Boletín UNAM-DGCS-655
Ciudad Universitaria
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final del boletín
DISCONTINUA Y CAÓTICA, LA CIUDAD CONTEMPORANEA: TEODORO GONZÁLEZ
·
Debe incorporarse la historia del arte en la
carrera de arquitectura, ello proporcionaría a los profesionales un vínculo con
las necesidades sociales: Teodoro González
·
Durante la conferencia Arquitectura de la
Ciudad argumentó que toda urbe tiene la marca de la sociedad que la construye.
De esta manera se convierte en su retrato
·
La ciudad contemporánea se volvió
discontinua y caótica; el azar y el contraste sustituyeron al orden y la
homogeneidad
La ciudad contemporánea se ha
vuelto discontinua y caótica, pues el azar y el contraste sustituyeron al orden
y la homogeneidad; se convirtió en escenario de constantes cambios. Tan sólo la
Ciudad de México transformó radicalmente su imagen en 20 años, señaló el
catedrático universitario Teodoro González,
En ese escenario nos movemos
como ciudadanos y actuamos como arquitectos, señaló en la conferencia magistral
“Arquitectura para la Ciudad”, efectuada en el Teatro Carlos Lazo de la
Facultad de Arquitectura (FA) de la UNAM
González de León señaló que
los jóvenes estudiantes deben conocer la histórica convergencia que guarda esta
disciplina con las artes visuales, para situarse en el mundo y en los procesos
sociales.
Propuso implementar dicha
cátedra para vincular esta disciplina con las necesidades sociales.
La reinstalación de los cursos
de historia del arte en la carrera de arquitectura brindaría mayor riqueza y
complementaría la formación profesional de los nuevos profesionales,.
No contemplar dicha relación
ha provocado que la ciudad contemporánea se haya vuelto discontinua y caótica,
pues el azar y el contraste sustituyeron al orden y la homogeneidad; se
convirtió en escenario de constantes cambios. Tan sólo la Ciudad de México
transformó radicalmente su imagen en 20 años; en ese escenario nos movemos como
ciudadanos y actuamos como arquitectos, manifestó.
Por ello debe ponerse especial
énfasis en la historia del arte del siglo XX, en la vanguardia que ha cambiado
la cara de la cultura universal y en donde estamos todavía inmersos. Resalta el
movimiento moderno y la gran aventura del arte abstracto, quienes rompieron el
ciclo de renovaciones y renacimiento del arte clásico, vigente desde hace 25
siglos.
De acuerdo con Teodoro
González, el arte del arquitecto es intervenir en la ciudad. Sin embargo, la
separación de las escuelas de arquitectura de las artes plásticas –como ocurrió
en casi todo el mundo en la segunda mitad del siglo XX– aisló a la arquitectura
de sus artes hermanas: en casi todas las escuelas desapareció la historia del
arte como curso obligatorio.
Ello ha impedido comprender
que la ciudad es una obra de arquitectura realizada a lo largo del tiempo; esto
significa que siempre está activa, y es construida por la sociedad en su
conjunto, no por los arquitectos, manifestó el reconocido arquitecto.
La ciudad tiene un estilo, es
decir, la marca de la sociedad que la construye; de esta manera se convierte en
su retrato. Las ciudades de Iberoamérica, por ejemplo, se parecen entre sí
porque las comunidades que las realizan están hermanadas por la historia,
lengua y cultura, destacó González de León.
Ver a la ciudad como una
arquitectura, dijo, nos permite entender la “ciudad histórica”, remodelada por
la sociedad del siglo XIX, y que se encuentra en las partes centrales de casi
todas nuestras ciudades, afirmó
Apuntó que es sorprendente la
uniformidad de esas áreas y aún más porque en México no había reglamentaciones
de altura como muchas ciudades europeas. El orden urbano era un consenso de
toda la sociedad que las construía.
Los sistemas constructivos
uniformes, explicó, eran parte de la cultura urbana. En la Ciudad de México del
siglo XIX y en las tres primeras décadas del XX, el orden urbano era muy
semejante con construcciones de dos y tres pisos. Los arquitectos, los clientes
y los promotores de esas épocas sabían insertar, cómo intervenir en el área
urbana y conservaban siempre ese precepto que no tenía regla escrita.
En la mitad del siglo XX en la
Ciudad de México y en todas las ciudades del mundo, se rompe el consenso, la
ciudad se resiste a seguir el mismo orden porque alberga una nueva sociedad,
plural, diversa y heterogénea, muy distinta a la sociedad homogénea del siglo
XIX, apuntó.
