes arqueológicos, culturales e históricos del país
son una tarea muy compleja, la que no puede llevarse a cabo sin la asistencia
de la ciudadanía, concluyó.
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PIES DE FOTO
Foto 1
El patrimonio cultural ha sido uno
de los elementos que más ha servido en la constitución de la identidad y de la
soberanía mexicanas, aseguró Ana María Salazar, del Instituto de
Investigaciones Antropológicas de la UNAM.
Foto 2
La investigadora Ana María Salazar dijo que la custodia, conservación,
estudio y difusión de los bienes arqueológicos, culturales e históricos del
país son una tarea muy compleja, que no puede llevarse a cabo sin la asistencia
de la ciudadanía.