Boletín UNAM-DGCS-735
Ciudad Universitaria
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AVANZA
LA PRESENCIA FEMENINA EN LA UNAM
·
En 1980 el sexo femenino
representaba el 31 por ciento de la matrícula escolar; hoy alcanza el 51 por
ciento
·
En facultades como Derecho,
Medicina, Química y Veterinaria, cuya población era mayoritariamente masculina,
se ha incrementado sensiblemente el número de mujeres inscritas
En las últimas dos décadas, las mujeres ganaron
importantes espacios en la UNAM. Hoy representan la población estudiantil mayoritaria
en bachillerato, licenciatura y nivel técnico, mientras avanzan en
posgrado. Consiguieron revertir la
matrícula masculina prevaleciente en
varias carreras y facultades, y rebasaron a los hombres en cifras de
egreso y exámenes profesionales.
Hacia 1980, los varones constituían
aproximadamente el 69 por ciento de la población escolar total y las mujeres el
31 por ciento. En la actualidad, el sexo femenino representa el 51 por ciento
de la matrícula estudiantil, frente al 49 por ciento masculino.
En bachillerato y licenciatura, donde se
concentra el grueso de los estudiantes, es significativo el aumento de la
población femenina. En el primer caso, pasó del 23 por ciento en 1980 a 51 por
ciento en este año, y del 35 al 51 por
ciento en el segundo grupo en el mismo lapso.
Al dar a conocer cifras históricas sobre la
matrícula escolar y la planta académica por género, desde 1980 y hasta el año
2003, el director General de Planeación de la Secretaría de Planeación y
Reforma Universitaria, Prócoro Millán Benítez, consideró que el incremento de
la presencia femenina en la UNAM se relaciona directamente con los cambios
culturales registrados en el país desde los años sesenta, respecto al papel de
la mujer.
La Universidad Nacional no fue ajena a
estos cambios, sobre todo registrados en las clases media y media alta, donde
los padres de familia fomentaron el estudio entre sus hijas, con lo cual
modificaron la visión tradicional de que estaban “destinadas al matrimonio”,
consideró.
Gracias a esta transformación
cultural y a sus propios méritos, desde 1999 las mujeres igualaron la matrícula
varonil en licenciatura y prácticamente la de bachillerato. A partir del año
2002 superaron a la población universitaria masculina de nivel medio superior y
superior.
Otro cambio registrado en el periodo 1980-2003,
fue que la matrícula por género se invirtió en
diversas entidades universitarias. Así, en facultades como Derecho,
Medicina, Química y Veterinaria, cuya población era mayoritariamente masculina,
se incrementó sensiblemente la matrícula femenina.
En otras dependencias, la presencia de mujeres
se conservó alta en los últimos 23 años, con porcentajes superiores al 60 por
ciento. Tal es el caso de las escuelas
nacionales de Enfermería y Obstetricia, y de Trabajo Social, así como de las
facultades de Psicología, Odontología, Filosofía y Letras, y de Estudios
Superiores Iztacala.
Incluso en las facultades y escuelas
caracterizadas por una mayor población masculina en este periodo, su presencia
aumentó en varios puntos porcentuales. Un ejemplo: en la Facultad de
Ingeniería, la matrícula varonil disminuyó en el periodo referido, de 86 a 80
por ciento.
En Arquitectura, la prevalencia en 1980 fue 73
por ciento hombres y 27 por ciento mujeres; para el ciclo 2002-2003 el sexo
masculino contabilizó el 68 por ciento
y las mujeres el 32. Asimismo, los estudiantes varones de la Facultad de
Estudios Superiores Cuautitlán disminuyeron de 64 a 56 por ciento.
En las diez carreras más demandadas en la UNAM,
las transformaciones de la matrícula por género son notables. En 1980, el 66
por ciento de alumnos que estudiaban para médico cirujano eran hombres. En el
2003 sólo representan el 37 por ciento.
La carrera de derecho tenía una población
varonil del 72 por ciento en la década de los ochenta. El presente año, los
hombres representan ya el 47 por ciento. De igual forma, la participación
masculina en los estudios de Psicología cayó de 34 por ciento en esa década a
25 por ciento en la actualidad.
