Boletín UNAM-DGCS-696
Ciudad
Universitaria
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“SOFT POWER”,
ESTRATEGIA DE MÉXICO PARA PARTICIPAR EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL
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El “poder suave o blando”, consistente en
fortalecer la imagen de México en el exterior, no es nuevo: Roberto Peña
Guerrero, de la FCPS
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Mencionó que los Estados son actores
centrales de las relaciones políticas internacionales, pero hoy comparten su
acción con empresas transnacionales, organizaciones no gubernamentales y redes
sociales
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Por su parte, Rosamaría Villarelo manifestó
que cada vez que se habla de la política exterior de México se le vincula con
la agenda bilateral con Estados Unidos
En el cambio de las relaciones
interestatales a las transnacionales, México utilizará el poder suave o blando
(“soft power”), como estrategia para participar en el contexto internacional,
afirmó Roberto Peña Guerrero, coordinador del Centro de Relaciones
Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS) de la
UNAM.
El académico explicó que el
gobierno requiere un “concepto” con impacto mundial para fortalecer la imagen
de México en el exterior a través de ese “singular instrumento diplomático”,
que consiste en la influencia que un país puede ejercer frente a otros
gobiernos, instituciones y organizaciones, a partir de la percepción favorable
que éstos tengan de su sociedad y cultura.
Esa fue la base de la postura
mexicana frente al conflicto en Irak; sin embargo, quizá este discurso vaya
quedando de lado ante las presiones de Estados Unidos hacia nuestro país,
nación con la cual vivimos una “etapa de cicatriz, de un nuevo acercamiento”,
afirmó.
No obstante, aclaró, en términos de
efectividad diplomática, México siempre se ha manejado dentro del marco del
poder suave, por lo que no es una estrategia nueva. “Siempre la ha usado y lo
ha hecho bien”.
En la mesa “México ante el
actual contexto del poder mundial”, dentro del XXVIII Coloquio Internacional de
Primavera, organizado en la FCPS, abundó que el “soft power” es una forma
indirecta de ejercer el poder, a diferencia del “poder duro”, que incluye
acciones militares y económicas, que se emplea para obligar a terceros a
cambiar su postura.
Un país puede obtener los
resultados que desee en política internacional, cuando consiga que otras
naciones quieran seguir su estela, admirando sus valores, emulando su ejemplo,
aspirando a conseguir su nivel de prosperidad; en este sentido, resulta tan
importante atraer a terceros con esta estrategia, como obligarlos a cambiar
mediante amenazas o el uso de la fuerza militar o económica.
Para Estados Unidos este
aspecto del poder representa conseguir que otros ambicionen los avances
propios; más que coaccionar, absorbe a terceros, expuso el también profesor e
investigador de la Facultad.
En nuestro país, desde la
administración del presidente Miguel de la Madrid se forman cuadros que buscan
reproducir el “american way of life” (modo de vida americano) y seguir los
dictados del vecino país del norte; “de ahí que el alineamiento de nuestra
política exterior esté en función de lo que determina el poder blando de EU”,
reveló.
Recordó que estamos ante una
nueva era de la humanidad, del conocimiento y la información, aún en estado
germinal, impulsada por el desarrollo científico y tecnológico que sustenta los
procesos de globalización, regionalización y localización.
La sociedad del conocimiento
sustituye a la era de la modernidad, que abarcó desde finales del siglo XV y
hasta el XX, tiempo en el que se articuló una estructura económica mundial de
alcances globales, la “economía mundo” basada en un sistema de relaciones
interestatales, conformado por unidades básicas –los “Estados nación”–, y de
cuyas interacciones se proyectó la dimensión política de la sociedad
internacional.
Sin embargo, el sistema
interestatal está en vías de desaparecer, siendo la Organización de las
Naciones Unidas su último reducto. Ese modelo, surgido luego de la “Guerra de
los Treinta Años”, con la “Paz en Westfalia”, región de Alemania en 1648,
basado en el principio de la soberanía plena y en la actuación exclusiva de los
Estados en las relaciones internacionales, ha sufrido cambios sustantivos.
Si bien los Estados siguen
siendo actores centrales de las relaciones políticas internacionales, hoy
comparten su acción con empresas transnacionales, organizaciones
intergubernamentales, no gubernamentales y redes sociales.
El Estado, como núcleo
sustantivo de dicho sistema de relaciones interestatales, se encuentra en el
marco de la era del conocimiento, sujeto a fuerzas “centrífugas”, generadas por
la globalización y regionalización, y “centrípetas”, por la presencia emergente
y activa de la sociedad civil, aseveró el especialista.
El cruce de ambas fuerzas
trastoca las estructuras estatales tradicionales. Por ello, se afirma la
existencia de una crisis de la política, la ética y el derecho internacionales,
porque todo el basamento que les dio consistencia y estructura está siendo
impugnado por el actual proceso de transformación de la humanidad.
Sin embargo, finalizó, esto
conlleva contradicciones y resistencias, en tanto que la presencia de una
potencia hegemónica, Estados Unidos, parece regresar el mundo a un modelo donde
la primacía de un Estado-nación recrea el sistema de las relaciones
interestatales.
Por su parte, Rosamaría
Villarelo Reza, también académica de la FCPS, manifestó que cada vez que se
trata la política exterior de México se le vincula con la agenda bilateral con
Estados Unidos, y las relaciones con las demás naciones quedan desdibujadas.
Opinó que México –por su
dependencia de la Casa Blanca, pero sobre todo ante la falta de una visión
estadista del actual gobierno frente a los problemas mundiales– ha dado tumbos
que han echado por tierra la política exterior de Estado.
Aseguró que uno de los
principales problemas de la política exterior de México es su dependencia de
amistades más que de relaciones de Estado. “Pero EU no tiene amigos, sino
intereses. Por eso hubo un enfrentamiento con Washington con motivo del
conflicto en Irak”, insistió.
La agenda internacional de
México se ha reducido a la relación con el vecino del norte, y sus prioridades,
como un acuerdo migratorio, se dejan de lado para atender las estadounidenses,
como se muestra en la declaración del secretario mexicano de Relaciones
Exteriores, Luis Ernesto Derbez, quien
afirmó que el interés de México es la lucha contra el terrorismo, concluyó.
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Para participar en el contexto
internacional, México utilizará como estrategia el poder suave o blando, “soft
power”, aseveró Roberto Peña Guerrero, de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales de la UNAM, en el XXVIII Coloquio Internacional de Primavera.
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Rosamaría Villarelo Reza, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, participó en el XXVIII Coloquio Internacional de Primavera, en donde afirmó que la agenda exterior de México se reduce a su relación con EEUU.