Boletín UNAM-DGCS-979
Ciudad Universitaria
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Pies de fotos al
final del boletín
IDEAL, COMO MASCOTA, EL XOLOITZCUINTLE O PERRO PELÓN MEXICANO
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Raúl Valadez, del IIA, destacó que se
caracterizan por su fácil manejo y excelente compañía para niños y adultos
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Es una raza originaria de México, pues se ha
documentado su existencia desde la época prehispánica
·
En Alemania, Francia o Dinamarca, se pagan
hasta 9 mil pesos por cada animal, cuando en la cuenca del río Balsas los
venden en 100 pesos
Los perros pelones mexicanos o
xoloitzcuintles son ideales como mascotas. Las características de esta raza
originaria de nuestro país –de la que
se ha documentado su existencia desde la época prehispánica–, facilita su
entrada a los hogares, aseguró Raúl Valadez Azúa, del Instituto de Investigaciones
Antropológicas (IIA) de la UNAM.
El investigador consideró que
estos ejemplares pueden ser utilizados como animales de compañía por su fácil
cuidado y docilidad pues, al no ser de naturaleza temperamental, no representan
peligro para los menores ni para los adultos, por lo que son ideales para
ambientes familiares o infantiles.
En el ámbito doméstico, pueden vivir con facilidad
en ciudades y departamentos. La mitad
de la población podría tener uno en casa. Al ser afectivos se adaptan a los
hogares con niños pequeños, pues siempre quieren estar jugando con ellos. No
son agresivos, pero sí alertas, les encanta la interacción con los seres
humanos y responden ante la presencia de extraños.
Al carecer de pelo, este perro
no se infesta de pulgas, es limpio y se acostumbra a espacios reducidos, aún
sin patio. Lo único que necesitan es un colchón pequeño y una cobija.
Su piel es en extremo sensible y no acepta perfume,
aunque se puede bañar con jabón neutro. Pueden encontrarse ejemplares con una
estatura que va desde 20 a 25 centímetros, parecidos a los chihuahueños, hasta
alcanzar los 40 centímetros de alzada, robustos y fuertes.
Entre las múltiples ventajas
de criarlos puede señalarse que no necesitan alimentación o cuidados
especiales, se reproducen con facilidad y, en este rubro, nuestro país puede
convertirse en el exportador número uno de perros pelones, los cuales son bien
cotizados en el extranjero. En Alemania, Francia o Dinamarca pueden pagarse
hasta 9 mil pesos por cada animal, cuando en la cuenca del Río Balsas los
venden en 100 pesos.
El universitario comentó que
estos canes podrían ser entrenados, reproducidos y comercializados con
excelentes resultados económicos: “Curiosamente, los criaderos más grandes de
esta raza se localizan en Estados Unidos”.
Raúl Valadez corrigió aquella
creencia que afirmaba que en la época prehispánica sólo existieron xoloitzcuintles
en nuestro territorio. Hay evidencias sobre la presencia de por lo menos cinco
razas distintas de esa especie.
La más abundante era la del
perro común; otra, el xoloitzcuintle; una tercera la conformaban animales
similares en cabeza y tronco al primero, pero de patas pequeñas, y que las
crónicas del siglo XVI llaman Tlalchichi. La cuarta raza provenía del área
maya, un animal con pelo, más ligero, esbelto, chico y con rostro más pequeño,
de nariz corta. La última era un híbrido de lobo y perro que se criaba con
fines rituales bien definidos y que la gente utilizaba para ceremonias de alto
estatus.
“Con las investigaciones más
recientes estamos por hacer la declaratoria de una sexta raza, aunque aún no
tenemos elaborado el documento. Sólo sabemos que es diferente de las otras y se
detectó en asentamientos mayas de Chiapas”, reveló.
Refirió que hasta hace unas
décadas se afirmaba que el xoloitzcuintle provenía de Asia, lo cual es falso.
Junto con las migrantes de esa zona llegaron sólo perros de apariencia común.
Está documentado que hace dos
mil años, en el occidente de México, una población de perros sufrió una
mutación de manera espontánea, lo que provocó que una camada saliera con
ejemplares pelones. De hecho, en Guerrero y Michoacán hay animales –como
perros, gatos, cerdos, vacas y cabras–
cuya característica principal es que carecen de pelo, y forman parte del
ámbito normal de la población.
Valadez Azúa comentó que hay
registros arqueo–zoológicos que señalan que durante más de medio siglo estos
especímenes permanecieron limitados al occidente del país, lo que hoy es
Nayarit, Jalisco, Colima y Michoacán.
Para los teotihuacanos se
trataba de animales exóticos, de tierras lejanas, que constituía un regalo.
Ellos vivieron sin interacción con el xoloitzcuintle. Los perros comunes eran
los más frecuentes en la ciudad. Más tarde, del siglo VIII al X, con la llegada
de los chichimecas arribaron los primeros pelones
En los siglos XI y XII los
toltecas extendieron su influencia del centro de México hasta la península de
Yucatán, y llevaron sus jaurías a los territorios mayas, donde se adaptaron.
Eran pocos: de 100 perros identificados en un contexto arqueológico, 95 eran
comunes y los restantes pertenecían a las demás razas.
Estos animales fueron
llamativos para los españoles, pero no les dieron mayor relevancia, y al
consumarse la Conquista los abandonan a su suerte. Llegan razas caninas
europeas, preferidas por las elites, lo que provocó que el xoloitzcuintle quedara
limitado a pequeñas zonas geográficas.
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PIES DE FOTO
Foto 1
Raúl Valadez
Azúa, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, señaló que la
epidermis del xoloitzcuintle es adecuada para la experimentación de productos
de higiene, cuidado o belleza del cuerpo humano, dado que por sus
características, los resultados obtenidos pueden luego ser aplicados a los
hombres.
Foto 2
Pueden encontrarse ejemplares de xoloitzcuintle que van de una estatura de entre 20 y 25 centímetros, que parecen chihuahueños, hasta los que alcanzan 40 centímetros de alzada, robustos y fuertes, reconoció el investigador universitario Raúl Valadez Azúa.