También Administración era una carrera cursada
mayoritariamente por varones, quienes ostentaban en 1980 el 73 por ciento de
los estudiantes. En el 2003 alcanzaron únicamente el 43 por ciento.
La licenciatura en Ciencias de la comunicación
y periodismo era mayoritariamente femenina desde la década de los ochenta. Hoy,
esta tendencia se mantiene.
En la carrera de Contaduría, el 67 por ciento
de la matrícula era masculina en 1980, y bajó a 47 por ciento en 2003.
Ingeniería en computación alcanzó 88
por ciento de población varonil al inicio de esa década, y hoy representan el
71 por ciento de la matrícula.
En Relaciones Internacionales, los hombres
ocupaban la mitad de la matrícula en 1980, y hoy el 31 por ciento. En Pedagogía
redujeron aún más su participación al
pasar de 19 a 16 por ciento. La
carrera de Cirujano Dentista subió en ocho puntos porcentuales la tendencia
femenina durante el periodo en cuestión.
Por áreas de conocimiento a nivel licenciatura,
también puede distinguirse la evolución por género. En las Ciencias Físico
Matemáticas e Ingenierías, la participación varonil ocupa más del 70 por ciento, mientras que en las Ciencias Biológicas y de la Salud,
las mujeres constituyen más del 60 por ciento.
En las Ciencias Sociales es similar el número
de mujeres y hombres que cursan la licenciatura, mientras en Humanidades y
Artes la presencia femenina alcanza ya el 60 por ciento.
En Posgrado, por áreas de conocimiento, las mujeres sobresalen en las Ciencias
Biológicas y de la Salud y en las Ciencias Sociales. Igualan a los hombres en
Humanidades y Artes, y son superadas –con más del 70 por ciento– por la
población varonil en las Ciencias Físico Matemáticas e Ingenierías.
Actualmente, la población escolar total en los cuatro niveles de enseñanza
(bachillerato, técnico, licenciatura y posgrado), es de 257 mil 078
estudiantes.
En el bachillerato se registran 98 mil 804
alumnos, de los cuales 48 mil 46 son hombres (49 por ciento) y 50 mil 758
mujeres (51 por ciento). En el nivel técnico, el total de estudiantes es de mil
721. De ellos, 243 son hombres (14 por ciento) frente a mil 478 mujeres (86 por
ciento).
En licenciatura existen 138 mil 23 estudiantes. De ellos, 67 mil 361 son
hombres (49 por ciento) y 70 mil 662 mujeres (51 por ciento). El Posgrado tiene
18 mil 530 alumnos, de los cuales 10
mil 386 son del sexo masculino (56 por ciento) y 8 mil 144 del femenino (44 por
ciento).
Comparativamente, en 1980 había 136 mil 554
estudiantes en el nivel licenciatura. De éstos, 88 mil 643 eran hombres (65 por
ciento) y 47 mil 911 mujeres (35 por ciento).
En cuanto al bachillerato, en 1980 había 120 mil 354 alumnos, de los cuales 77 por ciento eran hombres (92
mil 220) y 23 por ciento mujeres. El
posgrado, que en 1989 tenía 11 mil 300 alumnos, los dividía en 7 mil 617
hombres (67 por ciento) frente a las 3 mil 683 mujeres (33 por ciento).
PERSONAL ACADÉMICO
Respecto al personal académico, hay un total de
15 mil 595 profesoras (40 por ciento), frente a 23 mil 567 profesores (60 por
ciento). De ellas, casi el 60 por ciento son profesoras de asignatura; un 13.9
por ciento, de carrera; un 4.8 por ciento, investigadoras; un 5.8 por ciento,
técnicas académicas en docencia; un 5.7 por ciento técnicas académicas en
investigación y 10.3 por ciento de ayudantes de profesor.
De los 23 mil
567 académicos que tiene la UNAM, el 65.6 por ciento son profesores de
asignatura; el 13.3 por ciento son
profesores de carrera; el 6.1 por ciento investigadores; el 3.2 por
ciento técnicos académicos en docencia; el 4.0 por ciento técnicos académicos
en investigación y el 7.8 por ciento son ayudantes de profesor.
