6:00 hrs. Septiembre 20 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-706

Ciudad Universitaria

EL CUACHALALATE, POSIBLE ANTICANCERÍGENO SELECTIVO

 

·        Se extrae de la corteza del árbol cuachalalate, para utilizarlo como anticancerígeno selectivo

·        Informó Sandra Díaz Barriga Arceo, quien imparte la Cátedra Genética y Citogenética Básica Aplicada en la FES Cuautitlán

·        El anticancerígeno sólo actúa sobre células alteradas y no afecta las células sanas

 

Investigadores de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán (FESC), estudian las propiedades de la corteza del árbol cuachalalate, con la finalidad de establecer la posibilidad de utilizarlo como anticancerígeno selectivo, a fin de que sólo actúe sobre células alteradas por esta enfermedad.

 

La doctora Sandra Díaz Barriga Arceo, responsable de la Cátedra Genética y Citogenética Básica y Aplicada de la FESC, informó que esta investigación tiene como fin generar nuevas sustancias para luchar contra el cáncer, que ataquen las células malignas o neoplásicas, sin dañar a las sanas, y logren disminuir los efectos nocivos sobre el paciente.

 

Los estudios de esta especie comenzaron en 1997, cuando un grupo de investigadores de la Cátedra, que trabajan en el Laboratorio de Citogenética en el Campo Uno de la FESC, “se interesó en analizar al menos unas de las plantas que se emplean cotidianamente en la herbolaria mexicana, de las cuales hay evidencias de que sus componentes tienen alguna acción favorable para el organismo humano; entre ellas figura el gordolobo, destinado a resolver problemas respiratorios, y el cuachalalate”, precisó la especialista.

 

Esta última (Amphipterygium adstringens), es una variedad vegetal originaria de México, con usos medicinales desde la época prehispánica contra enfermedades como úlceras, gastritis, lesiones cutáneas e, incluso, el cáncer de estómago.

 

El empleo “principalmente de la corteza, se practica sin estudios sistemáticos ni detallados sobre los mecanismos curativos; por ello resulta importante determinar y validar científicamente las acciones farmacológicas del cuachalalate. Existen algunos datos epidemiológicos que lo destacan como un anticancerígeno, concretamente en el ámbito estomacal, pero los reportes no están consolidados”, explicó.

 

En el año 2000, el equipo de investigación realizó el estudio antígeno tóxico del extracto del cuachalalate, para analizarlo como sustancia antimutagénica, capaz de modular el daño que los antineoplásicos, administrados para combatir diferentes tipos de cáncer, producen al material genético del enfermo.

 

Para poder averiguar “si el cuachalalate tiene la capacidad de disminuir una afección, el mutágeno utilizado fue la ifosfamida, un antineoplásico que se emplea en la terapia contra cierto tipo de cáncer que afecta la zona encefálica y la próstata”, explicó.

 

Al iniciar los trabajos se formaron lotes de cinco ratones cada uno, a los que primero se les suministró la ifosfamida, cuyo mecanismo sobre el Ácido Desoxirribonucleico está bien documentado, para posteriormente administrarles el extracto a diferentes concentraciones.

 

Las evaluaciones a partir de las muestras, revelan que el extracto del cuachalalate sí tiene compuestos que le dan la propiedad de disminuir el daño genético ocasionado por los antineopláticos”, afirmó la doctora Díaz Barriga.

 

La importancia de estos estudios radica en que “muchas veces el daño que sufre el material genético de una célula normal, altera la cinética de división de la misma, al derivar en un proceso neoplásico y maligno de la célula”. Ahora bien, estos datos permitirán evidenciar el principio activo que resulta en esa capacidad antígeno tóxica, y determinar los mecanismos como se produce dicho efecto.

 

Es posible que las sustancias antígeno tóxicas sean también anticarciongénicas, pues ayudan a reducir las alteraciones adversas en el material genético y, precisamente, la planta del cuachalalate actúa únicamente sobre las células alteradas.

 

De esta forma, se podrán elaborar fármacos más seguros para combatir el cáncer, pues los actuales atacan por igual a las células neoplásicas malignas como a las sanas, lo que deriva en efectos secundarios adversos al paciente que, incluso, pueden producir un cáncer secundario.

 

Finalmente, la doctora Díaz Barriga señaló que la prioridad actual de los académicos de la FESC es determinar si el cuachalalate “tiene alguna acción tanto protectora del material genético como anticancerígena, particularmente sobre la mucosa gástrica”, apuntó.

 

 

 

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