Boletín UNAM-DGCS-586
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al final del boletín
En una
proporción de nueve a uno, las mujeres recién nacidas presentan mayor
incidencia de displasia del desarrollo de la cadera que los hombres, y de no
ser atendidas en los primeros meses de vida, puede ocasionarles degeneraciones
articulares, dolor en la columna vertebral y limitación para la movilidad y el
crecimiento, afirmó Miguel Ángel Hernández Hernández, del Departamento de
Medicina Familiar de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Este
padecimiento –caracterizado por la presencia de luxaciones en esa
articulación–, a diferencia de lo que se pensaba con anterioridad, se produce
en el periodo perinatal, por lo que no debe considerarse luxación congénita de
cadera, manifestó el especialista.
Según el
Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), en nuestro país no se cuenta con
estadísticas precisas sobre este padecimiento; sin embargo, constituye la
primera causa de hospitalización en ortopedia pediátrica en todo el país.
La referencia en
México es de 2 a 6 infantes por cada mil niños nacidos vivos, según
estimaciones del INSP, quienes presentan la cadera y los muslos flexionados.
Esta posición provoca que a los bebés les falle la circulación sanguínea en esa
zona, lo cual da origen a una hiperlaxitud de ligamentos y, posteriormente, a
la luxación, dijo.
Aunque, abundó,
recientemente se observó que las hormonas maternas liberadas durante el trabajo
de parto –cuya finalidad es distender la pelvis para expulsar el producto–,
relajan de manera transitoria la cadera en el recién nacido, sobre todo en las
niñas.
La displasia,
indicó, se puede identificar desde que el bebé nace, pues luego de hacerle las
maniobras de ventilación, se procede a efectuar una revisión desde la cabeza
hasta los pies y esto incluye la cadera.
Además, lo común
es que esta luxación se dé, en la gran mayoría, entre niños normales, es decir,
en quienes no tienen ninguna alteración, y es minoría los pacientes que presentan
este trastorno congénito, precisó el académico universitario.
Consideró
importante que los médicos aprendan a detectar este padecimiento y pidan
consulta a ortopedia donde, para confirmar el diagnóstico, harán radiografías,
tomografías o resonancia magnética. También, explicó que dependiendo del grado
de luxación y de la etapa donde se encuentre el problema, se determina el tipo
de tratamiento.
Si se trata de
los primeros meses de vida, ejemplificó, se puede recomendar la utilización del
doble pañal, el arnés de Pavlik o la férula de Fredjka, con el propósito de
mantener las piernas abiertas y ambas rodillas en flexión, por un periodo que
puede oscilar entre dos y tres meses, abundó.
Si después de
este tiempo no se consigue mejoría, se procede a realizar una cirugía de
cadera; de ahí que lo ideal sea detectar la displasia en el nacimiento o
durante los primeros dos meses, subrayó el especialista en medicina familiar.
Comentó que
muchas veces este problema se descubre cuando el niño ya camina, porque lo hace
con los pies encontrados o se nota que una pierna es más larga que otra.
Finalmente,
señaló que cuando la displasia se identifica a tiempo, es tratada y se da
seguimiento al caso, se puede hablar de
más del 95 por ciento de pacientes que recuperan su movilidad normal.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
En una proporción
de nueve a uno, las mujeres recién nacidas presenta una incidencia mayor de
Displasia del desarrollo de la cadera que los hombres, afirmó Miguel Ángel
Hernández Hernández, del Departamento de Medicina Familiar de la Facultad de
Medicina de la UNAM.
FOTO 2
En general, la
luxación de cadera se presenta entre niños recién nacidos normales, sin ninguna
alteración congénita, indicó Miguel Ángel Hernández, académico de la Facultad de
Medicina de la UNAM.