11:00 hrs. Octubre 3 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-744

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

DRAMÁTICA DISMINUCIÓN DE LA OBRA PÚBLICA EN LOS ÚLTIMOS 25 AÑOS

 

·        José Luis Fernández Zayas, presidente de la Academia de Ingeniería, inauguró el Seminario “¿Hacia dónde va la ingeniería civil mexicana?”

·        La sociedad empieza a ver al ingeniero civil como una especie de maestro de obras, señaló el profesor emérito Oscar de Buen López de Heredia

 

En los últimos 25 años, la capacidad para construir gran obra pública con empresas mexicanas, como el Metro, se ha reducido a menos de la quinta parte; es decir, en este momento no se llega ni siquiera al 17 por ciento, advirtió el presidente de la Academia de Ingeniería, José Luis Fernández Zayas.

 

Precisó que la Ingeniería civil comenzó a decaer en México cuando las grandes empresas gubernamentales empezaron a contratar consorcios extranjeros, que venían con créditos artificialmente baratos.

 

En consecuencia, alertó, el país, la infraestructura nacional y esta ingeniería han resultado perdedoras. A ello se añaden el grave desempleo existente en algunas regiones de la República y la presencia del subempleo.

 

Luego de inaugurar el Seminario “¿Hacia dónde va la ingeniería civil mexicana?”, en el Auditorio de la Torre de Ingeniería de la UNAM, Fernández Zayas abundó que México ha perdido en tres aspectos fundamentales: el primero se refiere a su carencia de infraestructura necesaria.

Ejemplificó con el caso de las obras de conducción de agua. En esta temporada son evidentes las carencias que enfrentamos  tanto en la prevención de inundaciones, como en la canalización para el almacenaje.

 

En segundo lugar, abundó, se han perdido importantes empresas y negocios del ramo y, con ello, una fuente de ingresos; respecto de los jóvenes, a ellos no se les puede ofrecer esa perspectiva de desarrollo, que en el pasado dio satisfacciones a los ingenieros civiles y fue bien remunerada.

 

El especialista explicó que la ingeniería civil es una actividad relevante porque se responsabiliza del diseño, concepción, construcción y operación de la infraestructura. Esta última incluye caminos, puentes, carreteras, presas, fábricas, hospitales, escuelas, edificios y casas habitación.

 

Sin embargo, aseguró, sólo la quinta parte de estos profesionales trabajan en cuestiones propias de la carrera, en comparación con hace dos décadas.

 

Más adelante, explicó que la falta de obras trae consigo diversas consecuencias de acuerdo con el área de que se trate. Así, en el caso de las referentes al agua, destaca el riesgo de que se registren inundaciones; en forma simétrica, también hay mayores posibilidades de que se registre sequía, por no recargarse los acuíferos. A su vez, al descuidar las obras hidráulicas ocurre lo mismo con los bosques y la agricultura.

 

El titular de la Academia de Ingeniería mencionó como tercer rubro, la falta de fuentes laborales para los egresados de esta carrera. Empero, aclaró que esta situación no se presenta en todo el país. Es sumamente grave en el sur del territorio nacional, menor en el norte, mientras que en el noreste hay mayores posibilidades laborales.

 

En las zonas donde se registra desempleo en esta materia, subrayó, se ha propiciado el subempleo, pues hay buenos diseñadores, con grandes capacidades, que hacen trabajo de mantenimiento o de ventas con dos horas al día de labor.

 

 

En cambio, en el noreste y el norte, comentó, el mercado de trabajo profesional en general y, particularmente, de los ingenieros de Tamaulipas y Nuevo León, es alentador, pues son estados donde se ha implementado un plan regional de desarrollo a mediano plazo.

 

Manifestó su preocupación sobre el futuro de la ingeniería civil mexicana, pues sólo se tienen respuestas parciales y una cadena de buenos deseos. “Me preocupa que sobre estos temas del desarrollo, muchos de nosotros hemos trabajado durante años con resultados que, por lo general, han sido negativos o contradictorios”.

 

Durante su participación en el evento, organizado por la Academia de Ingeniería y la Sociedad Americana de Ingeniería Civil, Sección México, el profesor emérito Oscar de Buen López de Heredia señaló que la sociedad empieza a ver al ingeniero civil como una especie de maestro de obras que se pasa la vida en excavaciones, hundido en el lodo o en lo más alto de las estructuras en construcción.

 

Muchos jóvenes ya no estudian esta carrera, indicó, porque nadie quiere trabajar con mayores responsabilidades y obtener como recompensa el nulo reconocimiento de la sociedad y una peor paga.

 

En la actualidad, agregó, nadie sabe quién es y qué hace un ingeniero civil. Antes, cuando menos se distinguía por escribir en papel cuadriculado y traer consigo una regla de cálculo. Hoy lo azuza toda la gente.

 

Incluso, comentó, esta ingeniería ha sido calificada como una especie en extinción, y no preocupa a nadie. Una de las causas principales es que la escala de valores se ha modificado.

 

Las ingenierías que se desarrollan espectacularmente y cambian todas las actividades humanas están fuera del alcance de naciones en etapa de desarrollo, como México. “Somos usuarios de tecnologías que provienen de otros países, lo que nos hace más dependientes de ellos”, reconoció.

 

 

 

Los mismos ingenieros, dijo, han permitido y estimulado que sus servicios pierdan seriedad y se abaraten al hacerse una competencia “despiadada”, en donde triunfa no el que hace mejor las cosas sino el que cobra menos, muchas veces en detrimento de la calidad de su producto, sea el diseño, en la estructura o su construcción. Esto es alentado por las políticas aplicadas por el gobierno a la obra pública.

 

Se trata, remató, de un círculo vicioso: los ingenieros no hacen las cosas con calidad porque no son bien pagados ni tienen el tiempo necesario; el prestigio de la profesión es baja y los nuevos especialistas no están bien preparados, porque aquellos se van a otras áreas; se aceptan empleos mal remunerados y vuelve a empezar el problema.

 

 

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FOTO 1

En la Torre de Ingeniería de la UNAM se efectuó el seminario ¿Hacia dónde va la ingeniería civil mexicana?, en donde participaron Oscar de Buen, Sonia Ruiz, José Luis Fernández Zayas y Alejandro Vázquez Vera.

 

FOTO 2

Durante el seminario ¿Hacia dónde va la ingeniería civil mexicana?, realizado en la UNAM, el profesor emérito Oscar de Buen aseguró que somos usuarios de tecnologías que provienen de otros países, lo que nos hace más dependientes de ellos.