Boletín UNAM-DGCS-763
Ciudad Universitaria
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Pies de foto al final del boletín
PREMIO “DR. JORGE ROSENKRANZ” A INVESTIGADOR DE LA UNAM
Gabriel Gutiérrez Ospina, del Instituto de
Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM, obtuvo uno de los cuatro primeros
lugares del Premio de Investigación Médica “Dr. Jorge Rosenkranz” 2003,
otorgado por el Grupo Roche Syntex de México a los mejores trabajos realizados
en las áreas Clínica y Básica.
En este certamen concursaron
119 investigaciones procedentes de instituciones educativas y de salud, tanto
públicas como privadas de todo el país. El premiado es médico cirujano con
maestría y doctorado en Ciencias Fisiológicas en la UNAM, con sede en
Juriquilla, Querétaro.
Gutiérrez Ospina tuvo el propósito central de entender la
forma como el cerebro genera y procesa información para adaptar al individuo a
su entorno –condición conocida como plasticidad– y conocer cómo ocurren estos
cambios, en particular en individuos ciegos, con el fin de ayudarlos a recuperar
la visión, ya sea de forma parcial o total.
En su presentación, el galardonado destacó que en esta
investigación –iniciada hace más de tres años– se descubrió que las terminales
nerviosas tienen un desarrollo independiente, por lo que los cambios generados
en esta parte del sistema autónomo durante el fenómeno de adaptabilidad y
reorganización –o plasticidad– de una persona que ha perdido la vista, no se
deben a la interacción o estimulación que recibe del exterior.
Esto se debe a que existe un periodo cuando el encéfalo
evita parcialmente tener comunicación con el ambiente, para reorganizar por sí
mismo las conexiones de forma interna. Este periodo se denomina ventana de
tiempo o periodo crítico.
De esta manera, se comprobó que en realidad un individuo ciego
no desarrolla más los sentidos de la audición y el tacto al carecer de visión;
sino que el cerebro, al permanecer silenciado durante ese lapso, sin otra
interacción, puede determinar cuáles son los cambios que necesita para
adaptarse a su nueva condición.
Una de las principales aportaciones de este trabajo
–intitulado Mecanismos celulares que subyacen a la plasticidad sensoriomodal en
las ratas ciegas durante el desarrollo postnatal–, se refiere a modificar el diseño actual de las terapias
físicas y de rehabilitación neurológica en personas que han sufrido
alteraciones como infartos cerebrales o pérdida de la vista, pues deberán
enfocarse a controlar los cambios que se generan en los órganos periféricos y
cerebrales.
A decir de Gutiérrez Ospina, los médicos deben darle
tiempo a este órgano para adaptarse, por sí mismo, a los cambios que
experimenta, para evitar distracciones que dificulten las conexiones necesarias
para recuperar funciones del cuerpo.
Señaló que en los próximos años se estará en condiciones
de comenzar las pruebas clínicas en humanos, en colaboración con el Hospital
Militar y la Escuela Médico Militar, para trabajar en aspectos desarrollados en
ratas.
Con relación al papel de la
UNAM en este tipo de indagaciones, destacó que dentro de la formación de
recursos humanos es significativo que haya investigación básica aplicada a la
clínica en el mediano, corto o largo plazo. Desde el punto de vista formativo
esto es importante, recalcó.
En lo académico, consideró que
este proyecto abre una línea científica dentro de la Universidad. Con relación
al país, se trata de crear conocimiento para que este sistema crezca con gente
de visión amplia, no reducida exclusivamente a su campo de estudio.
Gabriel Gutiérrez es egresado
de la maestría y doctorado en Ciencias Fisiológicas en la UNAM, con sede en
Juriquilla, Querétaro, en donde ha sido Consejero. Cuenta además, con dos
posdoctorados en Estados Unidos. Es miembro de tres sociedades científicas y ha
recibido 10 becas durante su formación.
Durante la premiación, Enrique
Ruelas, subsecretario de Innovación y Calidad de la Secretaría de Salud,
reconoció el trabajo de los investigadores nacionales y aseveró que el panorama
sanitario de nuestro país es notablemente distinto al de hace unas décadas.
Advirtió que en nuestros días
se vive una transición epidemiológica y demográfica, con enfermedades asociadas
a la modernidad, que deben combatirse con nuevas tecnologías. Sus
complicaciones obligan a desplegar acciones basadas en pruebas científicas, como
las obtenidas por los trabajos premiados. Todos ellos aportan elementos
valiosos para establecer medidas preventivas y de control en los programas de
salubridad pública, manifestó.
Con ello se enriquece el
vínculo entre investigación y bienestar, donde el hilo conductor es un sistema
de salud moderno, universal, integral y equitativo, concluyó.
En su oportunidad, la
directora Médica de Roche, Julieta Vargas Loza, dijo durante esta ceremonia que
el Premio de Investigación Médica es un estímulo para fomentar esta actividad
en el país desde hace 19 años, e informó que en esta ocasión se recibieron 120
estudios en las diferentes áreas, donde participaron institutos, escuelas y
universidades de toda la república.
Los investigadores que
recibieron los cuatro primeros lugares, en representación de sus equipos,
fueron: en el Área Clínica, Carlos Pérez Guzmán, del Instituto Nacional de
Enfermedades Respiratorias; y Raquel Ochoa Reséndiz, del Hospital de
Especialidades, Centro Médico Nacional, Siglo XXI.
En el Área Básica, los
investigadores galardonados son: José G. Rendón Maldonado, del CINVESTAV, del
IPN; y Gabriel Gutiérrez Ospina, del IIBm, de la UNAM.
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FOTO 1
El investigador
universitario Gabriel Gutiérrez, del Instituto de Investigaciones Biomédicas,
recibió uno de los cuatro primeros lugares del Premio de Investigación Médica
“Dr. Jorge Rosenkranz” 2003, otorgado por el Grupo Roche Syntex de México.
FOTO 2
Por su trabajo de
investigación que busca entender la forma como el cerebro genera y procesa
información para adaptar al individuo a su entorno y conocer cómo ocurren estos
cambios, en particular en individuos ciegos, Gabriel Gutiérrez, investigador de
la UNAM, obtuvo el Premio de Investigación Médica “Dr. Jorge Rosenkranz” 2003.