Boletín UNAM-DGCS-640
Ciudad Universitaria
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PRIMORDIAL, LA PARTICIPACIÓN DEL SECTOR EDUCATIVO ANTE
LA APERTURA COMERCIAL INTERNACIONAL DE LOS SERVICIOS DE ENSEÑANZA EN EL NIVEL
SUPERIOR
·
Para tal efecto, es necesario que la
Secretaría de Economía proporcione información actualizada y detallada
·
Indicó Armando Labra, secretario de
Planeación y Reforma Universitaria de la UNAM
·
Intervino en el Seminario de
Comercialización de la Educación. Reflexiones y Propuestas de Acción
Ante la apertura a instituciones
externa de los servicios de educación superior, no sólo es conveniente, sino
imprescindible, la participación de las instituciones educativas nacionales en
la toma de decisiones sobre el futuro de este sector, expresó Armando Labra,
secretario de Planeación y Reforma Universitaria (SPRU) de la UNAM.
Para tal efecto, agregó, es
necesario que la Secretaría de Economía proporcione información actualizada y
detallada, acerca del proceso de negociación del Acuerdo General sobre Comercio
de Servicios (AGCS), en lo concerniente a la comercialización educativa.
El funcionario universitario
planteó también la necesidad de explorar la conveniencia de promover
coincidencias regionales o sectoriales en otros ámbitos del continente y la
comunidad internacional, a efecto de compartir experiencias, eludir descalabros
y aprovechar plenamente la posibilidad de fortalecer el avance hacia una
sociedad del conocimiento y la cooperación educativa y cultural, despojada de
limitaciones y de vocación mercantil.
En el documento El comercio de
servicios de educación en el contexto de la OMC. Elementos para un debate desde
México, el cual leyó Héctor Ramírez del Razo, coordinador de Asesores de la
SPRU, Armando Labra señaló: “Aún cuando el tema del comercio internacional de
servicios de enseñanza se encuentra en la agenda educativa del mundo
industrializado desde hace varios años, en nuestro país el debate recién
inicia. Ello –dijo– resulta preocupante si se considera que el proceso formal
de apertura del comercio de servicios educativos se inició en 1994, con la
entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte”.
Jorge
Luis Ibarra Mendívil, secretario General Ejecutivo de la Asociación Nacional de
Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), destacó en el
evento –inaugurado por Axel Didriksson, director del CESU–, que en América
Latina se está expandiendo la oferta de educación superior no presencial,
aunque todavía se desconocen sus alcances.
En el caso de los países
desarrollados, de donde se tiene más información, el uso de recursos
informático para educación superior ha crecido aceleradamente. Según el informe
de la Web Based Education Commission de Estados Unidos, se advirtió que en 1998
el 62 por ciento de los colleges con carreras de cuatro años ofrecían educación
a distancia. Asimismo, se estima que en 2002 no menos del 85 por ciento
contaban con esa posibilidad y la cantidad de inscritos en cursos
universitarios a distancia habría superado los dos millones de estudiantes.
Según la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en sus países miembros el 65 por
ciento de los estudiantes de 15 años usan la computadora en casa cotidianamente
–aunque en México y Brasil el porcentaje es del 25 por ciento–, lo cual refleja
el potencial de las tecnologías de la información y la comunicación en torno de
la enseñanza, destacó el especialista durante el Seminario de Comercialización
de la Educación. Reflexiones y Propuestas de Acción, organizado por el Centro
de Estudios sobre la Universidad y la Secretaría de Planeación y Reforma
Universitaria (SPRU) de la UNAM.
A la par del desarrollo de
formas de educación superior a distancia arraigadas en establecimientos
universitarios convencionales, recalcó, ha cobrado importancia la oferta de
universidades virtuales, con carreras y posgrados sin componente presencial e
incluso sin establecimiento físico.
A este respecto, José F. Poblano,
director general de Negociaciones de Servicios de la Secretaría de Economía, se
refirió al arribo masivo de instituciones extranjeras a México, y que en
septiembre la Organización Mundial de Comercio (OMC) definirá nuevas reglas que
exigirán a sus países miembros abrir sus sistemas educativos a escuelas
transnacionales.
Al respecto, señaló que el Acuerdo
General de Comercio de Servicios (AGCS) contiene normas y compromisos
multilaterales para el comercio internacional de servicios, y contiene algunas
excepciones como los suministrados en ejercicio de facultades gubernamentales.
Este último es el caso de las escuelas públicas.
Eugenio Cetina, de la Subsecretaría de
Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública, comentó que de las
425 instituciones de educación superior mexicanas con Reconocimiento de Validez
Oficial de Estudios, a la fecha sólo se tiene conocimiento de una que opera
bajo la propiedad de un consorcio extranjero.
Destacó también que el Plan
Nacional de Educación 2001-2006, al referirse a la alta calidad, abunda que la
internacionalización trasciende el comercio y afirma la cooperación. “Después
de todo –recalcó– la comercialización educativa no es un asunto nuevo; tampoco
la interacción formal y, en los hechos, nuestras principales instituciones de
educación superior, públicas y particulares, motu propio y sin excepción, han
establecido relaciones con instituciones homólogas en el extranjero, que
enriquecen sus capacidades hasta asumir una modalidad de ofertar programas
conjuntos.
Sylvie Didou Aupetit, del
Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico
Nacional, señaló: “Creo que debemos pensar en cómo van a reaccionar las
instituciones ante la creciente presencia de proveedores transnacionales. Aquí
me temo que estamos todavía en una espiral, no sé si de inercia o de negación
hacia el trabajo de reflexión al respecto, no circunscrito a la labor de
investigadores”.
