Boletín UNAM-DGCS-706
Ciudad
Universitaria
EL CUACHALALATE, POSIBLE ANTICANCERÍGENO SELECTIVO
·
Se extrae de la corteza del árbol
cuachalalate, para utilizarlo como anticancerígeno selectivo
·
Informó Sandra Díaz Barriga Arceo, quien
imparte la Cátedra Genética y Citogenética Básica Aplicada en la FES Cuautitlán
· El anticancerígeno sólo actúa sobre células alteradas y no afecta las células sanas
Investigadores de la Facultad
de Estudios Superiores Cuautitlán (FESC), estudian las propiedades de la
corteza del árbol cuachalalate, con la finalidad de establecer la posibilidad
de utilizarlo como anticancerígeno selectivo, a fin de que sólo actúe sobre
células alteradas por esta enfermedad.
La doctora Sandra Díaz Barriga
Arceo, responsable de la Cátedra Genética y Citogenética Básica y Aplicada de
la FESC, informó que esta investigación tiene como fin generar nuevas
sustancias para luchar contra el cáncer, que ataquen las células malignas o
neoplásicas, sin dañar a las sanas, y logren disminuir los efectos nocivos
sobre el paciente.
Los estudios de esta especie
comenzaron en 1997, cuando un grupo de investigadores de la Cátedra, que
trabajan en el Laboratorio de Citogenética en el Campo Uno de la FESC, “se
interesó en analizar al menos unas de las plantas que se emplean cotidianamente
en la herbolaria mexicana, de las cuales hay evidencias de que sus componentes
tienen alguna acción favorable para el organismo humano; entre ellas figura el
gordolobo, destinado a resolver problemas respiratorios, y el cuachalalate”,
precisó la especialista.
Esta última (Amphipterygium
adstringens), es una variedad vegetal originaria de México, con usos
medicinales desde la época prehispánica contra enfermedades como úlceras,
gastritis, lesiones cutáneas e, incluso, el cáncer de estómago.
El empleo “principalmente de
la corteza, se practica sin estudios sistemáticos ni detallados sobre los
mecanismos curativos; por ello resulta importante determinar y validar
científicamente las acciones farmacológicas del cuachalalate. Existen algunos
datos epidemiológicos que lo destacan como un anticancerígeno, concretamente en
el ámbito estomacal, pero los reportes no están consolidados”, explicó.
En el año 2000, el equipo de
investigación realizó el estudio antígeno tóxico del extracto del cuachalalate,
para analizarlo como sustancia antimutagénica, capaz de modular el daño que los
antineoplásicos, administrados para combatir diferentes tipos de cáncer,
producen al material genético del enfermo.
Para poder averiguar “si el
cuachalalate tiene la capacidad de disminuir una afección, el mutágeno
utilizado fue la ifosfamida, un antineoplásico que se emplea en la terapia
contra cierto tipo de cáncer que afecta la zona encefálica y la próstata”,
explicó.
Al iniciar los trabajos se
formaron lotes de cinco ratones cada uno, a los que primero se les suministró
la ifosfamida, cuyo mecanismo sobre el Ácido Desoxirribonucleico está bien
documentado, para posteriormente administrarles el extracto a diferentes
concentraciones.
Las evaluaciones a partir de
las muestras, revelan que el extracto del cuachalalate sí tiene compuestos que
le dan la propiedad de disminuir el daño genético ocasionado por los
antineopláticos”, afirmó la doctora Díaz Barriga.
La importancia de estos
estudios radica en que “muchas veces el daño que sufre el material genético de
una célula normal, altera la cinética de división de la misma, al derivar en un
proceso neoplásico y maligno de la célula”. Ahora bien, estos datos permitirán
evidenciar el principio activo que resulta en esa capacidad antígeno tóxica, y
determinar los mecanismos como se produce dicho efecto.
Es posible que las sustancias
antígeno tóxicas sean también anticarciongénicas, pues ayudan a reducir las
alteraciones adversas en el material genético y, precisamente, la planta del
cuachalalate actúa únicamente sobre las células alteradas.
De esta forma, se podrán
elaborar fármacos más seguros para combatir el cáncer, pues los actuales atacan
por igual a las células neoplásicas malignas como a las sanas, lo que deriva en
efectos secundarios adversos al paciente que, incluso, pueden producir un
cáncer secundario.
Finalmente, la doctora Díaz
Barriga señaló que la prioridad actual de los académicos de la FESC es
determinar si el cuachalalate “tiene alguna acción tanto protectora del
material genético como anticancerígena, particularmente sobre la mucosa
gástrica”, apuntó.
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