06:00 hrs. Septiembre 30 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-735

Ciudad Universitaria

 

 

Pies de fotos al final del boletín

 

 

AVANZA LA PRESENCIA FEMENINA EN LA UNAM

 

 

·        En 1980 el sexo femenino representaba el 31 por ciento de la matrícula escolar; hoy alcanza el 51 por ciento

·        En facultades como Derecho, Medicina, Química y Veterinaria, cuya población era mayoritariamente masculina, se ha incrementado sensiblemente el número de mujeres inscritas

 

En las últimas dos décadas, las mujeres ganaron importantes espacios en la UNAM. Hoy representan la población estudiantil mayoritaria en bachillerato, licenciatura y nivel técnico, mientras avanzan en posgrado.  Consiguieron revertir la matrícula masculina prevaleciente en  varias carreras y facultades, y rebasaron a los hombres en cifras de egreso y exámenes profesionales.

 

Hacia 1980, los varones constituían aproximadamente el 69 por ciento de la población escolar total y las mujeres el 31 por ciento. En la actualidad, el sexo femenino representa el 51 por ciento de la matrícula estudiantil, frente al 49 por ciento masculino.

 

En bachillerato y licenciatura, donde se concentra el grueso de los estudiantes, es significativo el aumento de la población femenina. En el primer caso, pasó del 23 por ciento en 1980 a 51 por ciento en este año, y  del 35 al 51 por ciento en el segundo grupo en el mismo lapso.

 

Al dar a conocer cifras históricas sobre la matrícula escolar y la planta académica por género, desde 1980 y hasta el año 2003, el director General de Planeación de la Secretaría de Planeación y Reforma Universitaria, Prócoro Millán Benítez, consideró que el incremento de la presencia femenina en la UNAM se relaciona directamente con los cambios culturales registrados en el país desde los años sesenta, respecto al papel de la mujer.

 

La Universidad Nacional no fue ajena a estos cambios, sobre todo registrados en las clases media y media alta, donde los padres de familia fomentaron el estudio entre sus hijas, con lo cual modificaron la visión tradicional de que estaban “destinadas al matrimonio”, consideró.

 

Gracias a esta transformación cultural y a sus propios méritos, desde 1999 las mujeres igualaron la matrícula varonil en licenciatura y prácticamente la de bachillerato. A partir del año 2002 superaron a la población universitaria masculina de nivel medio superior y superior.

 

Otro cambio registrado en el periodo 1980-2003, fue que la matrícula por género se invirtió en  diversas entidades universitarias. Así, en facultades como Derecho, Medicina, Química y Veterinaria, cuya población era mayoritariamente masculina, se incrementó sensiblemente la matrícula femenina.

 

En otras dependencias, la presencia de mujeres se conservó alta en los últimos 23 años, con porcentajes superiores al 60 por ciento.  Tal es el caso de las escuelas nacionales de Enfermería y Obstetricia, y de Trabajo Social, así como de las facultades de Psicología, Odontología, Filosofía y Letras, y de Estudios Superiores Iztacala.

 

Incluso en las facultades y escuelas caracterizadas por una mayor población masculina en este periodo, su presencia aumentó en varios puntos porcentuales. Un ejemplo: en la Facultad de Ingeniería, la matrícula varonil disminuyó en el periodo referido, de 86 a 80 por ciento.

 

En Arquitectura, la prevalencia en 1980 fue 73 por ciento hombres y 27 por ciento mujeres; para el ciclo 2002-2003 el sexo masculino contabilizó el  68 por ciento y las mujeres el 32. Asimismo, los estudiantes varones de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán disminuyeron de 64 a 56 por ciento.

 

En las diez carreras más demandadas en la UNAM, las transformaciones de la matrícula por género son notables. En 1980, el 66 por ciento de alumnos que estudiaban para médico cirujano eran hombres. En el 2003 sólo representan el 37 por ciento.

 

La carrera de derecho tenía una población varonil del 72 por ciento en la década de los ochenta. El presente año, los hombres representan ya el 47 por ciento. De igual forma, la participación masculina en los estudios de Psicología cayó de 34 por ciento en esa década a 25 por ciento en la actualidad.