Conjuntamente debe
reconfigurarse el sistema y entender que la oferta educativa es un conjunto de
instituciones que brindan servicios. Esta discusión debe ponerse a la orden del
día; eso se puede hacer desde la academia.
Por otra parte, Clyde Barrow,
de la Universidad de Massachusetts, al hacer un balance de los últimos 20 años
de la comercialización de la educación en Estados Unidos –vía librerías,
hoteles para estudiantes, comercios dentro de las universidades, los equipos de
fútbol, cafeterías– destacó que actualmente se ven dos tipos de instituciones
nuevas: las fundamentalmente con ánimo de lucro, que no tienen un campo
específico pero sí miles de estudiantes, y las corporativas –como la de
Motorola– quienes ya hasta dan títulos.
Ha crecido tanto el negocio de
la educación superior en Estados Unidos, aseguró, que es el único sector de la
economía que tiene un superávit frente a todos los demás, y no sólo es una
industria local, sino mundial. Lo cierto, agregó, es que en la comercialización
de la educación no participan las universidades más tradicionales, importantes
y prestigiosas; sobre todo predominan las empresas privadas.
Manuel Burga, rector de la
Universidad Nacional de San Marcos en Lima, Perú, resaltó que la universidad
pública debe enfrentar el problema de la masificación de la educación superior
que, en algunos casos, ha devenido en macro universidades, lo cual ha marcado
la calidad y el presupuesto. Esto hace que la presencia de la universidad
privada y la comercialización de los servicios educativos sean un reto y una
amenaza a considerar.
De ahí que propusiera las
siguientes acciones para la defensa de la educación como un bien público: una
nueva legislación universitaria, contar con más apoyo del Estado, su
modernización; lo cual significa nuevas especialidades y crear centros de
producción, por ejemplo, y fomentar una cultura de la solidaridad.
Más tarde, Eduardo Aponte,
asesor del presidente del Consejo de Educación Superior de Puerto Rico, destacó
que actualmente nos encontramos en la tercera etapa de la comercialización de
la educación, particularmente en el nivel superior.
Si bien este proceso puede ser
diferente, de acuerdo con las condiciones locales y regionales como esté
ubicado cada país, destacó, unas de sus características es que son
instituciones empresariales capaces de satisfacer la demanda con relativa
pertinencia y calidad.
Asimismo, los productos
ofertados son parte de una estrategia competitiva, la cual incorpora un gran
número de nuevas modalidades para estudiar aceleradamente y de forma asistida
por las nuevas tecnologías; son capaces de hacer dinero, acumular riqueza y
obtener financiamiento privado; y un gran número opera en el ámbito internacional,
entre otros.
En su oportunidad, Galo
Burbano López, director de la Asociación Superior Colombiana de Universidades,
dijo que una muestra de la importancia de la educación como negocio lo da el
resultado de una encuesta realizada en su país. Se llegó a la conclusión de que
la educación es la segunda actividad social que demanda avisos comerciales en
los periódicos, fenómeno que puede proyectarse a toda América Latina. Preocupa
que el alcance de esa inversión redunde en una merma de la calidad de la educación
superior.
Ello porque la educación
superior de nuestros países ha estado ausente de los procesos de negociación
que tienen que ver con la comercialización de sus productos. De ahí su
señalamiento de que debe trabajarse en ese punto.
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José F. Poblano, director general de
Negociaciones de Servicios de la Secretaría de Economía, dijo en la UNAM que el
Acuerdo General de Comercio de Servicios contiene normas y compromisos
multilaterales para el comercio internacional de servicios, así como algunas
excepciones, como las suministradas en el ejercicio de facultades
gubernamentales, como es el caso de las escuelas públicas
FOTO 3
Eugenio Cetina, de la Subsecretaría
de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública, comentó en la UNAM
que de las 425 instituciones de educación superior mexicanas con Reconocimiento
de Validez Oficial de Estudios, a la fecha sólo se tiene conocimiento de una
que opera bajo la propiedad de un consorcio extranjero
FOTO 4
Sylvie Didou
Aupetit, del Centro de Investigaciones y de Estudios Avanzados del Instituto
Politécnico Nacional, señaló en la UNAM que en México se debe pensar seriamente
en cómo reaccionarán las instituciones educativas ante la creciente presencia
de proveedores transnacionales
FOTO 6
Manuel Burga,
rector de la Universidad Nacional de San Marcos en Lima, Perú, propuso en la
UNAM las siguientes acciones para la defensa de la educación como un bien
público: una nueva legislación universitaria; contar con más apoyo del Estado;
su modernización, lo cual significa nuevas especialidades y crear centros de
producción, por ejemplo, y fomentar una cultura de la solidaridad.
FOTO 7
Eduardo Aponte,
asesor del presidente del Consejo de Educación Superior de Puerto Rico, destacó
que actualmente el mundo se encuentra en la tercera etapa de la
comercialización de la educación, que afecta particularmente al nivel superior
FOTO 8
Galo Burbano
López, director de la Asociación Superior Colombiana de Universidades, dijo en
la UNAM que en su país la educación es la segunda actividad social que demanda
avisos comerciales en los periódicos, fenómeno que puede proyectarse a toda
América Latina
Axel Didriksson,
director del Centro de Estudios sobre la Universidad, inauguró el Seminario de
Comercialización de la Educación. Reflexiones y Propuestas de Acción, el cual
se realizó en la UNAM