Esa ruptura, dijo, es
sumamente compleja y obedece a múltiples factores. Hubo un cambio radical en la
escala de los establecimientos urbanos, en las infraestructuras para el
transporte y en el surgimiento de la vivienda colectiva.
Lejos de toda añoranza, “estoy
convencido que la ciudad moderna nos ofrece a los arquitectos una enorme gama
de formas de intervención; tenemos además la experiencia de 80 años de
arquitectura del movimiento moderno que sigue vivo”, dijo.
Además, añadió, sabemos crear
formas aisladas que actúan como puntos de referencia. La ciudad moderna nos
pide en ocasiones diseñar formas a la escala de sus infraestructuras viales;
nos obliga a utilizar recursos que puedan ser percibidos en altas velocidades.
Conocemos las intervenciones
que los arquitectos europeos realizan en los viejos centros de las ciudades con
estructuras modernas que armonizan con el viejo orden. En México,
desgraciadamente esas intervenciones no se comprenden y suscitan posiciones
radicales, finalizó.
Por su parte, Felipe Leal
Fernández, director de la FA, hizo la semblanza curricular del arquitecto
Teodoro González, quien nació en la ciudad de México y realizó sus estudios en
la Antigua Academia de San Carlos –hoy perteneciente a la UNAM– de 1942-1947.
Aún estudiaba cuando inició su
vida profesional, primero como dibujante en el taller de Carlos Lazo y más
adelante con Mario Pani (1945-47). Fue becario del gobierno francés y trabajó
durante 18 meses en el taller de Le Corbusier (1947-48).
Desde su regreso a México, a
principios de los cincuenta, ha desarrollado una actividad profesional
ininterrumpida, primero en el campo del urbanismo y de la vivienda popular, y
posteriormente en los grandes edificios públicos y privados.
Es tutor, junto con Abraham
Zabludovsky, del edificio del Infonavit, El Colegio de México, el Museo Rufino
Tamayo, la Universidad Pedagógica Nacional, el Museo de Sitio en Chichén-Itzá,
la ampliación de las Oficinas Centrales de Banamex y la remodelación del
Auditorio Nacional.
Posteriormente con Francisco
Serrano, trabajó en la Biblioteca Pública Estatal y el Centro Administrativo de
Gobierno en Villahermosa, Tabasco; en el Centro de Cómputo de Nafinsa, el
proyecto del edificio para el Senado de la República, y la Embajada de México
en Berlín –ganada por concurso–.
De manera individual ha
realizado recientemente la nueva sede del Fondo de Cultura Económica, la Plaza Rufino
Tamayo, el Museo de Sitio en Tajín, la remodelación de El Colegio Nacional, el
Conservatorio Nacional de Música, la Sala Mexicana del Museo Británico y la
Embajada de México en Belice.
Además, trabajó en la Unidad
de Congresos de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo; el Mexican
American Cultural Center en Austin, Texas, Estados Unidos; el Museo Nacional de
Arte Popular, y el Gallo Performing Arts Center, Modesto, California, EU.
Se hizo merecedor de las
siguientes distinciones: Académico Emérito de la Academia Nacional de
Arquitectura, Premio Nacional de Ciencias y Artes, Miembro Honorario del
American Institute of Architects, Miembro de Número de la Academia de Artes, de
la Academia Internacional de Arquitectura y de El Colegio Nacional.
También ha recibido numerosos
premios como: el Gran Premio Latinoamericano en la Bienal de Arquitectura de
Buenos Aires en 1989; dos veces el Gran Premio de la Academia internacional de
Arquitectura en las Bienales de Sofía, Bulgaria, en 1989 y en 1994; una Mención
Internacional en la IX Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito, Ecuador;
el Gran Premio de la II Bienal Internacional de Arquitectura de Brasil en 1994,
y el Gran Premio Medalla de Oro en la V Bienal de Arquitectura Mexicana en
1998.
Además, es Doctor Honoris
Causa, grado otorgado por la Universidad Nacional Autónoma de México en el año
2001.
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FOTO 1
El destacado arquitecto mexicano
Teodoro González de León dictó la conferencia magistral “Arquitectura para la
ciudad”, en el Teatro “Carlos Lazo” de la Facultad de la UNAM especializada en
esa disciplina
FOTO 2
En la gráfica el director de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, Felipe Leal Fernández, conversa con el profesor Teodoro González, este último afirmó en la conferencia “Arquitectura para la ciudad” que todas las ciudades tienen la marca de la sociedad que las construye