Boletín UNAM-DGCS-680
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al final del boletín
NECESARIO SOMETER AL ORDEN JURÍDICO LAS RELACIONES ENTRE LOS ESTADOS
·
Fernando Pérez Correa, director de la FCPyS,
dijo que también se deben plegar a los valores básicos
·
Inauguró el ciclo de mesas redondas
“Seguridad global después del 11 de septiembre”
·
Las consecuencias de esos atentados
impactaron en los logros democráticos del mundo entero: Luis Alberto de la
Garza
·
La globalización sólo es posible mediante el
ejercicio de la violencia sobre Estados, poblaciones y mercados: Adolfo Gilly
Las relaciones entre los
Estados deben someterse al orden jurídico, aún cuando éste sea imperfecto, y a
los valores básicos, fundamento del derecho internacional, a la igualdad,
además de a principios como los derechos humanos, afirmó el director de la Facultad
de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, Fernando Pérez Correa.
Al inaugurar el ciclo de mesas
redondas “Seguridad global después del 11 de septiembre”, organizado por la
Coordinación de Investigación del Centro de Relaciones Internacionales de la
FCPyS, señaló que este tema puede sintetizarse en buscar el sometimiento de
todas las naciones a las leyes y principios reconocidos, como garantías
individuales o derechos naturales.
Referirse a la seguridad luego
de los atentados de septiembre de 2001, subrayó, implica consideraciones
éticas, morales y jurídicas, pues a partir de que la civilización occidental
consideró este rubro en las relaciones internacionales, debió retomar conceptos
referentes al derecho de los pueblos.
Por su parte, la coordinadora
del Programa de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de esa entidad
universitaria, Judith Bokser, aseveró que dentro del terrorismo internacional
hay diferentes dimensiones que marcan cuantitativa y cualitativamente su
despegue, alcance, magnitud y extensión, como el tipo de organización, sus
nexos con los Estados que apoyan su actividad y el propio país escenario.
En la primera mesa redonda “La
violencia política y sus usos. El nuevo terrorismo”, efectuada en la Sala Lucio
Mendieta de la FCPyS, Bokser Misses puntualizó que uno de los grandes errores
en el análisis de este fenómeno, a la luz de los procesos de globalización, es
pensar que son sólo económicos.
A partir de parámetros como la
ampliación del mercado y el triunfo del neoliberalismo, el terrorismo es
entendido como un acto transnacional, muchas veces asociado a la lógica del
ensanchamiento comercial y a sus nexos con el narcotráfico, expresó.
En cambio, los procesos de
globalización son multifacéticos, multidimensionales y contradictorios, externó.
Convocan lo económico y lo político, así como lo intercultural y las
interdependencias e influencias entre estos planos.
En otro momento, el
coordinador de Relaciones Internacionales del Instituto Tecnológico Autónomo de
México (ITAM), Stephan Sberro, destacó que el terrorismo no es una práctica
nueva ni los atentados de septiembre constituyen un parteaguas importante en
cuanto a los conceptos, definiciones y medios utilizados por quienes los
efectuaron.
Agregó que el terrorismo
suicida de los seguidores de Osama Bin Laden es un arma de nacionalismo
radical; sin embargo, también se utiliza el fanatismo religioso, el cual
todavía está al servicio de un proyecto nacionalista en algunos países o de la
comunidad musulmana en general.
Los mártires palestinos,
indicó, también se consideran combatientes de la causa nacional de su país
antes que del Islam. Para ellos, como para sus antecesores, la estrategia se
centra en sus acciones, bien pensadas y con objetivos definidos.
El especialista del ITAM rechazó
que el terrorismo se haya transformado cualitativamente tras los hechos del
2001, aunque la diferencia cuantitativa se centra en la eficacia de los ataques
y la respuesta de Estados Unidos, quien ya no trata este fenómeno en forma
marginal; ahora su reto principal es combatirlo.
Al participar en la mesa
redonda ¿Seguridad o libertad? El futuro de la democracia, Jorge Romero,
profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, consideró que las
guerras punitivas no son la única consecuencia de los atentados contra las
Torres Gemelas. “En la vida cotidiana, los ciudadanos comunes de muchos países
considerados democracias liberales, han sido marcados por la huella del
terror”, aseveró.
