Boletín UNAM-DGCS-660
Ciudad
Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
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Roberto Moreno Colín, de la FES Iztacala,
dijo que ha comenzado una crisis del agua: por un lado el recurso se agota y,
por el otro, está contaminado
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La pérdida de los lagos es factor
determinante en la transformación del paisaje en el Valle de México, pues eran
fuente de alimento, agricultura, planeación urbana y medio de transporte de la
zona, señaló Gloria Valek, de la revista ¿Cómo ves?
México es un país de
contrastes en torno al tema del agua. En el norte, noreste y centro, donde se
concentra 84 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y 77 por ciento de la
población, sólo se cuenta con 28 por ciento del vital líquido.
Por el contrario, la zona
sureste, donde se genera el 16 por ciento del PIB y vive 23 por ciento de la
gente, concentra el 72 por ciento del recurso. Llevarla de un lugar a otro
implica costos inimaginables y la búsqueda de alternativas, afirmó Roberto
Moreno Colín, catedrático de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala.
El catedrático, quien
participó en la mesa redonda El agua en la ciudad de México, un recurso
castigado, señaló que en la actualidad los gobiernos están preocupados porque
se ha comenzado a generar una crisis en la disposición del líquido.
Por un lado se agota, en especial en los
mantos freáticos de los cuales se extrae y, por el otro, muchos cuerpos de agua
se hallan contaminados por la eliminación de desechos sólidos de las zonas
urbanas.
Precisó que el recurso hídrico
contaminado afecta al ser humano y a los demás seres vivos. Los resultados a
futuro de ese hecho son impredecibles, pero incluso podría provocar la pérdida
de algunos organismos.
Por ello, advirtió Moreno, se
debe concientizar a la población sobre la importancia de cuidar el agua:
“México no es una potencia hidráulica como Canadá, que cuenta con 90 mil 796
metros cúbicos disponibles por persona al año; nuestro país sólo tiene 4 mil
675”.
En opinión del especialista,
entre los mexicanos no existe una “cultura del agua” porque está subsidiada y
no sabemos cuál es su precio real. “Si hacemos el cálculo de medio litro
embotellado a un precio de tres pesos y cada persona utiliza 200 litros,
pagaría mil 200 pesos por su consumo diario”, reveló.
Para la sociedad parece
“normal” tomar el agua de la naturaleza, pero nunca ha considerado qué pasaría
si se agotara o si pusiera en juego, incluso, la producción de alimentos.
En este problema influye
también el cambio de valores, la forma como percibimos el recurso: se trata del
líquido que sale al abrir el grifo o de un “objeto” que se puede comprar y cuyo
costo otorga el derecho incluso, a desperdiciarlo. En realidad, el agua es un
sinónimo de vida y debería considerarse sagrada, concluyó Roberto Moreno.
Por su parte, Gloria Valek,
profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM,
recordó que hace 500 años la cuenca del Valle de México poseía abundante
vegetación y estaba poblada por gran variedad de especies animales. La ciudad
más grande, Tenochtitlán, estaba construida con base en una planeación
cuidadosa. Además de ser un conjunto urbano hermoso estaba ambientalmente
equilibrado.
La también jefa de redacción
de la revista ¿Cómo ves? mencionó que la región contaba con cinco lagos:
Xaltocan y Zumpango al norte; Texcoco al centro, y Xochimilco y Chalco al sur,
los cuales constituían el principal componente del paisaje.
Explicó que en poco menos de
500 años, múltiples factores ocasionaron la transformación del paisaje, pero
ninguno tan determinante como la pérdida gradual de los lagos, que alguna vez
constituyeron la principal fuente de alimento, agricultura, planeación urbana y
medio de transporte de la zona.
El drenaje del agua permitió
expandir la ciudad, pero ocasionó una pérdida irreversible en el suministro de
agua y, en diversas áreas, dejó al descubierto lechos lacustres que resultaron
inútiles para cualquier actividad económica debido a su salinidad natural. Eso
produjo, especialmente en Texcoco, áreas desaprovechadas donde por décadas se
acumuló polvo, lodo y basura que en los meses secos provocan tolvaneras y en
los lluviosos, enormes charcos insalubres.
Hoy, afirmó Valek, el aspecto
general del Valle de México es el de una planicie urbana árida con la mayor
parte de sus bosques devastados, su suelo erosionado y pocas tierras de
cultivo: “La contaminación del agua y del aire, y el incesante crecimiento de
la población han minado su fisonomía con el consecuente deterioro de la calidad
de vida de sus habitantes”.
La historiadora comentó que la
Conquista no sólo alteró la estructura social y cultural del mundo
prehispánico, sino también el medio ambiente de la región. La nueva concepción
arquitectónica y económica no contempló la presencia de canales y lagos. Las
inundaciones se convirtieron en un problema recurrente en la historia de la
capital, favorecidas por la masiva tala de árboles y la disposición desordenada
de la urbe.
Diversas obras drenaron el
agua de la cuenca. La desecación de los lagos se concluyó en el siglo XX, pero
ello provocó problemas más graves: el espacio que antes estuvo ocupado por
agua, vegetación y diversidad de especies animales ahora está poblado por 18
millones de personas, más de 4 millones de vehículos, y miles de viviendas,
fábricas e industrias.
En la Zona Metropolitana de la
Ciudad de México los recursos naturales están exhaustos o se encuentran en
grave proceso de deterioro, dijo Gloria Valek. ¿Cómo es posible que una ciudad
edificada sobre una cuenca bañada por cinco lagos, alimentados a su vez por
once ríos e innumerables arroyos sufra hoy aridez y enormes problemas de
abastecimiento de agua potable?, cuestionó.
Entre las soluciones
exploradas recientemente en el marco de esfuerzos gubernamentales para resolver
el problema del agua, destacan el proyecto Texcoco y el plan de rescate
ecológico de Xochimilco.
El primero, por ejemplo, ha
transformado el paisaje y ha recuperado cierto grado de humedad para la zona,
se tratan aguas negras y diversas especies animales, incluidas aves
migratorias, habitan en la zona o en áreas vecinas.
La profesora universitaria
reconoció que es imposible recuperar el antiguo sistema lacustre, pero el
rescate de algunos de los recursos hidráulicos del valle significa que todavía
puede actuarse para detener y, a largo plazo, revertir la degradación
definitiva de este espacio urbano, que propicie un ambiente más sano y mejores
condiciones de vida para los habitantes, finalizó.
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