Boletín UNAM-DGCS-666
Ciudad Universitaria
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final del boletín
LA SEGREGACIÓN RESIDENCIAL, ASOCIADA CON LOS GRAVES PROBLEMAS DE LAS CIUDADES
·
Francisco Sabatini, de la Pontificia
Universidad Católica de Chile, dijo que la importancia de estudiar ese fenómeno
radica en su vinculación con las inequidades sociales, sello de las naciones
latinoamericanas
· Se inauguró el curso Segregación residencial, mercados de suelo y desarrollo urbano en ciudades de AL, organizado por el PUEC y el Lincoln Institute of Land Policy, de EU
La segregación residencial
está asociada con los graves problemas de las ciudades: congestión del
tránsito, deterioro ambiental, derroche energético, así como con la
desintegración social y el efecto “gueto”, importado por las urbes latinoamericanas.
“Antes creíamos que sólo existían para los negros de Estados Unidos”, afirmó
Francisco Sabatini, de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Se trata de un tema sobre
el que se conoce muy poco y del que hay escasos trabajos científicos, críticos
y empíricos, advirtió también Manuel Perló, director del Programa Universitario
de Estudios sobre la Ciudad (PUEC).
Ambos participaron en la
inauguración del curso Segregación residencial, mercados de suelo y desarrollo
urbano en ciudades latinoamericanas, organizado por el PUEC y el Lincoln
Institute of Land Policy, de Estados Unidos. Ahí, Perló comentó que este tema
despierta interés en el ámbito académico, entre los tomadores de decisiones y
los encargados de diseñar las políticas públicas.
Acompañado por René
Millán, director del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, sede del
encuentro, expresó que con este curso se busca fomentar el debate entre los
asistentes nacionales y extranjeros, entre los académicos de diversas
instituciones, funcionarios públicos e integrantes del sector privado, cuya
presencia plural enriquecerá todos los
puntos de vista.
A su vez, Sabatini resaltó
que la importancia de estudiar este fenómeno radica en su vinculación con las
inequidades sociales, sello de los países de la región. En las urbes, abundó,
“la característica fundamental no es la pobreza, sino la desigualdad, y su
expresión urbana es la segregación. En América Latina no es un asunto que nos
deje indiferentes.”
Asimismo, el tema está
ligado a las identidades sociales. Los barrios latinoamericanos están
importando el efecto “gueto”, el cual relaciona los estigmas sociales con
una población asentada
en un territorio –cuando se afirma que todos los pobres son ladrones o
todos los negros flojos–. De ese modo, se piensa que en lugares donde
predominan habitantes pobres sólo viven delincuentes.
El especialista explicó
que el estudio de la segregación residencial también es crucial en la operación
de los mercados de suelo urbano y es base de las ganancias inmobiliarias.
Además, está relacionada con la cultura urbana, con nuestro concepto “del
otro”.
Francisco Sabatini recalcó
que la conexión entre la desigualdad social y la segregación no es simple o
mecánica. Esta última no sólo ofrece un panorama complejo, sino la oportunidad
de emprender acciones desde la planeación urbana o espacial.
Definió a ese fenómeno
como la aglomeración en el espacio de familias de la misma condición social.
Por ejemplo, el grupo de la tercera edad que vive en ciertos distritos de una
ciudad. Así se adquiere un sentido de comunidad.
Empero, tiene una suerte
de ambivalencia: separarse para constituir una comunidad puede implicar fuerzas
de exclusión para terceros, quienes no son parte de ese grupo, no reconocidos
como tales. En ese sentido podría implicar discriminación.
“Cualquier acción para
diferenciar a una parte de la población o una categoría de personas para
agruparse espacialmente, implica alguna forma de rechazo a quienes no pertenece
a tal clasificación o condición”, añadió Sabatini.
También hay formas de
“segregación sana”. En la actualidad se habla de la cosmopolis o ciudad diversa
como la gran aspiración de las urbes. Hoy valoramos la diferencia, y una
metrópoli construida bajo esas características está llena de enclaves étnicos,
expresó.
Es favorable que en una
urbe haya grupos con identidades específicas, lo cual enriquece la vida
cultural y política del resto. Una herramienta para fortalecerlas es el
acercamiento en el espacio urbano.
La segregación residencial
no es sinónimo de pobreza, aseguró; tampoco implica una exclusión en sí misma,
sino arreglos de integración. Se trata de una situación en aumento en las
ciudades latinoamericanas.
Las ciudades –cuyas
dimensiones se calculan con base en el tamaño, la densidad y la heterogeneidad–
están perdiendo su silueta. Hasta los años 80 había una frontera espacial clara
entre las áreas urbana y rural; hoy, debido a la expresión de las ciudades
difusas, es difícil definir dónde terminan sus bordes.
Por todo ello, la
planificación urbana debe segregar, es decir, separar espacialmente actividades
o grupos sociales, concluyó Sabatini.
–o0o–
PIES FOTO
Foto 1
Francisco
Sabatini, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, participó en el curso
Segregación residencial, mercados de suelo y desarrollo urbano en ciudades
latinoamericanas, realizado en el Instituto de Investigaciones Sociales de la
UNAM.
Foto 2
Manuel Perló, director del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad, aseguró que hay escasos trabajos científicos, críticos y empíricos sobre la segregación residencial.