Boletín UNAM-DGCS-974
Ciudad Universitaria
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Pies de fotos al
final del boletín
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Elimina totalmente el consumo de agua en el
proceso y es menos contaminante, entre otras ventajas
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Hermilo Leal Lara, de la Facultad de Química
de la UNAM, es el responsable de este proyecto
Con el fin de proporcionar una
ventaja competitiva a la industria peletera nacional, disminuir los costos y
tiempos de producción, así como el grado de contaminación provocado por esa
actividad, el investigador de la Facultad de Química de la UNAM, Hermilo Leal
Lara, adaptó un proceso para la preparación de pieles donde se elimina el uso
de agua.
Recordó que en todo el mundo
existen entre cinco y diez procesos tradicionales de curtido de piel, los
cuales son sumamente contaminantes. En cierto momento, por ejemplo, por cada
kilo de material tratado se generan entre 20 y 40 litros de líquido altamente
tóxico.
De ahí que Leal Lara buscara
la solución a ese problema. “Adaptamos una tecnología de curtido de pieles que
permite eliminar totalmente el consumo hídrico en la parte del proceso conocido
como de rivera”.
Su trabajo fue más de
adecuación que de invención tecnológica, reconoce; además, sirve para dar
salida a subproductos que de otra manera no tendrían ninguna utilidad, pues
lograron ajustar dicha técnica a tegumentos no tradicionales, como los de
pescado, pollo y pavo para elaborar artículos peleteros, como carteras, bolsas
y cinturones, entre otros.
A partir del proceso,
denominado Xipe –el cual fue desarrollado hace 15 años por Eusebio Cueto de la
Fuente, quien lo patentó–, “hemos encontrado las condiciones específicas para
el curtido de una gran diversidad de pieles”, indicó el especialista
universitario.
Se innovó la concentración de
sosa y la solución salina necesaria, así como los tiempos de tratamiento
correspondientes a cada tipo de material; sustituyeron las sales de cromo –uno
de los elementos tradicionales en esta labor– por sustancias y procedimientos
tóxicos.
El proceso Xipe es conocido en
muchos países, pero no es ocupado, en primer lugar, dijo, porque no se ha
difundido lo suficiente y, en segundo, porque desplaza a los proveedores de
insumos relacionados con esta industria: por ejemplo, afecta a quienes venden
las sales y enzimas para separar la grasa de la dermis. “No sólo se elimina el
uso del vital líquido, sino de muchas sustancias químicas. Por eso no les
interesa cambiar”, revela.
Otro atributo de esta
adaptación tecnológica es que la ha convertido en “un proceso de traspatio, que
es posible realizar en un garage”, por lo que no necesita grandes instalaciones
para obtener productos de gran valor.
El científico explicó que de
la materia prima original, la piel, se obtiene cuero o gelatina. En el primero
se requiere preparar las epidermis y después provocar las reacciones indicadas
para que las proteínas queden rígidas.
En los procesos convencionales
se solubiliza la grasa para obtener cuero: “para eliminar los lípidos hay que
agregar sustancias químicas y lavar mucho”.
Mediante el proceso adaptado
en la FQ la materia grasa se disuelve utilizando sal casera –cloruro de sodio–
y sosa; esta última se neutraliza con ácido clorhídrico; y al final se obtiene
nuevamente sal. “El agua utilizada se recicla y se producen residuos sólidos,
pero ya no desechos líquidos”.
Leal Lara desarrolló este proyecto conjuntamente con
Ángeles Valdivia, también del Departamento de Alimentos y Biotecnología de la
FQ. Lo iniciaron hace casi ocho años: “Tenemos ya todo el proceso; seguirá
promoverlo para darle uso tanto en la industria como en microempresas”. De
hecho, comentó el experto, uno de sus estudiantes ya montó su propia
curtiduría.
La etapa de divulgación
tecnológica y su asimilación, añadió, “es la más ardua y la que nos resta”.
Pero las condiciones ya están dadas; sólo se requerirá de un fuerte compromiso
por parte de instituciones gubernamentales “para que, a través de cursos y
promoción, la industria se interese o, tal vez, simplemente se pongan límites
severos a los efluentes contaminantes”.
De acuerdo con cifras de la
Secretaría de Economía, en el 2002 la industria del cuero y el calzado en
México tuvo una actividad predominante en Guanajuato, donde se realizó el 46.1
por ciento de la producción; en Jalisco alcanzó el 11.7 por ciento; en el
Estado de México, 5.3 por ciento, y en el Distrito Federal el 3.4 por ciento.
El mayor centro de curtido se
localiza en el Bajío, en la ciudad de León. La piel que más se curte en nuestro
país es la de res, seguida por la de borrego, cabra y cerdo en menor
proporción, “más bien nos comemos esta última”.
La producción de cuero y pieles
en el 2000 fue de 175 mil toneladas métricas. Para ese mismo año, el empleo en
ese sector alcanzó las 91 mil 400 plazas laborales. Sin embargo, esta actividad
pierde competitividad por la entrada de artículos chinos y por la obsolescencia
de las técnicas zapateras y de curtido.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
Hermilo Leal
Lara, investigador de la Facultad de Química de la UNAM, adaptó un proceso que
dará ventajas a la industria peletera nacional, porque disminuye los costos y
tiempos de producción.
FOTO 2
Los procesos
tradicionales de curtido de piel son sumamente contaminantes. En cierto
momento, por cada kilo de material tratado se generan entre 20 y 40 litros de
agua altamente tóxica, reveló el químico universitario Hermilo Leal Lara.
FOTO 3
Pieles logradas
mediante el proceso de curtido que permite eliminar totalmente el consumo de
agua, adaptado en la Facultad de Química de la UNAM.
FOTO 4
En la gráfica un
taller de curtido de pieles, en donde se utiliza el proceso que permite
eliminar totalmente el consumo de agua durante su curtido; incluso pueden
obtenerse productos procedentes de pescado, pollo y pavo.