Boletín UNAM-DGCS-946
Ciudad Universitaria
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final del boletín
SE PIERDEN LAS TRADICIONES NAVIDEÑAS EN MÉXICO, ADVIERTEN ESTUDIANTES Y PROFESORES DE LA UNAM
·
El peligro más fuerte en contra de nuestras
costumbres es la globalización, afirmaron los especialistas Francisco Huber y
Guadalupe Salcedo
·
Rechazo a la mercadotecnia que envuelve la
temporada de Navidad
Se pierden México las
tradiciones y costumbres navideñas a partir del siglo XX por la influencia de
otras culturas como la estadounidense, que han convertido estos festejos en un
gran comercio, coincidieron profesores y estudiantes de la Universidad
Nacional.
En una serie de entrevistas,
alumnos de las diferentes carreras que imparte la UNAM, entre ellas Pedagogía,
Administración, Geografía, Letras Hispánicas, Derecho, Ingeniería, Relaciones
Internacionales y Economía, rechazaron el consumismo y la publicidad de esta
época, que ha propiciado la penetración en nuestro territorio de símbolos como
Santa Claus.
Por su parte, el profesor de
la Facultad de Derecho, Francisco Huber, y la directora del Periódico
universitario Humanidades, Guadalupe Salcedo de Zambrano, expresaron que el
peligro más grave para la preservación de estas fiestas es la globalización,
pues en ello se juega la identidad nacional.
Salcedo de Zambrano explicó que las leyendas, tradiciones
y costumbres de las festividades navideñas mexicanas se remontan al siglo XVI,
con la evangelización de los indígenas por las órdenes religiosas de los
agustinos, franciscanos y dominicos.
Sin embargo, es hasta después
de la presunta aparición de la Virgen de Guadalupe en 1531, cuando se facilita
la cristianización de los aborígenes, quienes introyectaron el mensaje
occidental con la figura de la Guadalupana. Así surge la Navidad mestiza, que
conserva rasgos autóctonos, pero con la doctrina de los hispanos.
El mensaje central de la
celebración está contenido en las posadas, que utiliza los nueve días de las
vísperas del nacimiento de Jesucristo, presentado por los misioneros en forma
de teatro, donde los frailes hacían participar a las personas con trajes
coloridos para que asemejaran a María, José y el niño Jesús en sus penosas
jornadas de Nazaret a Belén, cuando el Imperio Romano ordenó un censo. En el
camino, la Virgen dio a luz en un establo la noche del 24 de diciembre.
La especialista indicó que en
México las fiestas de Navidad comienzan realmente cuatro domingos antes del 24
de diciembre, llamados de Adviento y con la conmemoración de las apariciones en
el Tepeyac, para culminar hasta el 2 de
febrero, día de La Candelaria, fecha en que el pueblo recuerda que María
presentó al niño Jesús ante el Templo
de Jerusalén a los 40 días de nacido –como lo manda la Ley Mosaica– y se
purificó con candelas.
En este contexto, las posadas
adquieren su nombre de pedir refugio o un techo donde guarecerse, y los fieles
deben ir de casa en casa pidiendo a los moradores que reciban a los peregrinos
–en la última se abren las puertas y
empieza el convite, por lo general consistente en tamales, atole y colación de
dulces confitados–. Pero no todo es alegría, antes de la llegada de los Santos
Reyes el 6 de enero, se celebra el día de los “santos inocentes”, cuando el rey
Herodes mandó asesinar a todos los menores de dos años en su afán de perseguir
al niño Jesús. La Iglesia lo conmemora el 28 de diciembre.
Otra tradición es la
representación del nacimiento en Belén, con figuras, donde aparece la Sagrada
Familia en un pesebre, acompañada por un buey y un borriquillo, además de
pastores, los magos de oriente y una estrella sobre esta escena.
Su origen –señaló
el experto en Derecho canónico,
Francisco Huber–se remonta a San Francisco de Asís, quien tres años antes de su
muerte en 1223, dispuso que los frailes celebraran con gran solemnidad la Navidad
a media noche. Esta fraternidad extendió su recuerdo por todo el mundo
cristiano.
Por su parte, la especialista
Guadalupe Salcedo recordó que los pastores fueron los primeros en adorar al
niño Jesús y es por eso que surgieron las pastorelas. Paralelamente,
aparecieron los villancicos, que eran canciones de la gente de las villas que
recordaban estos acontecimientos durante los días santos.
También la piñata fue otro
medio eficaz de cristianización. La más auténtica –narró la directora del
periódico Humanidades– es una vistosa olla de barro, forrada con papel de china
y con siete picos que simbolizan los siete pecados capitales.
La figura se coloca en una
cuerda para que baile como lo hace el pecado, que siempre es atractivo. El palo
es símbolo de la virtud para acabar con el mal y las personas se vendan los
ojos para no caer en la tentación y poder ceñirse solo a la fe. Al romperla se
recibe la dulzura de los verdaderos dones.
En muchas colonias y pueblos
de la República se escogen a los padrinos que arrullarán al niño Dios en la
Noche Buena del 24 de diciembre. Ellos lo arrullarán y depositarán en el
pesebre hasta el 2 de febrero, día en
que se “levanta” el nacimiento
Una costumbre más es el Árbol
de Navidad. Salcedo de Zambrano expuso que llegó a México con el emperador
Maximiliano de Habsburgo, hacia el año 1864, y tiene un origen netamente
europeo.
Al respecto, una leyenda
inglesa narra que al nacer Jesucristo, los árboles le ofrecieron sus mejores
flores y frutos, pero el Pino, que no tenía nada que obsequiar al niño, lloró.
El frío de la montaña congeló sus lágrimas sobre sus pequeñas piñas y con
ellas, cada noche dio luz y alegría al Hijo de Dios.
