Boletín UNAM-DGCS-056
Ciudad Universitaria
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final del boletín
TENDENCIA DE LA
POBLACIÓN MUNDIAL A VIVIR EN ZONAS URBANAS
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Sandra Knapp, del Museo de Historia Natural
de Londres, Inglaterra, señaló que en el año 2030 más del 60 por ciento de la
población mundial vivirá en ciudades
·
Indispensable relacionar el conocimiento con
la sociedad para preservar la biodiversidad, afirmó
·
En el Instituto de Biología, aseguró que la
diversidad biológica sostiene la vida humana; brinda alimentos y materias
primas, y es clave para el progreso y bienestar
Luego de
destacar que el planeta está cada vez más urbanizado y que en los próximos 25
años la mayor parte de la población vivirá en ciudades, Sandra Knapp, editora
asociada de la revista Flora
Mesoamericana y botánica investigadora del Museo de Historia Natural de
Londres, Inglaterra, urgió a relacionar
toda la actividad del hombre a la preservación de los ecosistemas del orbe.
El desarrollo
del conocimiento científico debe relacionarse con la sociedad para preservar y
hacer uso racional de la biodiversidad, afirmó.
Al participar en el Seminario El
papel de la taxonomía en la conservación de la biodiversidad, organizado por el
Instituto de Biología de la UNAM, señaló que el planeta cada día es más
urbanizado. Se calcula que en el año 2030 más del 60 por ciento de la población
mundial vivirá en ciudades. Por ello, la mayoría de las personas no tendrá
contacto directo con la naturaleza.
Destacó que,
ante ese panorama, los taxónomos pueden hacer múltiples contribuciones a la
preservación de los ecosistemas, como la elaboración de guías de campo,
inexistentes en la mayoría de las naciones con rica ecología –como México–, a
diferencia de Europa o Estados Unidos, donde existen desde hace muchos años.
Con ayuda de esos materiales
la población es capaz de identificar aves, mariposas o plantas medicinales,
entre otros. Para su elaboración, los especialistas necesitan colaborar con los
posibles usuarios, como las comunidades indígenas o campesinas.
La experta
refirió que, en general, la conservación se entiende como la preservación del
medio de influencias destructivas. Su
sentido estático se contrapone con la naturaleza, que es dinámica y cambia todo
el tiempo. Se requiere, en ese sentido, unir ambas concepciones.
Knapp recordó
que la diversidad biológica sostiene la vida humana, pues nos da alimentos y
materias primas que usamos todos los días. Es clave del progreso y bienestar, y
por ello debemos resguardarla.
Un paradigma
para su salvaguarda, reiteró, es el conocimiento científico, la utilización de
recursos por parte de la colectividad, y proteger y cuidar la naturaleza. Es
necesario conectar esos elementos para mantener la vida en el planeta.
Para alcanzar
esa meta, la taxonomía puede hacer múltiples aportaciones. En Inglaterra,
incluso, ha habido un cambio en la percepción de su importancia, por ser la
disciplina que “sostiene la conservación”.
La taxonomía se
define como clasificación, especialmente en relación con las leyes generales y
principios; es lo mismo que la sistemática. Con sus colecciones se pueden
extraer muestras de Ácido Desoxirribonucleico (ADN).
En estos
acervos se basan las teorías del por qué y cómo estamos aquí. Por ejemplo, aún
se conservan los ejemplares de aves recolectados por Charles Darwin en las Islas
Galápagos, fuente de la teoría de la evolución por selección natural.
Knapp explicó
que la taxonomía tiene tres tareas: la filogenia, la identificación y la
descripción. La primera se dedica a construir árboles filogenéticos, estudios
moleculares de ADN y mapeos de caracteres morfológicos, como el color de los
frutos. Estas ramificaciones permiten proponer hipótesis sobre el
funcionamiento del proceso evolutivo.
Con esta
herramienta es posible conocer a los organismos que están en la base de la
vida, como los microscópicos, que viven en fuentes termales y no poseen
características morfológicas, y sólo pueden ser entendidos mediante su relación
con elementos vitales.
Países como
México y el Reino Unido –expuso– son
firmantes de la Convención de Conservación de la Biodiversidad y están
comprometidos a alcanzar sus metas. Quienes manejan reservas o parques en esas
naciones “tienen obligación de identificar –como segunda tarea– plantas y
animales para establecer la condición de poblaciones”. Esa es tarea de la
taxonomía.
El tercer
quehacer es la descripción. No sólo es la elaboración de listas o catálogos de
flora o fauna que, aún cuando son importantes, son sólo el primer paso para
entender su multiplicidad.
Ese proceso
–que incluye claves para diferenciar especies, una nomenclatura y una
descripción en lenguaje científico– permite obtener mapas de distribución,
árboles filogenéticos de carácteres morfológicos, entre otros recursos. Esa
información monográfica es la base de esta ciencia.
Finalmente, a pesar
de la importancia de esa disciplina, Knapp alertó sobre la disminución en el
número de especialistas en el área. “Los taxónomos, como muchas de las especies
que estudiamos, también estamos en peligro de extinción”.
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PIES FOTO
Foto 1
Sandra Knapp, del Museo de Historia Natural de Londres, Inglaterra, dijo
en la UNAM que el conocimiento científico debe vincularse a la sociedad para
preservar la biodiversidad.
Foto 2
Mediante su actividad de sistematizar el conocimiento sobre flora y fauna, los taxónomos colaboran para salvaguardar a las especies del planeta, señaló la investigadora inglesa Sandra Knapp.