13:30 hrs. Septiembre 03 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-666

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

LA SEGREGACIÓN RESIDENCIAL, ASOCIADA CON LOS GRAVES PROBLEMAS DE LAS CIUDADES

 

·        Francisco Sabatini, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, dijo que la importancia de estudiar ese fenómeno radica en su vinculación con las inequidades sociales, sello de las naciones latinoamericanas

·        Se inauguró el curso Segregación residencial, mercados de suelo y desarrollo urbano en ciudades de AL, organizado por el PUEC y el Lincoln Institute of Land Policy, de EU

 

La segregación residencial está asociada con los graves problemas de las ciudades: congestión del tránsito, deterioro ambiental, derroche energético, así como con la desintegración social y el efecto “gueto”, importado por las urbes latinoamericanas. “Antes creíamos que sólo existían para los negros de Estados Unidos”, afirmó Francisco Sabatini, de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

 

Se trata de un tema sobre el que se conoce muy poco y del que hay escasos trabajos científicos, críticos y empíricos, advirtió también Manuel Perló, director del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC).

 

Ambos participaron en la inauguración del curso Segregación residencial, mercados de suelo y desarrollo urbano en ciudades latinoamericanas, organizado por el PUEC y el Lincoln Institute of Land Policy, de Estados Unidos. Ahí, Perló comentó que este tema despierta interés en el ámbito académico, entre los tomadores de decisiones y los encargados de diseñar las políticas públicas.

 

Acompañado por René Millán, director del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, sede del encuentro, expresó que con este curso se busca fomentar el debate entre los asistentes nacionales y extranjeros, entre los académicos de diversas instituciones, funcionarios públicos e integrantes del sector privado, cuya presencia plural enriquecerá todos  los puntos de vista.

 

A su vez, Sabatini resaltó que la importancia de estudiar este fenómeno radica en su vinculación con las inequidades sociales, sello de los países de la región. En las urbes, abundó, “la característica fundamental no es la pobreza, sino la desigualdad, y su expresión urbana es la segregación. En América Latina no es un asunto que nos deje indiferentes.”

 

Asimismo, el tema está ligado a las identidades sociales. Los barrios latinoamericanos están importando el efecto “gueto”, el cual relaciona los estigmas sociales  con  una  población  asentada  en  un  territorio –cuando se afirma que todos los pobres son ladrones o todos los negros flojos–. De ese modo, se piensa que en lugares donde predominan habitantes pobres sólo viven delincuentes.

 

El especialista explicó que el estudio de la segregación residencial también es crucial en la operación de los mercados de suelo urbano y es base de las ganancias inmobiliarias. Además, está relacionada con la cultura urbana, con nuestro concepto “del otro”.

 

Francisco Sabatini recalcó que la conexión entre la desigualdad social y la segregación no es simple o mecánica. Esta última no sólo ofrece un panorama complejo, sino la oportunidad de emprender acciones desde la planeación urbana o espacial.

 

Definió a ese fenómeno como la aglomeración en el espacio de familias de la misma condición social. Por ejemplo, el grupo de la tercera edad que vive en ciertos distritos de una ciudad. Así se adquiere un sentido de comunidad.

 

 

 

Empero, tiene una suerte de ambivalencia: separarse para constituir una comunidad puede implicar fuerzas de exclusión para terceros, quienes no son parte de ese grupo, no reconocidos como tales. En ese sentido podría implicar discriminación.

 

“Cualquier acción para diferenciar a una parte de la población o una categoría de personas para agruparse espacialmente, implica alguna forma de rechazo a quienes no pertenece a tal clasificación o condición”, añadió Sabatini.

 

También hay formas de “segregación sana”. En la actualidad se habla de la cosmopolis o ciudad diversa como la gran aspiración de las urbes. Hoy valoramos la diferencia, y una metrópoli construida bajo esas características está llena de enclaves étnicos, expresó.

 

Es favorable que en una urbe haya grupos con identidades específicas, lo cual enriquece la vida cultural y política del resto. Una herramienta para fortalecerlas es el acercamiento en el espacio urbano.

 

La segregación residencial no es sinónimo de pobreza, aseguró; tampoco implica una exclusión en sí misma, sino arreglos de integración. Se trata de una situación en aumento en las ciudades latinoamericanas.

 

Las ciudades –cuyas dimensiones se calculan con base en el tamaño, la densidad y la heterogeneidad– están perdiendo su silueta. Hasta los años 80 había una frontera espacial clara entre las áreas urbana y rural; hoy, debido a la expresión de las ciudades difusas, es difícil definir dónde terminan sus bordes.

 

Por todo ello, la planificación urbana debe segregar, es decir, separar espacialmente actividades o grupos sociales, concluyó Sabatini.

 

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PIES FOTO

 

Foto 1

 

Francisco Sabatini, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, participó en el curso Segregación residencial, mercados de suelo y desarrollo urbano en ciudades latinoamericanas, realizado en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

 

Foto 2

 

Manuel Perló, director del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad, aseguró que hay escasos trabajos científicos, críticos y empíricos sobre la segregación residencial.