 

También Administración era una carrera cursada mayoritariamente por varones, quienes ostentaban en 1980 el 73 por ciento de los estudiantes. En el 2003 alcanzaron únicamente el 43 por ciento.

 

La licenciatura en Ciencias de la comunicación y periodismo era mayoritariamente femenina desde la década de los ochenta. Hoy, esta tendencia se mantiene.

 

En la carrera de Contaduría, el 67 por ciento de la matrícula era masculina en 1980, y bajó a 47 por ciento en 2003. Ingeniería en computación alcanzó  88 por ciento de población varonil al inicio de esa década, y hoy representan el 71 por ciento de la matrícula.

 

En Relaciones Internacionales, los hombres ocupaban la mitad de la matrícula en 1980, y hoy el 31 por ciento. En Pedagogía redujeron aún más su participación al  pasar de 19 a  16 por ciento. La carrera de Cirujano Dentista subió en ocho puntos porcentuales la tendencia femenina durante el periodo en cuestión.

 

Por áreas de conocimiento a nivel licenciatura, también puede distinguirse la evolución por género. En las Ciencias Físico Matemáticas e Ingenierías, la participación varonil  ocupa más del 70 por ciento, mientras que  en las Ciencias Biológicas y de la Salud, las mujeres constituyen más del 60 por ciento.

 

En las Ciencias Sociales es similar el número de mujeres y hombres que cursan la licenciatura, mientras en Humanidades y Artes la presencia femenina alcanza ya el 60 por ciento.

 

En Posgrado, por áreas de conocimiento,  las mujeres sobresalen en las Ciencias Biológicas y de la Salud y en las Ciencias Sociales. Igualan a los hombres en Humanidades y Artes, y son superadas –con más del 70 por ciento– por la población varonil en las Ciencias Físico Matemáticas e Ingenierías.

 

POBLACIÓN ESCOLAR TOTAL

 

Actualmente, la  población escolar total en los cuatro niveles de enseñanza (bachillerato, técnico, licenciatura y posgrado), es de 257 mil 078 estudiantes.

 

En el bachillerato se registran 98 mil 804 alumnos, de los cuales 48 mil 46 son hombres (49 por ciento) y 50 mil 758 mujeres (51 por ciento). En el nivel técnico, el total de estudiantes es de mil 721. De ellos, 243 son hombres (14 por ciento) frente a mil 478 mujeres (86 por ciento).

 

En licenciatura existen 138 mil  23 estudiantes. De ellos, 67 mil 361 son hombres (49 por ciento) y 70 mil 662 mujeres (51 por ciento). El Posgrado tiene 18 mil 530 alumnos, de los cuales  10 mil 386 son del sexo masculino (56 por ciento) y 8 mil 144 del femenino (44 por ciento).

 

Comparativamente, en 1980 había 136 mil 554 estudiantes en el nivel licenciatura. De éstos, 88 mil 643 eran hombres (65 por ciento) y 47 mil 911 mujeres (35 por ciento).

 

En cuanto al bachillerato, en 1980  había 120 mil  354 alumnos, de los cuales 77 por ciento eran hombres (92 mil  220) y 23 por ciento mujeres. El posgrado, que en 1989 tenía 11 mil 300 alumnos, los dividía en 7 mil 617 hombres (67 por ciento) frente a las 3 mil 683 mujeres (33 por ciento).

 

 

 

 

PERSONAL ACADÉMICO

 

Respecto al personal académico, hay un total de 15 mil 595 profesoras (40 por ciento), frente a 23 mil 567 profesores (60 por ciento). De ellas, casi el 60 por ciento son profesoras de asignatura; un 13.9 por ciento, de carrera; un 4.8 por ciento, investigadoras; un 5.8 por ciento, técnicas académicas en docencia; un 5.7 por ciento técnicas académicas en investigación y 10.3 por ciento de ayudantes de profesor.

 

De los 23 mil  567 académicos que tiene la UNAM, el 65.6 por ciento son profesores de asignatura; el 13.3 por ciento son  profesores de carrera; el 6.1 por ciento investigadores; el 3.2 por ciento técnicos académicos en docencia; el 4.0 por ciento técnicos académicos en investigación y el 7.8 por ciento son ayudantes de profesor.

