Boletín UNAM-DGCS-862
Ciudad Universitaria
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Pies
de fotos al final del boletín
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El peso y la figura son determinantes para
estas personas, al momento de calificar su forma de ser y sus capacidades
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Dijo en la UNAM Verónica Vázquez Velázquez,
del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán
· Participó en el Seminario Permanente sobre Medio Ambiente y Salud de la Facultad de Medicina
Los niños y niñas
insatisfechos con su cuerpo aumentan hasta 18 veces el riesgo de trastorno
alimentario durante la adolescencia, indicó Verónica Vázquez Velázquez, del
Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
Estos padecimientos, advirtió,
son un reto para los pacientes, familiares y médicos. Para quienes los sufren,
el peso y la figura son determinantes al momento de calificar su forma de ser,
su personalidad, sus capacidades o incapacidades de relacionarse con los demás.
La percepción de nuestro
cuerpo, un proceso natural, se vuelve un problema cuando el individuo da una
importancia exagerada a la comida, y se convierte en el centro de su vida,
aseveró la psicóloga adscrita a la Clínica de Obesidad y Trastornos
Alimentarios.
No es sencillo diagnosticar
esas enfermedades ni determinar su epidemiología, porque muchos de los casos no
se atienden ni se reportan, dijo en el Seminario Permanente sobre Medio
Ambiente y Salud de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Sobre la etiología de esos
trastornos, comentó que, hay tres factores principales: el ambiente, cuando los
pacientes provienen de una familia disfuncional; la cultura, pues son más
frecuentes estos problemas en países industrializados, y la biología, pues no
hay modelos animales con los cuales se pueda trabajar, pues ninguno de ellos
evita engordar, señaló la experta.
Asimismo, indicó, hay factores
que predisponen y precipitan estas enfermedades. En los primeros se encuentran
los genéticos, los rasgos de
personalidad –son obsesivos y con baja autoestima–, el temor de las mujeres a
engordar entre los 11 y 30 años de edad; de los segundos, destacan la moda, la
presión social y los problemas psicológicos –como la depresión, familia
disfuncional, presión social y burlas por su peso–.
El primero de estos
trastornos es la anorexia nerviosa, caracterizada por el rechazo a mantener un
peso normal o por encima del valor mínimo normal; temor intenso a ganar peso,
incluso estando por debajo del peso normal; alteración de la percepción sobre
la imagen corporal, así como una exageración de la importancia del peso, y la
interrupción de la menstruación en mujeres postpuberales por más de tres ciclos
consecutivos.
En la bulimia nerviosa hay
excesos alimenticios o “atracones” recurrentes, caracterizados por la ingesta
de grandes cantidades de alimento en un corto periodo de tiempo –dos horas
aproximadamente–, sensación de pérdida de control sobre la ingestión de
alimento, vómito provocado, conductas compensatorias inapropiadas –como el
abuso de diuréticos, laxantes y ejercicio excesivo–; la incidencia peligrosa
ocurre dos veces por semana durante más de tres meses.
Finalmente, están los
trastornos por atracón, que consisten en la ingestión recurrente y mucho más
rápida de lo normal, comer hasta sentirse desagradablemente satisfecho y a
solas; se parece mucho a la bulimia. “Contrario a lo que pudiera pensarse, no
todos los obesos los padecen”, señaló Vázquez Velázquez.
Respecto de la mejor opción
terapéutica, destacó en el Auditorio Fernando Ocaranza, el pilar del
tratamiento es la psicoterapia: es la ayuda principal para dejar esas conductas
dañinas. “No es posible que una paciente mejore metabólica y físicamente si no
se trata el problema en forma integral”.
La participación del médico
también es importante, porque los pacientes sufren daños hormonales, pérdida de
líquidos y electrolitos, presentan problemas digestivos y pueden requerir
psicofármacos. Asimismo, es relevante la orientación nutricional, para lograr
cambios graduales en su forma de comer, ya sea para aumentar las cantidades o
disminuirlas.
Desgraciadamente, finalizó, el
tratamiento es muy caro. Dura años la asistencia con el psicólogo y los demás
especialistas. Pero a corto y mediano plazos pueden lograrse la normalización
del peso corporal, corregir la preocupación irracional por el aumento de peso
en el caso de la anorexia y, en el de la bulimia y atracones, la disminución
del número de una ingesta desmedida de comida y conductas compensatorias
inadecuadas.
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PIES DE FOTO
Foto 1
Los niños y las niñas
insatisfechos con su cuerpo aumentan hasta 18 veces el riesgo de trastorno
alimentario durante la adolescencia, indicó Verónica Vázquez, del Instituto
Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, en el Seminario
Permanente sobre Medio Ambiente y Salud de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Foto 2
Para las personas que sufren un trastorno alimentario en la adolescencia, el peso y la figura son determinantes al calificar su forma de ser, dijo Verónica Vázquez, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, en el Seminario Permanente sobre Medio Ambiente y Salud de la Facultad de Medicina de la UNAM.