Boletín UNAM-DGCS-693
Ciudad
Universitaria
Pies de fotos al final del boletín
·
La globalización no es fatal ni irreversible, aseguró
· La soberanía es compatible con la integración económica mundial
La figura del Estado no es la mejor
expresión de un país, pero hoy más que nunca es indispensable su presencia,
aseguró Marcos Kaplan, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la
UNAM.
Con frecuencia, dijo, se repite el argumento
sobre la fatal extinción del Estado como consecuencia de la globalización; pero
esta frase “es simplemente una justificación para encubrir la pérdida de
voluntad en el ejercicio de la soberanía, dejando de lado los proyectos
nacionales alternativos”.
“Debe
tenerse cuidado con la trampa que presenta como realidad aquello de lo que se
abdicó; es decir, la facultad del Estado como representante verdadero de la
sociedad y la soberanía nacional”, agregó.
En estricto sentido, dijo, la globalización
significa una combinación permanente de inclusiones y exclusiones, de
divergencias y conflictos, al constituir lo que algunos han llamado “una nueva
geografía mundial del desarrollo y del subdesarrollo”.
Por tanto, aseguró, puede cederse soberanía
“sin destruir al Estado en su conjunto; ciertas parcelas a otros Estados u
organismos internacionales, sin que esto signifique que se está entregando en
su totalidad o que está condenado a someterse a las condiciones de la globalización”.
El ejercicio soberano, afirmó, es compatible con una integración económica
mundial de distinto tipo.
En última instancia, aseveró, debe tomarse en
cuenta que no hay globalización sin Estado: este fenómeno multiplica los
conflictos de tal manera que debe existir un ente regulador para manejarlos.
La globalización, aclaró, no es un
fenómeno nuevo. La conquista de nuevos espacios forma parte de la naturaleza
del ser humano. Incluso, destacó, ha habido momentos en la historia cuando se
avanzó mucho más que en el presente. El ejemplo más claro es el periodo del
último cuarto de siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial.
Tampoco es un fenómeno fatal ni irreversible
por dos razones: una, cuanto más crece más destruye sus propias condiciones,
pues se acompaña de una movilización de actores afectados por la globalización
y, por tanto, involucrados en la resistencia; dos, no crea nuevas condiciones
de mejora para la totalidad de los países.
Lo mejor, consideró entonces, es afirmar que
aún no hay globalización, sino una acumulación creciente de viejas y nuevas
tendencias de internacionalización. Inclusive, señaló, es más conveniente
hablar de “globalizaciones” de diferente tipo, unas altamente destructivas y
otras representando un paso adelante en la historia humana, como la
universalidad de los derechos humanos.
Sin embargo, puede afirmarse que hay tres
principales fuerzas, estructuras y procesos trabajando por la globalización. El
primero es la fuerte concentración de poder mundial en una escala sin precedentes
en la historia, con lo cual se pone en duda la existencia de la soberanía
nacional. La segunda se refiere a la tercera revolución industrial, científica
y tecnológica, que crea por primera vez la infraestructura para permitir el
avance de los fenómenos globales. La última es la transnacionalización.
Al dictar la conferencia magistral Estado y
globalización en América Latina, Kaplan sostuvo además, que se conforma un
triángulo entre México, América Latina y países como el nuestro. En uno de sus
lados se encuentran la crisis y la descomposición económica, el insuficiente
crecimiento y, sobre todo, la primacía del modelo de capitalismo salvaje como
factor fundamental del desarrollo de estos países.
El segundo lado abarca los procesos de
disolución social, es decir, todos
aquellos que llevan al deterioro o la destrucción de clases y grupos, de
actores económicos, sociales y políticos. Lo anterior, precisó, apunta a la
aparición de una “subclase o no clase” de parias, expulsados del estrato a
donde pertenecen, pero sin otro lugar a donde ir dentro de la sociedad. Las
migraciones son parte de este proceso.
Por último, en el tercer lado se ubican “las
tendencias de inestabilidad, conflictividad, ingobernabilidad y anarquización
en el terreno político”, lo cual se manifiesta sobre todo, en la multiplicación
de las formas de violencia y terrorismo.
---oOo---