 

Al hacer un análisis de la planta académica, Prócoro Millán Benítez consideró que se trata de un sector estático, que no se renueva en 20 o 30 años y, por lo tanto, no refleja la dinámica de la población estudiantil.

 

Opinó que las prestaciones hacen improbable el retiro de los miembros de la academia, pues los estímulos obtenidos durante la vida  laboral activa no forman parte de la jubilación.

 

Por su parte, Olga Bustos, presidenta del Colegio de Académicas Universitarias coincidió en que la UNAM es la primera institución  educativa en México que alcanza un equilibrio  de género en su matrícula, desde finales de la década los noventa.

 

CIFRAS NACIONALES

 

En cuanto al país,  explicó, según cifras de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), del total de mexicanos en edad de cursar estudios de educación superior, sólo el 8.7 por ciento lo hace.

 

La población escolar en nivel superior se incrementó de 1980 al año 2001, de 853 mil 384 a un millón 989 mil 655 alumnos en el ámbito nacional. En el caso de las mujeres se han registrado importantes avances, pues si en 1924 un 17 por ciento de ellas tenía acceso a estudios superiores, en el año 2000 esta cifra alcanzó el 50 por ciento, señaló.

 

Según la ANUIES, las mujeres tienen la siguiente distribución por área de conocimiento en todo el país: en Ciencias Agropecuarias, en los años ochenta era de 8 por ciento y en 1999 pasó a 25 por ciento; en Salud, en ese mismo periodo de tiempo pasó de 43 a 60 por ciento en carreras como Odontología, Enfermería y Medicina; en Ciencias Naturales esa cifra se incrementó de 37 a 45 por ciento, y en el caso de las Ciencias Sociales y Administrativas fue de 38 a 55 por ciento.

 

En Educación y Humanidades, destacado campo de conocimiento femenino, la presencia de las mujeres en 1980 era de 57 por ciento, y en 1999 llegó a 66 por ciento.

 

En ese mismo lapso, explicó Olga Bustos, su participación en las áreas de ingeniería y tecnología se elevó de 11 a 27 por ciento,  lo que rompió conceptos de “ciencia masculinizada”. Sin embargo, los varones aún no han superado el estigma de carreras consideradas “femeninas”, y aún se les presentan como poco atractivas.

 

El caso del posgrado es diferente, porque en términos generales la matrícula de hombres es más alta que la de mujeres. Sin embargo, en 1983 el porcentaje de mujeres que cursaban la especialización era del  24 por ciento del total de estudiantes, mientras en 1999 esa cifra aumentó a 45 por ciento; en esos mismos años, su presencia en maestría se incrementó de 27 a 41 por ciento.

 

En el doctorado su porcentaje se ha estancado; si en 1983 era del 35 por ciento, para 1999 alcanzó un 37.7 por ciento. Uno de los factores que influye en esta situación es la maternidad, que frena el desarrollo profesional de muchas mujeres, sostuvo.

 

Olga Bustos se pronunció por diseñar una estrategia que permita eliminar los estereotipos de las carreras, para que cuando los jóvenes ingresen a la educación superior, cursen la profesión que realmente desean.

 

Destacó que entre los mecanismos necesarios para alcanzar este objetivo se encuentran: elaborar programas para sensibilizar y crear conciencia de género entre estudiantes, académicos y funcionarios; incidir con materiales educativos en el propósito de eliminar el sexismo, y fortalecer las acciones encaminadas a romper el “techo de cristal” que pone freno al ascenso laboral de las mujeres.

 

El reto que se nos presenta es grande y complejo, aseveró, porque implica transformaciones tanto en el ámbito cognoscitivo como en acciones tangibles por parte de toda la comunidad universitaria, concluyó.

 

 

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Foto 1

 

Prócoro Millán, de la Secretaría de Planeación y Reforma Universitaria, aseguró que el incremento de la presencia femenina en la UNAM se relaciona directamente con los cambios culturales registrados en el país desde los años sesenta respecto al papel de la mujer.

 

 

Foto 2

 

La presidenta del Colegio de Académicas Universitarias, Olga Bustos, sostuvo que la UNAM es la primera institución educativa en México que alcanza un equilibrio de género en su matrícula, desde finales de la década los noventa.