Sobre las formas de celebrar
la Navidad, los estudiantes universitarios coincidieron que actualmente estas
fechas se han convertido en “reventones de fin de año”, y pidieron rescatar
nuestra identidad cultural.
En entrevistas por separado,
los jóvenes –cuya mayoría festeja en el ámbito familiar el 24 de diciembre–
mostraron un amplio conocimiento sobre el sentido navideño, el significado de
las posadas, la piñata e incluso el árbol.
Carmen Martínez, quien cursa
el quinto semestre de la carrera de Pedagogía en la Facultad de Filosofía y
Letras (FFyL), expresó que esta fecha dejó de ser una época de reflexión, paz y
amor, para convertirse en un festín de
los comerciantes.
Rocío Solís, también de esa
carrera, señaló que estamos invadidos por costumbres que no son las nuestras,
cuya influencia proviene principalmente de Estados Unidos, lo que ha
propiciado, por ejemplo, que los niños reciban regalos de Santa Claus y no de
los Reyes Magos.
Naida Ortega Durán, del tercer
semestre de la carrera de Administración de la Facultad de Contaduría, refirió
que no festeja la Navidad y acostumbra únicamente poner el árbol.
Omar Antonio Ramírez Peón,
quien estudia geografía en la FFyL, coincidió en que los festejos tienen un
perfil comercial; mientras que David Mandujano, quien cursa el primer semestre
de letras hispánicas expresó que “el rito” se ha perdido y estamos
invadidos por Santa Claus, “un invento comercial de la marca Coca–Cola”.
Martín Hernández también cursa
letras hispánicas y no cree en estos festejos, pero advirtió que la tradición
se ha ido perdiendo y se ha convertido
en una época de mercadotecnia y consumismo, en lo que coincidió con su
compañero Raúl Mendoza.
Gabriela Rivera Barajas, de la
Facultad de Derecho, señaló que la Noche Buena
representa un momento de reunión familiar, donde se disfrutan
tradiciones como las posadas, la piñata y el ponche, entre muchas otras. Sin
embargo, concordó en que actualmente es una época de “grandes reventones”.
Rafael Velázquez, del quinto
semestre de Ingeniería, lamentó que algunos jóvenes pierdan la oportunidad de
convivir la noche del 24 en el seno familiar y se reúnan, cada vez más, en
discotecas. “Esto es realmente triste”, aseveró.
Elsa María Méndez Márquez, de
la carrera de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales, resaltó que en México estas fiestas han caído en la diversión
superflua; mientras que Wendy Sarmiento Ayala, su compañera de estudios,
rechazó la penetración de símbolos como Santa Claus en territorio nacional.
Dulce Becerril e Itzel
Maldonado, también de Relaciones Internacionales, consideraron que la temporada
navideña tiene un “espíritu comercial”, sobre todo con una enorme influencia
norteamericana.
Berenice Cañas, Erika
Hernández, Geraldine Ojeda, y Audrey Rodríguez, de la Facultad de Economía,
rechazaron también el consumismo y la
penetración de costumbres estadounidenses en los festejos mexicanos.
En este marco, la directora de
Humanidades, Guadalupe Salcedo de Zambrano, indicó que dos son los Evangelios
donde se escribe sobre el nacimiento del niño Jesús: el de San Mateo, que va
dirigido al pueblo judío, donde se demuestra que con la llegada del Mesías se cumplen las escrituras del Antiguo
Testamento, y el de San Lucas, que recoge todos los pormenores del suceso para
comunicarlo a todos los pueblos del mundo.
San Pablo llevó el mensaje de
Cristo a Grecia y a Roma, puesto que los primeros ataques contra el nuevo culto
–que pregonaba una nueva sociedad basada en el amor y la fraternidad–
provinieron del judaísmo. Posteriormente, los romanos inician su persecución,
bajo la acusación de sedición, y es hasta el siglo IV cuando, impulsado por su
madre Elena, el emperador Constantino se convierte al cristianismo y la declara
religión oficial del Sacro Imperio Romano Germánico.
Salcedo de Zambrano aseguró
que Cristo no nació en diciembre, pero los Papas comenzaron a celebrar la
Natividad en el solsticio de invierno, que coincidía con la fiesta romana del
Sol Invicto el 25 de diciembre, que representa el triunfo del sol nuevo y la
salvación.
Desde el año 138, el Papa Telésforo
comenzó a situar el calendario nuevo a
partir del nacimiento de Cristo, pero es Gregorio Octavo, doctor de la Iglesia,
quien encomendó a un monje llamado Dionisio “el exiguo” (apodado así por su
corta estatura) que estableciera el calendario oficial de la Cristiandad. Sin
embargo, el encargado se equivocó al fijar la fecha de la fundación de Roma,
con lo que situó el nacimiento de Cristo años después de nuestra era.
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PIES DE FOTO
Foto 1
Las tradiciones
navideñas mexicanas se remontan al siglo XVI con la evangelización de los
indígenas por las órdenes religiosas de los agustinos, franciscanos y
dominicos, recordó Guadalupe Salcedo, directora del periódico universitario Humanidades.
Foto 2
El peligro más
grave para la preservación de las festividades navideñas en México es la
globalización, pues en ello se juega la identidad nacional, advirtió el jurista
Francisco Huber, de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional.
Del catálogo:
Foto 3
Los estudiantes
universitarios entrevistado coincidieron en que actualmente las festividades
navideñas se han convertido en “reventones de fin de año” y pidieron rescatar
nuestra identidad.
Foto 4
Estudiantes de licenciatura de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, expresaron su desacuerdo con el espíritu comercial de los festejos navideños en nuestro país.