Hoy, en nombre de la libertad,
los ciudadanos norteamericanos están armados hasta los dientes y se oponen a
cualquier control gubernamental sobre sus armas. En tanto, el Estado clama por
ejercer su papel como garante de la seguridad colectiva e identifica al
terrorismo como la gran amenaza, sin atreverse a enfrentar el problema de la
violencia cotidiana, que cobra 12 mil víctimas al año.
El reto para esta potencia no
deriva entonces del terror internacional, sino del interno. No es un fenómeno
exclusivo de los EEUU, pues se ha convertido en una amenaza para las libertades
de los Estados democráticos.
A su vez, Luis Alberto de la
Garza, académico de la FCPyS, señaló que los acontecimientos en Nueva York no
sólo atentaron contra la seguridad de un país; impactaron en los logros
democráticos de una sociedad y también en los del mundo entero.
De hecho, el combate al
terrorismo ha servido como pretexto para
que los ciudadanos norteamericanos restrinjan sus derechos. “Nuevas
estructuras de seguridad han sido creadas para la protección y éstas limitan
las libertades fundamentales de las personas”, recalcó.
Así, sólo podrá construirse un nuevo
orden internacional si se democratiza el propio Estados Unidos y se fortalecen
las prácticas democráticas en los países con este sistema, sostuvo.
Durante su intervención, Mario Ojeda, también académico de la FCPyS, advirtió que los estadounidenses aplicarán su concepto de democracia de acuerdo con las circunstancias que les afecten.
Ello puede advertirse ya en la
clasificación que hacen sobre qué país es democrático y quién no, utilizando
elementos teológicos y seculares como libertad, democracia, libre comercio,
seguridad nacional y autodefensa, en un conjunto pragmático que aplicarán en
todo el mundo, incluyendo los países latinoamericanos, concluyó.
Asimismo, el catedrático
universitario Adolfo Gilly, aseguró que la globalización no es posible sin una
permanente violencia real o potencial desde el poder para reestructurar
naciones, mercados, pueblos o costumbres, bajo la apariencia de las inversiones
en el libre comercio y los múltiples intercambios.
En este sentido, comparo a la globalización con la revolución por su práctica para alcanzar el poder. “Ambas necesitan de la violencia para imponer el cambio –cuya amplitud, dado el presente nivel de las tecnologías– no tiene comparación posible con el pasado”.
Durante la conferencia
magistral “Modernidad global y economía moral”, realizada en la sala Isabel y
Ricardo Pozas, de la FCPyS, Gilly explicó que a lo largo de los siglos XIX y
XX, mediante la expropiación y la apropiación de los bienes comunales en Europa
las modernas relaciones de mercado fueron impuestas con violencia al resto del
mundo; esto trajo consigo el exterminio o la sumisión de muchas poblaciones,
así como de sus vidas, historias y culturas, indicó.
De acuerdo con Gilly, la
globalización no tiene otra solución que la violencia como método constante de
acumulación de capital en el proceso histórico; no sólo en su génesis, sino en
todo tiempo hasta el día de hoy. El método violento es el resultado directo del
choque del capitalismo con las formaciones de economía natural que ponen trabas
a su acumulación.
-o0o-
Pies foto
Fotografía 1
Fernando Pérez Correa, director de
la FCPyS de la UNAM, durante la inauguración del ciclo de mesas redondas
“Seguridad global después del 11 de septiembre”
Fotografía 2
En la gráfica la
coordinadora del Programa de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de la
FCPyS de la UNAM, Judith Bokser, interviene en la mesa redonda “La violencia
política y sus usos. El nuevo terrorismo”
Fotografía 3
Stephan Sberro,
coordinador de Relaciones Internacionales del Instituto Tecnológico Autónomo de
México, aseguró que el terrorismo actual responde a una lógica de nacionalismo
radical empapado de fanatismo religioso
Fotografía 4
El académico
universitario Luis Alberto de la Garza afirmó que los atentados de septiembre
de 2001 no sólo vulneraron la seguridad de un país, sino los logros
democráticos de EEUU y el mundo
Fotografía 5
El profesor de la
FCPyS, Adolfo Gilly, sostuvo durante la conferencia “Modernidad global y
economía moral”, que la globalización no es posible sin una permanente
violencia desde el poder