Al hacer un análisis de la planta académica,
Prócoro Millán Benítez consideró que se trata de un sector estático, que no se
renueva en 20 o 30 años y, por lo tanto, no refleja la dinámica de la población
estudiantil.
Opinó que las prestaciones hacen improbable el
retiro de los miembros de la academia, pues los estímulos obtenidos durante la
vida laboral activa no forman parte de
la jubilación.
Por su parte, Olga Bustos, presidenta del
Colegio de Académicas Universitarias coincidió en que la UNAM es la primera
institución educativa en México que
alcanza un equilibrio de género en su
matrícula, desde finales de la década los noventa.
CIFRAS NACIONALES
En cuanto al país, explicó, según cifras de la Asociación
Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), del
total de mexicanos en edad de cursar estudios de educación superior, sólo el
8.7 por ciento lo hace.
La población escolar en nivel superior se incrementó de 1980 al año 2001,
de 853 mil 384 a un millón 989 mil 655 alumnos en el ámbito nacional. En el
caso de las mujeres se han registrado importantes avances, pues si en 1924 un
17 por ciento de ellas tenía acceso a estudios superiores, en el año 2000 esta
cifra alcanzó el 50 por ciento, señaló.
Según la ANUIES, las mujeres tienen la siguiente distribución por área de
conocimiento en todo el país: en Ciencias Agropecuarias, en los años ochenta
era de 8 por ciento y en 1999 pasó a 25 por ciento; en Salud, en ese mismo
periodo de tiempo pasó de 43 a 60 por ciento en carreras como Odontología,
Enfermería y Medicina; en Ciencias Naturales esa cifra se incrementó de 37 a 45
por ciento, y en el caso de las Ciencias Sociales y Administrativas fue de 38 a
55 por ciento.
En Educación y Humanidades, destacado campo de conocimiento femenino, la
presencia de las mujeres en 1980 era de 57 por ciento, y en 1999 llegó a 66 por
ciento.
En ese mismo lapso, explicó Olga Bustos, su participación en las áreas de
ingeniería y tecnología se elevó de 11 a 27 por ciento, lo que rompió conceptos de “ciencia
masculinizada”. Sin embargo, los varones aún no han superado el estigma de
carreras consideradas “femeninas”, y aún se les presentan como poco atractivas.
El caso del posgrado es diferente, porque en términos generales la
matrícula de hombres es más alta que la de mujeres. Sin embargo, en 1983 el
porcentaje de mujeres que cursaban la especialización era del 24 por ciento del total de estudiantes,
mientras en 1999 esa cifra aumentó a 45 por ciento; en esos mismos años, su
presencia en maestría se incrementó de 27 a 41 por ciento.
En el doctorado su porcentaje se ha estancado; si en 1983 era del 35 por
ciento, para 1999 alcanzó un 37.7 por ciento. Uno de los factores que influye
en esta situación es la maternidad, que frena el desarrollo profesional de
muchas mujeres, sostuvo.
Olga Bustos se pronunció por diseñar una estrategia que permita eliminar
los estereotipos de las carreras, para que cuando los jóvenes ingresen a la
educación superior, cursen la profesión que realmente desean.
Destacó que entre los mecanismos necesarios para alcanzar este objetivo
se encuentran: elaborar programas para sensibilizar y crear conciencia de
género entre estudiantes, académicos y funcionarios; incidir con materiales
educativos en el propósito de eliminar el sexismo, y fortalecer las acciones
encaminadas a romper el “techo de cristal” que pone freno al ascenso laboral de
las mujeres.
El reto que se nos presenta es grande y complejo, aseveró, porque implica
transformaciones tanto en el ámbito cognoscitivo como en acciones tangibles por
parte de toda la comunidad universitaria, concluyó.
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Prócoro Millán, de la Secretaría de
Planeación y Reforma Universitaria, aseguró que el incremento de la presencia
femenina en la UNAM se relaciona directamente con los cambios culturales
registrados en el país desde los años sesenta respecto al papel de la mujer.
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La presidenta del Colegio de
Académicas Universitarias, Olga Bustos, sostuvo que la UNAM es la primera
institución educativa en México que alcanza un equilibrio de género en su
matrícula, desde finales de la década los noventa.