06:00 hrs. Septiembre 19 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-702

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 NUESTRO PAÍS DEBE APRENDER A LUCHAR POR LOS DERECHOS DE PROPIEDAD DE LA TIERRA

 

·        El ambientalista de Estados Unidos, Owen Lynch, dijo que los patrones económicos que provocan la marginación de los pueblos son similares de un país a otro

 

México tiene mucho que aprender, como todos los países, sobre la lucha que se libra por los derechos de propiedad de la tierra en diversas regiones del planeta, aseguró Owen Lynch, profesor del Centro de Estudios de Derecho Ambiental Internacional, con sede en Washington, Estados Unidos.

 

El ambientalista estadounidense consideró que los patrones económicos que provocan la marginación de los pueblos, son similares de un país a otro, y por lo menos hay 15 naciones que están lidiando con este tipo de problemas.

 

Reconoció que muchas de las estrategias que se instrumentan para cambiar esta situación, como promover la justicia ambiental, unir los derechos humanos y las actividades de las personas son de carácter genérico.

 

Owen Lynch dijo que en la actualidad existen seis mil millones de personas en el mundo, de las cuales, alrededor de la mitad vive en zonas rurales y, en su mayoría, depende directamente de los recursos naturales, como sucede en América Latina.

 

 

Indonesia, por ejemplo, uno de los cinco países más poblados del mundo, tiene 250 millones de personas. Se trata del mayor archipiélago del mundo con más de 15 mil islas. No obstante, sólo seis mil de ellas se encuentran habitadas, aunque sean minúsculas. De extremo a extremo del país hay más de cinco mil kilómetros de distancia.

 

En cuanto a superficie, una sola de las islas de esta nación, Kalimantan, tiene una superficie equivalente al territorio de España; mientras que el islote de Java –donde se concentra el 70 por ciento de la población del país– es más grande que Gran Bretaña.

 

Lynch comentó que uno de los principales mitos sobre los recursos naturales es que los granjeros son quienes destruyen los bosques, y como odian los árboles, los cortan y los queman.

 

Hay lugares en donde se podan árboles y se queman tierras debido a tradiciones culturales muy antiguas, pero se lleva a cabo de manera sostenible. Sin embargo, es factible que existan tierras destruidas que ya no podrán ser utilizadas. En 1988 el Banco de Desarrollo Asiático calculó que la causa principal de la deforestación en Asia era por el cambio o rotación de cultivos.

 

Para el reconocido ambientalista, “nunca vamos a tener un desarrollo sostenible si no nos escuchamos” unos a otros. No importa si unos son más ricos o más pobres que otros, si son de México o Estados Unidos, si fueron a la universidad o no, si unos interactúan con los recursos naturales y otros no.

 

Resaltó, por ejemplo, que hay muchas razones por las cuales no se han ideado políticas y leyes para apoyar a los habitantes de las montañas y proteger los ecosistemas en donde viven.

 

 

Un motivo importante es que los pobladores de esos lugares carecen de influencia política; es decir, no pertenecen al ámbito urbano, muchos son pobres y no son suficientemente numerosos para formar una masa crítica y llamar la atención. Además, la población a menudo se encuentra dispersa en zonas extensas e inaccesibles.

 

Los obstáculos materiales que presenta el terreno montañoso no sólo aíslan a los pobladores de esas zonas respecto a los de tierras bajas, sino también entre sí. A ello se añaden las diferencias lingüísticas y la falta de servicios de transporte y de comunicación, que a su vez hacen que la población de las montañas tenga dificultad para organizar reuniones y coordinar acciones colectivas.

 

 

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Foto 1

 

El catedrático del Centro de Estudios de Derecho Ambiental Internacional, Owen Lynch, recomendó mayor conocimiento en la lucha que se libra por los derechos de propiedad de la tierra.

 

Foto 2

 

El ambientalista de Estados Unidos Owen Lynch, ofreció la conferencia Los recursos naturales…¿de quién y para el bienestar de quién?, en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.